Martínez Morán, Francisco José

Nacido en el corazón de Madrid en 1981, Francisco José Martínez Morán no es solo un poeta y académico, sino un explorador de las emociones humanas. Con un doctorado en Literatura Comparada por la prestigiosa Universidad de Alcalá de Henares, su pluma ha dado vida a una serie de poemarios que han resonado en el mundo literario.

Entre sus obras más destacadas se encuentran “Variadas posiciones del amante” (2006), una obra que le valió el reconocimiento del Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande, y “Tras la puerta tapiada” (2009), que fue galardonada con el XXIV Premio de Poesía Hiperión. No menos impresionantes son sus trabajos “Obligación” (Polibea, 2013) y “Tacha” (Renacimiento, 2018).

Pero la poesía no es su único campo de juego. Martínez Morán también ha incursionado en la prosa, publicando una colección de relatos cautivadores titulada “Peligro de vida” (El Gaviero, 2010), así como una novela, “Amistades comunes” (Baile del Sol, 2018).

Lo que realmente distingue a Martínez Morán es su estilo único y personal. Sus obras son un viaje a través de las emociones, sensaciones y vivencias humanas, presentadas con una belleza interior límpida y una capacidad para iluminar y representar de manera nueva, sutil e inesperada las emociones y vivencias humanas. Cada palabra, cada frase, es un reflejo de su habilidad para capturar la esencia de la experiencia humana de una manera que pocos pueden igualar.

Gálvez, Francisco

Francisco Gálvez es un poeta español nacido en Córdoba en 1945 y que posee una variada obra poética que ha sido reconocida con diversos premios. Muchos de sus libros se pueden encontrar en varios idiomas y algunos de sus poemas han sido musicados. Gálvez es fundador de la revista de poesía “Antorcha de Paja” (1973-1983), una de las más representativas de la generación del 70. Su variado estilo poético ha evolucionado a lo largo del desarrollo de su obra, pues si en libro Tránsito (1994), que fue galardonado con el Premio Editorial Anthropos de Poesía 1993, se refiere a un sujeto sublimado que se pronunciaba a través de la reflexión discursiva, en El hilo roto, (2001) acoge múltiples voces que se escuchan implícitamente en las respuestas del contestador automático, mientras que en El paseante, con el que recibió  el Premio Ciudad de Córdoba Ricardo Molina de 2005, alcanza una singular capacidad simbolizadora en la escrutación de espacios físicos e imaginarios. Su poesía atiende a registros variados y ha sido influenciada por francés Gaston Bachelard y su poética del espacio, que refiere a cómo los espacios que habitamos influyen en nuestra imaginación y en nuestra percepción del mundo. Los rasgos más esenciales de su trabajo poético son la cercanía a todo lo que le rodea, su inconformismo crítico y su perspectiva personal, aunque su yo siempre se mantiene en un segundo plano. Por lo tanto, la poesía de Gálvez ha evolucionado desde una reflexión discursiva hacia una exploración de la cotidianidad y la simbolización de espacios físicos e imaginarios. A lo largo de esta evolución, ha mantenido un enfoque crítico y una cercanía a su entorno, reflejando una variedad de temas en su poesía.

One, de U2

Cuando en mi decimoquinto cumpleaños mi hermano me regaló uno de los mis primeros discos de vinilo con los que comencé mi colección “vintage”, no podía imaginar que iba a descubrir a un grupo que marcaría bastante mi inclinación musical. Aquellos cuatro tipos treintañeros, de aspecto atractivo y desafiante, que se habían creado una merecida fama de rebeldes pacifistas y defensores de las causas imposibles de los más desfavorecidos durante la década de los ochenta, se habían despedido de su público en su ciudad natal, Dublín, en 1989, tras el gran éxito obtenido con su álbum The Joshua Tree. En cambio ahora volvían con mucha más fuerza, sabiduría y decisión, tras un largo calvario de dos años y duras y complicadas sesiones de grabación, donde la unión estuvo muy cerca de disolverse, pero con su séptimo álbum, Achtung Baby, donde los ritmos eran más palpitantes y las melodías se cargaban de electricidad y se comenzaron a escuchar por las discotecas donde yo dejaba pasar las horas más frenéticas de mi juventud, pero sobre todo una canción por encima de las otras se introdujo en mí para formar parte de la banda sonora de mi vida, me refiero a “One”, la cual, producida por Brian Eno y Daniel Lanois, como el resto del disco y gran parte de los trabajos de la banda, es uno de sus temas más representativos y ha llegado a ser un himno para muchos, quienes ven en esta canción una oda a la amistad.

