Dickinson, Emily

Emily Dickinson (1830-1886) fue una de las más grandes poetas de la historia y una precursora de la poesía moderna estadounidense. Su obra, que abarca casi 1800 poemas, se distingue por su originalidad formal y temática, su profundidad filosófica y psicológica y su sensibilidad hacia la naturaleza y la muerte. Dickinson escribió sus poemas en pequeños trozos de papel que guardaba en su casa de Amherst, Massachusetts, donde vivió recluida la mayor parte de su vida. Solo unos pocos poemas se publicaron en vida, y con muchas modificaciones editoriales. La mayoría se descubrieron después de su muerte, cuando sus familiares encontraron los manuscritos en su habitación. Dickinson recibió una educación muy avanzada para su época, que incluyó literatura, historia, religión, geografía, matemáticas, biología, griego y latín. Además, fue una autodidacta en música, botánica y astronomía. Su pasión por el conocimiento se refleja en sus poemas, que abordan una gran variedad de temas y referencias culturales. Dickinson fue una mujer independiente y rebelde, que cuestionó las normas sociales y religiosas de su tiempo. Nunca se casó ni tuvo hijos, y mantuvo una relación muy íntima con su cuñada Susan Gilbert, con quien se cree que tuvo un romance. Su obra ha sido reconocida como una de las más influyentes e innovadoras de la literatura universal.

Porta, Emilio

Emilio Porta es un escritor y periodista español, nacido en Madrid en 1954. Se licenció en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y posteriormente se trasladó a Inglaterra y Estados Unidos, donde residió durante varios años. Esta experiencia le aportó una visión amplia y abierta de la cultura, que considera en constante ósmosis y fusión. Ha escrito y publicado más de veinte libros, la mayoría de poesía, entre los que destacan Altar de los días parados (2003), Contrapensamientos (2008) y Corales (2010), con el que obtuvo el Premio Blas de Otero. También ha cultivado otros géneros como el relato, el ensayo, la novela y el teatro. Además de su labor literaria, ha trabajado como creativo publicitario, letrista de canciones para artistas como Ana Belén o Víctor Manuel y crítico literario y de cine para diversos medios de comunicación. Es el fundador y coordinador de la red mundial literaria Netwriters, que agrupa a más de mil escritores de diferentes países, y el Vicesecretario de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués, rumano y árabe.

Gutiérrez Albelo, Emeterio

Emeterio Gutiérrez Albelo fue un poeta y editor español que perteneció a la Generación del 27, un grupo de escritores que renovó la literatura española con su experimentación y su apertura a las vanguardias europeas. Nació en Icod de los Vinos, Tenerife, el 17 de agosto de 1904 y falleció en Santa Cruz de Tenerife el 6 de agosto de 1969. Su padre, Emeterio Gutiérrez López, fue el primer cronista oficial de Icod y director de varias publicaciones locales, donde el joven poeta publicó sus primeros versos. Estudió bachillerato y magisterio en la Universidad de La Laguna y ejerció como maestro en diferentes localidades de la isla. Su obra se caracteriza por la búsqueda de la belleza, el humor y la ironía, así como por la influencia del surrealismo y la vanguardia. Su primer libro editado fue Campanario de la primavera (1930), donde rompió con la estética modernista y mostró su originalidad y su sentido del humor. En él se encuentran poemas como “Adiós a la pipa” o “Luces en la noche”, que habían aparecido previamente en la revista Hespérides, dirigida por Eduardo Westerdahl. Su segundo libro fue Charlot (1931), un homenaje al personaje de Charles Chaplin, que reflejaba su admiración por el cine y su crítica social. En este libro se percibe la influencia del surrealismo y del humorismo negro, con poemas como “El hombre que se suicidó por amor” o “El hombre que se comió una bombilla”. Su tercer libro fue La isla del viento (1934), una obra que recogía sus impresiones sobre el paisaje y la cultura canarios, con un lenguaje poético y evocador. En él se encuentran poemas como “La isla del viento” o “El canto del guanche”, que expresan su identidad insular y su nostalgia por el pasado aborigen. Su cuarto libro fue El ángel de las violetas (1942), un libro que expresaba su amor por la naturaleza y su nostalgia por la infancia. En él se encuentran poemas como “El ángel de las violetas” o “La fuente del jardín”, que muestran su sensibilidad lírica y su delicadeza estética. Además de estos libros, Gutiérrez Albelo publicó otros poemarios como Enigma del invitado (1936), donde exploró el tema de la muerte y el misterio de la existencia, o Poemas para un tiempo de silencio (1968), donde reflexionó sobre el paso del tiempo y la soledad. También escribió ensayos, artículos periodísticos, cuentos infantiles y obras teatrales. Fue un gran difusor de la cultura y fundó o colaboró en diversas revistas literarias como Hespérides, La Rosa de los Vientos, Gaceta de Arte o Mensaje. Fue reconocido con varios premios y homenajes, entre ellos el Premio Canarias de Literatura en 1985. Emeterio Gutiérrez Albelo fue uno de los poetas más originales e innovadores de su generación. Su obra combina el humor con la emoción, lo cotidiano con lo fantástico, lo local con lo universal. Su voz sigue resonando hoy en día como una invitación a la poesía y a la vida.

