“¿Y dónde está escondido tu tesoro, Hainuwele?” me pregunta, burlona, la más anciana del poblado. Se refiere, lo sé, a lo que siempre buscan los hombres cuando vuelven del combate. Mi tesoro, contesto, es suave como el musgo, dulce como leche de almendras, tiene el frescor de los helechos y sangra sin dolor hasta teñir […]