Como ya habréis deducido los enteradillos en estos recovecos de partituras y pentagramas, me refiero al ya mítico grupo U2, una banda de rock irlandés que fue creada por cuatro chavales de bachillerato allá por el año 1976: El vocalista Paul Hewson, más conocido como “Bono”, el guitarrista David Evans (The Edge), el bajista Adam Clayton y el percusionista y actor Larry Mullen.

“One”, según palabras del mismo Bono, el autor de la letra, “es una canción de amistad y camaradería”, sin embargo, se ha querido encontrar en ella distintas interpretaciones y orígenes, algunas bastante dispares. Por ejemplo, con la aparición de su primer vídeo oficial, el versionado por Anton Crobijn y que fue rodado en Berlín, cuyos beneficios fueron en parte destinados a la lucha contra el SIDA, algunos críticos pensaron que se trataba de las confesiones de un joven gay enfermo de VIH a su padre:

Aunque, leyendo detenidamente la letra, estas afirmaciones parecen querer rizar el rizo y buscar algunas connotaciones, tal vez malintencionadas, que quizá no tenga… Está claro que aparece una voz protagonista que se dirige a otra persona y comienza con una serie de preguntas las cuales nos la descubren como un ser angustiado, que sufre por una relación o por una pérdida, pero ¿podría referirse a sí mismo?:

Is it getting better, or do you feel the same?
Will it make it easier on you, now you got someone to blame?
¿Te sientes mejor, o te sientes igual? 
¿Será más fácil para ti, ahora que puedes culpar a alguien? 

Este punto es duro, la verdad, pues tal vez se refiera a alguien que tenga un sentimiento de culpabilidad por algo, que no le deja ser feliz, pero no nos aclara nada, ni quién es, ni qué pasa… Sigamos:

You say one love, one life, when it's one need in the night. 
Tú dices un amor, una vida, cuando es una necesidad en la noche.

Se afirma que un amor es una vida, pero luego llega una contradicción, ya que sólo es una necesidad en la noche, ¿para quién?… ¿para el que habla?… ¿para el que escucha? ¿En general?…

One love, we get to share it 
Leaves you baby if you don't care for it. 
Un amor, que llegamos a compartirlo, 
te deja si tú no cuidas de él. 

En este punto, aunque la cosa parezca más clara, puede inducirnos a diferentes equívocos: ¿de qué tipo de amor habla?… ¿Realmente está hablando con otra persona o es una mera reflexión?…

Did I disappoint you or leave a bad taste in your mouth? 
You act like you never had love and you want me to go without.” 
¿Te decepcioné o te dejé un mal sabor en la boca? 
Actúas como si nunca tuvieras amor y quieres que yo prescinda de ello.

Parece que se van descartando el resto de las posibilidades y se va clarificando el del amor familiar, el de padres e hijos, pues estos versos llevan una gran carga de reproche que es más común en las relaciones filiales. Tengamos en cuenta que Bono perdió a su madre, Rankin Hewson, quien murió a causa de un aneurisma cerebral cuando él sólo tenía catorce años. Desde entonces vivió bajo la tutela de su padre, con el que nunca, al parecer, tuvo una excelente conexión. Fue un joven rebelde y conflictivo, e incluso tuvo que ser cambiado de colegio por lanzarle excremento de perro a una profesora, precisamente la de español, y no acabó sus estudios, como hubiera sido el deseo de su familia, buscando pronto el camino de la música, puesto que a los 16 años formó parte de una banda llamada Feedback, compuesta por Larry Mullen, David Evans (The Edge), Dick Evans y Adam Clayton, de la cual, años después, surgiría U2. Así púes, estas líneas tienen todo el aspecto de una discusión entre padre e hijo, aunque todavía no se pueda descartar por completo cualquier otra hipótesis. Más adelante continúa:

Well, it's too late tonight to drag the past out into the light. 
We're one, but we're not the same. 
We get to carry each other, carry each other... one.
Bien, es muy tarde esta noche para sacar el pasado a la luz. 
Somos uno, pero no somos lo mismo.
Conseguimos llevarnos el uno al otro, llevarnos el uno al otro ... uno. 

Aunque ahora parece más claro la relación familiar y que esta canción es como un reproche, como una llamada de atención, como la petición de alguna respuesta, no podemos descartar todavía la hipótesis de la reflexión…

Have you come here for forgiveness?
Have you come to raise the dead? 
Have you come here to play Jesus to the lepers in your head?
¿Has venido aquí a por el perdón? 
¿Has venido para resucitar a los muertos? 
¿Has venido aquí para jugar a Jesús con los leprosos en tu imaginación? 