Haikus de otoño

El haiku consiste en un poema breve de tres versos. El ritmo de los mismo se dividía en moras, teniendo en cuenta la distinción entre sílabas breves y largas, pero en castellano, ya que esa distinción no existe, lo computamos mediante sílabas, así los tres versos serán de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. Aunque no siempre los poetas cumplen con estas reglas tradicionales y se permiten diversas licencias a la hora de escribirlos. Otro caso diferente es el de las traducciones, pues es raro que coincidan los periodos fonéticos entre dos lenguas diferentes.

Este breve poema nos ha llegado de la tradición japonesa donde el arte de la brevedad alcanzó cotas sublimes. Sus contenidos pueden ser de lo más variado, aunque normalmente suelen estar relacionados con la naturaleza.

El hecho de que sean composiciones bastante pequeñas no está reñido con la riqueza de su contenido y mucho menos con su profundidad en los temas que traten, pues gracias a esa misma concisión se ejercita la capacidad de condensación y todas las palabras empleadas deben tener un sentido completo.

Escribir haikus es un ejercicio muy recomendable para toda persona con inquietudes poéticas, pues ayuda a desarrollar la capacidad de síntesis y a saber elegir las palabras que realmente sean necesarias.

Los haikus que hoy os presentamos tienen en común el tema del mes: otoño.

Francisco Diéguez

las hojas bailan
siempre que haya viento
sino, esperan 

el caminante
entre espigas en flor
corta camino

el árbol crece
amontonando al pie
hojas caducas

alejándose
acompaña al viento
la hoja seca

rasgan las hojas
con su suave caída
el aire quieto

las hojas secas
reciben el otoño
con remolinos
Dokushô Villalba

Impresionado por el bosque
amarillo ha llegado
el otoño.

¿Un ratón en patio?
¡Una hoja empujada
por el viento!

Primeras lluvias de otoño.
Se inclina el junco,
mecido por el viento.

Lluvia de otoño.
Bajo las mantas,
cuerpos calientes.

La lluvia quiebra
en mil círculos
el espejo del lago.

Terminada la tarea
el sol y los jornaleros
regresan a sus casas.

Hojas en llamas
rojas y amarillas
esta tarde de otoño.

Sin golondrinas,
la casa vacía.
Otoño.
Antonio Cruzans


Las hojas secas
son las nubes del otoño,
cubren el suelo.

Brazos desnudos
suplicando clemencia,
lluvia de hojas.

Otoño pinta
colores de verano
en frío cielo.

Charcos, espejos,
el cielo se repite
sobre la tierra.

Hoja, pájaro,
sus alas son de viento,
su fin el nido.

Cuando tú lloras,
otoño en mi pecho:
mi sol tus ojos.
Herme G. Donis


Sin hacer nada,
tirano, el tiempo crece.
Llega el otoño.

Hojas caídas,
compañeras del aire
para sus juegos.

Otoño en grises:
vegetal impudicia
tras la espesura.

Bashô


En una rama seca 
El cuervo posado 
Noche de otoño 

Kare eda ni 
karasu no tomarikeri 
Aki no kure

Issa 


Viento de otoño 
Quiere coger 
Las flores rojas 

Akikaze ya 
Mushiritagarishi 
Akai kana 

Luz del Olmo


En el otoño
las hojas amarillas
se difuminan.

Cierran sus párpados
las hojas del otoño.
¡Quieren dormir!

