Villena, Fernando de

Fernando de Villena, granadino de nacimiento y vocación, es uno de los poetas más prolíficos y reconocidos de la literatura española contemporánea. Su formación como doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Granada y su pertenencia a la Academia de Buenas Letras de Granada le han otorgado un profundo conocimiento de la lengua y la cultura hispánicas, que se refleja en su obra. Su producción literaria abarca más de treinta libros de poesía, así como obras de narrativa y ensayo, que le han valido numerosos galardones, entre ellos el Premio Andalucía de la Crítica, el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla y el Premio Internacional de Poesía Generación del 27. Su poesía se inspira en la tradición clásica grecolatina y en la cultura mediterránea, pero también en el Siglo de Oro español, especialmente en la figura de Góngora, a quien ha dedicado varios estudios y homenajes. Entre sus poemarios más destacados se encuentran Pensil de rimas celestes, una recreación del universo gongorino; Soledades tercera y cuarta, una continuación imaginaria de las Soledades de Góngora; El libro de la esfinge, una reflexión sobre el enigma de la existencia; El Mediterráneo, un canto al mar que une civilizaciones; y La cripta de la resurrección, una meditación sobre la muerte y la vida eterna. Fernando de Villena es, sin duda, un poeta que combina erudición y belleza, tradición e innovación, en una voz única e inconfundible.

García Lorca, Federico

Federico García Lorca, nacido en el pueblo granadino de Fuente Vaqueros el 5 de junio de 1898, fue un genio de las letras españolas del siglo XX. Su talento se manifestó en diversos géneros literarios y artísticos, como la poesía, el teatro, la prosa y la música. Fue uno de los máximos exponentes de la generación del 27, un grupo de escritores que renovó la literatura española con su creatividad y su compromiso con la realidad social y cultural de su época. Entre sus obras más célebres se encuentran Romancero gitano, una colección de poemas que refleja el mundo y la cultura gitana con un lenguaje simbólico y musical; Poeta en Nueva York, un libro de versos que denuncia la deshumanización de la gran ciudad y expresa el dolor y la angustia del poeta ante la injusticia y la violencia; Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba, tres dramas que retratan la tragedia de la vida rural española, marcada por el honor, la represión y el destino; y Diván del Tamarit, un conjunto de poemas inspirados en la poesía árabe clásica, que abordan temas como el amor, la muerte y el tiempo. El estilo de García Lorca se caracteriza por la combinación de elementos tradicionales y vanguardistas, la expresión de los sentimientos y las pasiones humanas, el uso de símbolos e imágenes sugerentes y la musicalidad y el ritmo de sus versos. Su vida estuvo marcada por su sensibilidad artística, su compromiso social y político, su homosexualidad y su trágica muerte a manos de los sublevados durante la guerra civil española. Fue fusilado en Víznar, Granada, el 18 o 19 de agosto de 1936, sin que se haya podido esclarecer el lugar exacto ni las circunstancias de su asesinato. Su legado ha sido reconocido y admirado por numerosos escritores, artistas e intelectuales de todo el mundo.

Haikus de otoño

El haiku consiste en un poema breve de tres versos. El ritmo de los mismo se dividía en moras, teniendo en cuenta la distinción entre sílabas breves y largas, pero en castellano, ya que esa distinción no existe, lo computamos mediante sílabas, así los tres versos serán de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. Aunque no siempre los poetas cumplen con estas reglas tradicionales y se permiten diversas licencias a la hora de escribirlos. Otro caso diferente es el de las traducciones, pues es raro que coincidan los periodos fonéticos entre dos lenguas diferentes.

Este breve poema nos ha llegado de la tradición japonesa donde el arte de la brevedad alcanzó cotas sublimes. Sus contenidos pueden ser de lo más variado, aunque normalmente suelen estar relacionados con la naturaleza.

El hecho de que sean composiciones bastante pequeñas no está reñido con la riqueza de su contenido y mucho menos con su profundidad en los temas que traten, pues gracias a esa misma concisión se ejercita la capacidad de condensación y todas las palabras empleadas deben tener un sentido completo.

Escribir haikus es un ejercicio muy recomendable para toda persona con inquietudes poéticas, pues ayuda a desarrollar la capacidad de síntesis y a saber elegir las palabras que realmente sean necesarias.

Los haikus que hoy os presentamos tienen en común el tema del mes: otoño.

Francisco Diéguez

las hojas bailan
siempre que haya viento
sino, esperan 

el caminante
entre espigas en flor
corta camino

el árbol crece
amontonando al pie
hojas caducas

alejándose
acompaña al viento
la hoja seca

rasgan las hojas
con su suave caída
el aire quieto

las hojas secas
reciben el otoño
con remolinos
Dokushô Villalba

Impresionado por el bosque
amarillo ha llegado
el otoño.

¿Un ratón en patio?
¡Una hoja empujada
por el viento!

Primeras lluvias de otoño.
Se inclina el junco,
mecido por el viento.

Lluvia de otoño.
Bajo las mantas,
cuerpos calientes.

La lluvia quiebra
en mil círculos
el espejo del lago.

Terminada la tarea
el sol y los jornaleros
regresan a sus casas.

Hojas en llamas
rojas y amarillas
esta tarde de otoño.

Sin golondrinas,
la casa vacía.
Otoño.
Antonio Cruzans


Las hojas secas
son las nubes del otoño,
cubren el suelo.

Brazos desnudos
suplicando clemencia,
lluvia de hojas.

Otoño pinta
colores de verano
en frío cielo.

Charcos, espejos,
el cielo se repite
sobre la tierra.

Hoja, pájaro,
sus alas son de viento,
su fin el nido.

Cuando tú lloras,
otoño en mi pecho:
mi sol tus ojos.
Herme G. Donis


Sin hacer nada,
tirano, el tiempo crece.
Llega el otoño.

Hojas caídas,
compañeras del aire
para sus juegos.

Otoño en grises:
vegetal impudicia
tras la espesura.

Bashô


En una rama seca 
El cuervo posado 
Noche de otoño 

Kare eda ni 
karasu no tomarikeri 
Aki no kure

Issa 


Viento de otoño 
Quiere coger 
Las flores rojas 

Akikaze ya 
Mushiritagarishi 
Akai kana 

Luz del Olmo


En el otoño
las hojas amarillas
se difuminan.

Cierran sus párpados
las hojas del otoño.
¡Quieren dormir!

Tarde ambarina:
olmos, chopos, álamos.
Fuego de hojas. 

Diego, Gerardo

Gerardo Diego Cendoya, nacido en Santander el 3 de octubre de 1896 y fallecido en Madrid el 8 de julio de 1987, fue un poeta y musicólogo español encuadrado en la Generación del 27. Doctorado en Lengua y Literatura por la Universidad de Madrid en 1920, impartió clases como profesor de instituto en diversas ciudades de la geografía española. Durante la década de 1920 comenzó a escribir poesía de vanguardia y experimental, uniéndose a los movimientos ultraístas y creacionistas. Las localizaciones donde residía inspiraron muchos de sus trabajos como: Imagen (1922), Soria (1923) o Versos humanos (1925). Sin embargo, con posterioridad, se dedicó a una poesía más religiosa: Via crucis (1931) y Ángeles de Compostela (1940). Aunque se considera que sus mejores obras fueron dos de sus últimos poemarios: Alondra de verdad (1941), un diario en 42 sonetos con un tono más clásico y tradicional, y Paisaje con figuras (1956). En 1979 le fue entregado el Premio Cervantes compartido con Jorge Luis Borges.