Una presencia tras una prolongada ausencia que se intuye, con su vuelta retorna el pasado, pero ¿para qué?… ¿acaso espera que ocurra algún milagro?… Como vemos, cada vez más tiene el aspecto de una discusión familiar, no es tan frecuente este tipo de reproches entre amigo o amantes…Incluso parece alejarse de la reflexión y del monólogo…

Did I ask too much, more than a lot?
You gave me nothing, now it's all I got.
We're one, but we're not the same.
Well, we hurt each other, then we do it again.
¿Te pedí demasiado, más que demasiado? 
Tú no me diste nada, ahora es todo lo que tengo. 
Somos uno, pero no somos lo mismo. 
Bien, nos herimos el uno al otro, una y otra vez.

Creo que las dudas se nos aclaran y se va apareciendo ante nosotros la típica imagen de un padre y un hijo discutiendo sobre el pasado y sobre el presente y defendiendo el derecho particular del futuro, pero, claro, un padre y un hijo que han vivido una situación especial, llena de vacíos, de silencios, de actitudes equívocas, etc., que ahora salen como proyectiles lanzados contra el otro con la intención de derrotar, de humillar, de hacer daño…

You say love is a temple, love a higher law.
Love is a temple, love the higher law.
You ask me to enter, but then you make me crawl
and I can't be holding on to what you got, when all you got is hurt.
Tú dices que el amor es un templo, el amor una ley superior. 
El amor un templo, el amor la ley superior. 
Me pides que entre, pero luego haces que me arrastre 
y yo no puedo agarrarme a lo que tienes, cuando todo lo que tú tienes es dolor.

Y aquí le sale toda la amargura al hijo, todos los reproches que lleva guardados… Pero ahora me surge otra duda: ¿podría estar expresando una duda de fe?… “el amor es un templo, dice, una ley superior, pero cuando me pides que entre, haces que me arrastre” …Duras palabras… “no puedo agarrarme a lo que tienes porque todo lo que tienes es dolor” …

One love, one blood, one life, you got to do what you should.
One life with each other: sisters, brothers.
One life, but we're not the same.
We get to carry each other, carry each other.
One, one.
Un amor, una sangre, una vida, tienes que hacer lo que debes. 
Una vida con los otros: hermanas, hermanos. 
Tenemos la oportunidad de llevarnos unos a otros, llevarnos unos a otros.
Una vida, pero no somos lo mismo. 
Uno, uno.

En cambio, en esta última estrofa aparece de nuevo el tono reflexivo y da la sensación de dirigirse más a un ser superior, a un destino, parece como el lamento de una frustración, la imagen de un vacío… El grito sobre un mundo que no es amable, en el que reina el dolor, la tristeza, la injusticia…

Es realmente una letra confusa y desconcertante, en la que pueden caber diferentes puntos de vista, por supuesto, pero la cual es así premeditada y nunca, ni su autor ni los compañeros, han querido desentrañar su significado.

U2 tocó esta canción por primera vez en vivo el 29 de febrero de 1992 en Florida. Al año siguiente se formó una superbanda especial formada por el grupo R.E.M., y dos componentes de U2, Larry Mullen y Adam Clayton, llamada Automatic Baby quienes interpretaron “One” en un concierto de la MTV ante el presidente de los Estados Unidos  Bill Clinton:

Una de las últimas versiones de la canción fue la realizada por U2 junto a Mary J. Blige, que posteriormente fue tocada en los Grammys del 2006, y que apareció en el álbum de esa cantante, The Breakthrough.

Pero quiero cerrar este artículo con una última versión especial, la de Johnny Cash, el famoso cantante country norteamericano, quien a la edad de 69 años la incluyó en su trabajo definitivo, allá por el año 2001, donde parece darnos, en parte, la razón a nuestro anterior comentario, aunque da la sensación de querer ir mucho más lejos…

Brines, Francisco

Francisco Brines fue un poeta español que perteneció al grupo poético de los años 50, junto con otros autores como Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente o Ángel González. Su obra se caracteriza por una profunda reflexión sobre el tiempo, la vida, el amor y la muerte, con un tono elegíaco y una gran sensibilidad lírica. Algunos de sus libros más destacados son Las brasas (1960), Palabras en la oscuridad (1966), El otoño de las rosas (1986) o La última costa (1995). Recibió numerosos premios y reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Poesía, el Premio Nacional de las Letras Españolas, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Premio Miguel de Cervantes, que le fue entregado por los reyes de España en su casa de Oliva, poco antes de su fallecimiento el 20 de mayo de 2021.