Tarde ambarina:
olmos, chopos, álamos.
Fuego de hojas. 

Hojas de otoño

“Hojas de otoño” (Autumn Leves) es una canción muy popular y conocida por todo el mundo. La versión original es francesa “Les feuilles mortes” (Las hojas muertas), basada en una partitura de Josph Kosma, compositor de origen húngaro, pero de nacionalidad francesa, alumno de Bartók, cuya canción más conocida fue “Les feuilles mortes”,  sobre un poema de Jacques Prévert, un gran poeta del surrealismo francés y cuyo estribillo se convirtió en un tema clásico del jazz con el título en inglés, “Autumn Leaves”.

La letra original era la siguiente:

Oh! je voudrais tant que tu te souviennes, 
des jours heureux où nous étions amis, 
en ce temps-là, la vie était plus belle, 
et le soleil plus brûlant qu'aujourd'hui. 

Les feuilles mortes se ramassent à la pelle, 
tu vois, je n'ai pas oublié. 
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle, 
les souvenirs et les regrets aussi. 

Et le vent du Nord les emporte,  
dans la nuit froide de l'oubli. 
Tu vois, je n'ai pas oubli 
la chanson que tu me chantais... 

C'est une chanson qui nous ressemble, 
toi qui m'aimais, moi qui t'aimais. 
Nous vivions tous les deux ensemble, 
toi qui m'aimais, moi qui t'aimais. 

Mais la vie sépare ceux qui s'aiment, 
tout doucement sans faire de bruit. 
Et la mer efface sur le sable, 
les pas des amants désunis. 

Les feuilles mortes se ramassent à la pelle, 
les souvenirs et les regrets aussi 
mais mon amour silencieux et fidèle 
sourit toujours et remercie la vie. 

Je t'aimais tant, tu étais si jolie. 
Comment veux-tu que je t'oublie ? 
En ce temps-là, la vie était plus Belle 
et le soleil plus brûlant qu'aujourd'hui. 

Tu étais ma plus douce amie 
mais je n'ai que faire des regrets 
et la chanson que tu chantais, 
toujours, toujours je l'entendrai !
Oh! De verdad, espero que recuerdes 
aquellos días en los que éramos amigos. 
En aquellos momentos la vida era más bella 
y el sol brillaba más que ahora. 

Las hojas secas se amontonan en el rastrillo. 
Como ves, no he olvidado... 
Las hojas secas en el rastrillo se amontonan, 
como lo hacen los recuerdos y lamentos, 

y el viento del norte los acarrea 
al olvido de la noche fría. 
Como ves, no he olvidado 
la canción que solías cantarme. 

Es una canción que nos asemeja. 
Tu me amabas y yo te amaba 
y ambos vivimos juntos. 
Tu me amabas y yo te amaba. 

Pero la vida separa a aquellos que se aman, 
suavemente, sin hacer ruido, 
y el mar borra de la arena 
las pisadas de los amantes separados. 

Las hojas secas se amontonan en el rastrillo 
como lo hacen los recuerdos y lamentos, 
pero mi amor, silencioso y fiel, 
siempre sonríe y esta agradecido de por vida. 

Te ame tanto, eras tan bella 
¿cómo quieres que te olvide? 
En aquellos momentos la vida era más bella 
y el sol brillaba más que ahora. 

Tú eras mi dulce amiga. 
Pero yo solo me he lamentado. 
Y la canción que solías cantar, 
siempre, siempre la escucho!

La primera versión data de 1945, a cargo de Yves Montand, cantante y actor francés de origen italiano, cuyo nombre original era Ivo Livi y cuyos padres, unos campesinos bastante pobres, se trasladaron de Italia a Francia huyendo del régimen fascista de Musolini. A partir de ahí Montand tuvo una vida digna de novela: creció en Marsella, donde trabajó de peluquero, de cargador en los muelles del puerto y como cantante de opereta en un music-hall, y allí lo descubrió Édith Piaf quien lo convirtió en su amante y le dio el impulso a su carrera musical. Pero donde realmente alcanzó el éxito fue en el cine. En 1951 se casó con la famosa actriz Simone Signoret, con quien vivió un matrimonio bastante estable, en apariencia, hasta la muerte de ella en 1985. Sin embargo a Montand se le conocen variados amoríos que llenaron las páginas de las revistas rosas de la época, por ejemplo, con Marilyn Monroe, concibiendo, incluso, su único hijo reconocido con su propia asistente. Montand murió en 1991 durante el rodaje de su última película. Aquí podemos oírlo en su versión de “Les feuilles mortes” que se dio a conocer en la película “Les portes de la Nuit” de 1946: 