Bejarano, Francisco

El poeta y escritor español Francisco Bejarano nació en Jerez de la Frontera en 1945. Su poesía se caracteriza por la musicalidad del verso, el equilibrio entre la belleza poética y la emoción, y los temas de la desilusión del amor, el paso del tiempo y el ensalzamiento de lo infantil. Ha publicado varios libros de poesía, entre los que destacan Transparencia indebida (1977), Las tardes (1988), que recibió el Premio de la Crítica Española, y Un juego peligroso (2011). También ha escrito ensayos, como Manual del escritor y del lector modernos (2000), y libros sobre la cultura y la historia de Jerez, como El Jerez de los bodegueros (2004). Es codirector de la revista literaria Fin de siglo y director de la revista Contemporáneos, además de colaborar como columnista en diversos periódicos de la provincia de Cádiz. Es académico de número de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras de Jerez. Su obra ha sido traducida al francés, italiano, inglés y alemán. Su poesía gira alrededor de varios temas entre los que destacan: La desilusión del amor, donde expresa su dolor, su nostalgia y su desengaño por el amor perdido o no correspondido. El paso del tiempo, reflexionando sobre el transcurrir de la vida, la fugacidad de la felicidad, el envejecimiento y la muerte. El ensalzamiento de lo infantil, recuperando la mirada inocente y lúdica de la infancia, el juego, la fantasía y la ilusión.

La poesía como ficción

Anxiety (1984) de Edward Munch

Cuando nos acercamos a un poema lírico y tratamos de averiguar, con las dificultades que ello conlleva y suponiendo que se pueda averiguar, qué quiere decirnos el poeta con esos versos siempre tratamos de dar una explicación basada en la ideología que sabemos que tiene el autor, en los acontecimientos biográficos que rodean la creación, en los hechos históricos que se suceden durante la época en la que se prolonga la escritura… Es decir, siempre que tratamos de dar una explicación lo hacemos recurriendo a datos extralingüísticos que no están presentes en el poema en sí, sino que más bien rodean al mismo y a su creación. No estoy diciendo que ello sea un error, yo mismo lo he hecho en la gran mayoría, o mejor dicho todos los artículos que he escrito aquí. Ni siquiera pienso que esté mal, pues es cierto que muchas veces llegaremos a buen puerto a través de este tipo de análisis. Eso sí, el hecho de pensar que todos los poemas son expresiones del estado de ánimo del poeta no induce a error en muchas ocasiones.

La utilización de esos datos extralingüísticos nos lleva a dar interpretaciones relacionadas directamente con la realidad circundante al autor de la composición, o lo que es lo mismo, en ningún momento pensamos, ni por casualidad, que es probable que lo que se nos dice en esos versos sea una mera creación ficticia que nada tenga que ver con la vida del autor, sino que tan solo es su imaginación la que ha creado todo lo que se plasma en el poema.

Abordemos este tema desde otro ángulo probablemente más cercano para la gran mayoría de lectores y de esta forma podrá ser mejor entendido. Imaginemos una obra narrativa cualquiera, me da igual que sea El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, una obra realista de Galdós o Blasco Ibáñez, una novela rusa del siglo XIX, el Ulises de Joyce, las novelas fantásticas de Tolkien, los cuentos de los hermanos Grimm… Siempre que abordamos la lectura de ellas lo hacemos pensando de antemano que nos encontramos ante una ficción narrativa creada por un escritor en su imaginación, pese a que puede o no tener una base real, unos personajes en parte reales o unos escenarios pertenecientes a este mundo. Siempre, siempre, abordamos la lectura como la introducción dentro de un mundo más o menos ficticio: más ficticio cuando lo contado se aleje mucho de la realidad y menos ficticio cuando se cuenta algo más cercano. Por ejemplo, una obra de Vicente Blasco Ibáñez como La barraca sería considerada por sus lectores contemporáneos como una historia poco ficticia, pues se muestra un mundo muy similar al que los rodea en su día a día, con unos personajes descritos de forma similar a sus vecinos ¿Por qué? Simplemente por el hecho de que de antemano y con toda la razón se enfrentan, nos enfrentamos, a la lectura de las obras narrativas como puras ficciones. Por supuesto, ello no quita que a través de esas historias ficticias se denuncien o cuenten situaciones del mundo actual o pasado, por ejemplo, como ocurre con todas las novelas que actualmente se publican en torno a episodios de la Guerra Civil. Pero ¿a que no tomamos esas historias como ciertas y reales sino como ficciones creadas por el escritor a partir de unos datos reales? Ahí es donde quiero ir a parar.