El compositor estadounidense Johnny Mercer escribió la versión inglesa a la que tituló “Autumn Leaves” (Hojas de otoño) en 1947 y que fue interpretada por primera vez por la cantante Jo Stafford:

La version inglesa es la siguiente:

The falling leaves / Drift by the window / The autumn leaves / All red and gold / I see your lips / The summer kisses / The sunburned hands / I used to hold. / Since you went away / The days grow longer…  / And soon I’ll hear / Old winter songs / But I miss you most of all / My darling, when autumn leaves start to fall… / Since you went away / The days grow longer… / And soon I’ll hear / Old winter songs / But I miss you most of all / My darling, when autumn leaves start to fall…

La caída de las hojas / La deriva por la ventana / Las hojas de otoño / Todas de color rojo y oro / Veo tus labios / Los besos de verano / Las manos quemadas por el sol / Que yo solía tener. / Desde que te fuiste / Los días se hacen más largos … / Y pronto voy a escuchar / Viejas canciones de invierno / Pero te extraño, sobre todo, / Mi amor, cuando el otoño las hojas comienzan a caer … / Desde que te fuiste / Los días se hacen más largos … / Y pronto voy a escuchar / Viejas canciones de invierno / Pero te extraño, sobre todo, / Mi amor, cuando el otoño las hojas comienzan a caer …

Jo Elizabeth Stafford nació en Coalinga, California. Aunque en su juventud quería ser cantante de ópera, por lo que estudio canto en su infancia. Sin embargo, a causa de la Gran Depresión, abandonó esa idea y se unió a sus hermanas Christine y Pauline para formar un grupo vocal de música popular, «The Stafford Sisters», llegando a trabajar incluso con Fred Astaire. Cuando sus hermanas se casaron, el grupo se disolvió y Stafford se unió a un nuevo conjunto, The Pied Pipers, que llegó a ser muy popular trabajando tanto en radio como en cine. En 1944 Stafford dejó a The Pied Pipers para iniciar una carrera en solitario y comenzó trabajando para los soldados del frente en la Segunda Guerra Mundial, quienes le pusieron el mote de “Gi Jo”. En la década de 1950 consiguió varios éxitos junto a Frankie Laine que llegaron a estar en las listas de éxitos de los Estados Unidos. Pero su mayor esplendor como cantante lo consiguió junto a Weston. Falleció en Century City (Los Ángeles), California, en el 2008 a los 90 años de edad.

A partir de ese momento se fueron sucediendo las versiones de esta canción. En 1950, la controvertida y famosa cantante francesa Edith Piaf realizó dos versiones, una en francés y otra en inglés, para el programa radifónico “The Big Show”, dirigido por Tallulah Bankhead. Aquí podemos escuchar la versión en inglés de esta fabulosa cantante francesa:

En 1956 se estrenó la película “Las hojas de otoño”, protagonizada por Joan Crawford, donde puede escucharse esta canción interpretada por el sublime Nat King Cole:

Este tema también fue un referente importante para la música de jazz, incluso para los instrumentales, como podemos comprobar en la versión de 1958 del músico Julian «Cannonball» Adderley, con la contribución de Miles Davis, que apareció en el mítico álbum “Somethin’ Else”, grabado por el sello Blue Note que es considerado por la crítica como uno de los mejores álbumes de jazz de todos los tiempos:

Muchas han sido las versiones que se han hecho de esta canción a cargo de los más variopintos intérpretes, por lo que sería muy extenso, e incluso pesado, hacer una relación de todos ellos, pero, como ejemplos, podemos destacar algunos que, por diversas cuestiones, son dignos de mencionar.

Sin ir más lejos en el tiempo, allá por el año 1962, el insuperable Frank Sinatra nos regalaba con esta breve interpretación desde Royal Festival Hall de Londres. No se lo pierdan, vale la pena…

Tres años más tarde, la cantante francesa de voz dulce y aterciopelada François Hardy hizo esta versión de la que, según sus propias palabras, no quedó nada contenta y odiaba escuchar a causa del acompañamiento musical… Ustedes juzgarán…

En 1966, grabó su álbum “Je m’appelle Barbra” en lengua francesa, donde aparece una deliciosa versión de la canción que nos ocupa. Disfrútenla…

Otra francesa inmortal, Juliette Greco, realizó su propia aportación que en esta grabación podemos saborear en directo desde un concierto en Berlín en 1967:

Y ya por los años 70, la voz americana de la libertad y la revolución, Joan Baez, hizo su aportación a la gloria de este tema interpretándolo, con su estilo peculiar, en francés:

Claro que versiones siempre hay para todos los gustos y no me resisto a dejar en el olvido una totalmente rompedora de una de las cantantes más provocadoras de su época y creó escuela, como más tarde se ha visto. Me refiero a Grace Jones, quien nos la canta en francés dentro de su álbum “Fame”, de 1978. Es una versión un poco larga, pero os aconsejo que la escuchéis, es, simplemente, diferente…:

También hay interpretaciones en las que es difícil encontrar la original, como ocurre con la versión de la cantante de jazz y soul norteamericana Eva Cassidy, como podéis comprobar:

Y para concluir con la recopilación de versiones, he dejado para el final la de uno de los grandes del rock, Eric Clapton, el enorme guitarrista con voz opaca pero llena de sensibilidad, una voz otoñal, pero con experiencia que nos evoca otros momentos más primaverales de nuestras vidas… Esta grabación es bastante reciente, nada menos que del 2010… Comprobar que aunque su voz ha cambiado con el tiempo, no así su guitarra… los solos son magníficos…

Pero antes de despedirnos, me resisto a marcharme sin dejaros un poema. Se titula “Recuerdo y elegía de una canción francesa”, es de Jaime Gil de Biedma y, sí, habéis acertado, está dedicado a nuestra “Les feuilles mortes”. Deleitaros con él y hasta la próxima canción…

c' est une chanson
qui nous ressemble.
kosma y prévert: les feuilles mortes
Os acordáis: Europa estaba en ruinas.
Todo un mundo de imágenes me queda de aquel tiempo
descoloridas, hiriéndome los ojos
con los escombros de los bombardeos.
En España la gente se apretaba en los cines
y no existía la calefacción.

Era la paz -después de tanta sangre--
que llegaba harapienta, como la conocimos
durante cinco años.
Y todo un continente empobrecido,
carcomido de historia y de mercado negro,
de repente nos fue más familiar.

¡Estampas de la Europa de post-guerra
que parecen mojadas en lluvia silenciosa,
ciudades grises adonde llega un tren
sucio de refugiados: cuántas cosas
de nuestra historia próxima trajisteis, despertando
la esperanza en España, y el temor!

Hasta el aire de entonces parecía
que estuviera suspenso, como si preguntara,
y en las viejas tabernas de barrio
los vencidos hablaban en voz baja...
Nosotros, los más jóvenes, como siempre esperábamos
algo definitivo y general.

Y fue en aquel momento, justamente
en aquellos momentos de miedo y esperanzas
-tan irreales, ay- que apareciste,
oh rosa de lo sórdido, manchada
creación de los hombres, arisca, vil y bella
canción francesa de mi juventud!

Eras lo no esperado que se impone
a la imaginación, porque es así la vida,
tú que cantabas la heroicidad canalla,
el estallido de las rebeldías
igual que llamaradas, y el miedo a dormir solo,
la intensidad que aflige al corazón.

Cuánto enseguida te quisimos todos!
En tu mundo de noches, con el chico y la chica
entrelazados, de pie en un quicio oscuro,
en la sordina de tus melodías,
un eco de nosotros resonaba exaltándonos
con la nostalgia de la rebelión.

Y todavía, en la alta noche, solo,
con el vaso en la mano, cuando pienso en mi vida,
otra vez más sans faire du bruit tus músicas
suenan en la memoria, como una despedida:
parece que fue ayer y algo ha cambiado.
Hoy no esperamos la revolución.

Desvencijada Europa de post-guerra
con la luna asomando tras las ventanas rotas,
Europa anterior al milagro alemán,
imagen de mi vida, melancólica!
Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos,
aunque a veces nos guste una canción.

Machado, Antonio

Antonio Machado fue un poeta, dramaturgo y narrador español, nacido en Sevilla en 1875 y fallecido en Colliure, Francia, en 1939. Es considerado uno de los representantes más destacados de la generación del 98, un grupo de escritores que se preocuparon por la situación política, social y cultural de España a finales del siglo XIX y principios del XX. Su obra poética se caracteriza por una evolución desde el modernismo y el simbolismo hacia un intimismo personal y una reflexión filosófica sobre la existencia y la realidad española. Entre sus obras más importantes se encuentran Soledades. Galerías. Otros poemas (1907), Campos de Castilla (1912), Nuevas canciones (1924) y Juan de Mairena (1936). También escribió teatro en colaboración con su hermano Manuel, destacando obras como La Lola se va a los puertos (1929) o La duquesa de Benamejí (1932). Machado fue un hombre comprometido con su tiempo y con la República Española, participando activamente en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura durante la Guerra Civil. Su muerte en el exilio fue un símbolo del drama de la España dividida. Su poesía ha sido reconocida como una de las más influyentes y universales de la literatura española

Colinas, Antonio

Antonio Colinas es un escritor español nacido en La Bañeza (León) en 1946. Es poeta, novelista, ensayista, traductor y crítico literario. Pertenece a la generación del 70 o de los novísimos, aunque su obra tiene una personalidad propia que combina el clasicismo y la modernidad, la tradición y la innovación, el cosmopolitismo y las raíces. Estudió en la Universidad de Madrid y trabajó como lector de español en las universidades de Milán y Bérgamo. Ha vivido en diferentes lugares como Córdoba, París, Ibiza y Salamanca. Ha mantenido una estrecha relación con poetas como Vicente Aleixandre y María Zambrano, a los que ha dedicado estudios y homenajes. Ha publicado más de treinta libros de poesía, entre los que destacan Sepulcro en Tarquinia (1975), Noche más allá de la noche (1982), La viña salvaje (1985), Los silencios de fuego (1992), Tiempo y abismo (2002) y Canciones para una música silente (2015). Su obra poética ha sido recogida en el volumen Obra poética completa (2016). También ha escrito novelas como Un año en el sur (1985) o Larga carta a Francesca (1986), cuentos como Días en Petavonium (1994) o Leyendo en las piedras (2006), ensayos como Vicente Aleixandre y su obra (1977), Leopardi (1985), Tratado de armonía (1990) o Sobre la vida nueva (1996), memorias como El crujido de la luz (1999) o Memorias del estanque (2004) y traducciones de autores italianos como Giacomo Leopardi o Salvatore Quasimodo. Su obra ha sido reconocida con numerosos premios, como el Premio de la Crítica, el Premio Nacional de Literatura, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana o la Cruz de San Jordi. Su obra ha sido traducida a varios idiomas como el inglés, el francés, el italiano o el rumano.

Wonham, Anita

Anita Wonham es una guionista, productora, realizadora y directora de documentales en TVE, profesora de escritura creativa y guion audiovisual en el IORTV… y poetisa tardía. Ha colaborado en varios programas de radio y televisión, como, por ejemplo, “El escarabajo verde”, y ha participado en eventos literarios como los Viernes Poéticos y la Feria del Libro de Pozuelo. Sus poemarios más destacados son: “Rimas y Venenos” (2019), “Solo en ti” (2020), “Jaque a la Dama” (2021) y “Si me ves, llora” (2023). Es una poeta comprometida con la igualdad y el medioambiente, poseyendo una voz propia y original.

González, Ángel

Ángel González fue un poeta español de la Generación del 50, que se caracterizó por el uso de la ironía y el escepticismo para criticar la sociedad de posguerra, pero que, así mismo, compartía con ellos ciertas características, como: recuperación del aspecto estético del lenguaje, reflexiones metafísicas y existenciales, interés por la lírica intimista o el hecho de tener como referente a Antonio Machado. Ángel González nació en Oviedo en 1925 y sufrió las consecuencias de la Guerra Civil Española, que le marcó profundamente. Estudió magisterio, derecho y periodismo, y trabajó como funcionario y como profesor de literatura española contemporánea en Estados Unidos. Publicó su primer libro de poemas, Áspero mundo, en 1956, y recibió varios premios literarios, entre ellos el Príncipe de Asturias de las Letras en 1985 y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1996. Fue elegido miembro de la Real Academia Española en 1997. Los temas más importantes sobre los que gira la poesía de Ángel González son:  el amor, la guerra, la naturaleza y la vida. Murió en Madrid en 2008.