Volvamos a la poesía. ¿Por qué abordamos la lectura de poemas líricos pensando siempre que se están contando los sentimientos y/o emociones de un yo lírico que normalmente identificamos con el escritor?, es decir, ¿Por qué pensamos que ese yo poético que aparece en los versos es el poeta?, ¿Por qué no leemos lírica pensando que no existe relación entre ellos? Se puede crear una obra lírica que plasme emociones y sentimientos en un yo poético que no tienen nada que ver con las emociones y sentimientos que tiene el autor, es decir, podemos crear poesía lírica ficticia, al igual que creamos obras narrativas ficticias. Por supuesto que el autor dejará algunos rasgos de su personalidad en los versos, al igual que los novelistas, dramaturgos o cuentistas los dejan en las historias que viven sus personajes. Eso es inevitable, pues todavía nadie ha creado un solo texto totalmente objetivo, ya que siempre aparecen las huellas del autor en uno u otro sentido.

Por tanto, pensar que el yo poético es siempre el poeta es tan descabellado como pensar que Tolkien es Légolas, Frodo o Gandalf, que Cervantes es Don Quijote y que Bram Stoker es el mismísimo Conde Drácula. Sin embargo, tampoco debemos estar en la postura del extremo contrario y pensar que nunca hay coincidencia entre ellos.

Teniendo claro lo dicho hasta este punto, considero que lo más conveniente es presentar una serie de ejemplos. Para empezar, me gustaría proponer un poema titulado “Albada” de Jaime Gil de Biedma, uno de los mayores representantes de la poesía española de la llamada Generación del 50, formada por aquellos poetas que nacieron poco antes de la Guerra Civil y cuya infancia se desarrolla en esta y los primeros años del franquismo. Su poesía bebe directamente de los poetas sociales, aunque su ideología literaria se aleja bastante de la denuncia social en sí:

ALBADA

Despiértate. La cama está más fría
y las sábanas sucias en el suelo.
Por los montantes de la galería
              llega el amanecer,
con su color de abrigo de entretiempo
              y liga de mujer.

Despiértate pensando vagamente
que el portero de noche os ha llamado.
Y escucha en el silencio: sucediéndose
hacia lo lejos, se oyen enronquecer
los tranvías que llevan al trabajo.
               Es el amanecer.

Irán amontonándose las flores
cortadas, en los puestos de las Ramblas,
y silbarán los pájaros -cabrones-
desde los plátanos, mientras que ven volver
la negra humanidad que va a la cama
               después de amanecer.

Acuérdate del cuarto en que has dormido.
Entierra la cabeza en las almohadas,
sintiendo aún la irritación y el frío
               que da el amanecer
junto al cuerpo que tanto nos gustaba
               en la noche de ayer,

y piensa en que debieses levantarte.
Piensa en la casa todavía oscura
donde entrarás para cambiar de traje,
y en la oficina, con sueño que vencer,
y en muchas otras cosas que se anuncian
                desde el amanecer.

Aunque a tu lado escuches el susurro
de otra respiración. Aunque tú busques
el poco de calor entre sus muslos
medio dormido, que empieza a estremecer.
Aunque el amor no deje de ser dulce
                 hecho al amanecer.

-Junto al cuerpo que anoche me gustaba
tanto desnudo, déjame que encienda
la luz para besarte cara a cara,
                 en el amanecer.
Porque conozco el día que me espera,
                 y no por el placer 

Relacionemos este poema con lo dicho anteriormente. Nuestra intuición lírica nos lleva a pensar que el protagonista del poema, el yo lírico que cuenta el mágico despertar al lado de la persona “que anoche me gustaba / tanto desnudo”, es el propio poeta, es decir, Jaime Gil de Biedma. Mi pregunta es: ¿Por qué debe ser él y no puede ser un personaje creado para ser protagonista de una historia ficticia? Pienso que no tenemos por qué pensar que el escritor y el yo lírico comparten identidad, ya que, pese a que en este caso puede ser así, también puede no serlo y en manos del lector las mismas pruebas existen para probar que sea Gil de Biedma como para probar que no lo es. Por tanto, las mismas razones tenemos para leerlo en clave ficticia como hacerlo pensando que es el poeta. Aunque nuestra intuición lírica nos lleve a hacerlo de esta última forma ¿por qué no contradecir a nuestra intuición?

Quiero proponer ahora un poema de un autor de la misma Generación, Ángel González, cuyo título es “Cumpleaños”:

CUMPLEAÑOS

Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en el aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!

Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.

De nuevo la doble vía de interpretación. En esta reflexión sobre el paso del tiempo que toma como pretexto para crearse el cumpleaños del yo lírico cabría preguntarse si las preocupaciones de este eran también del propio Ángel González o tan solo fueron una mera invención del poeta, que tuvo la idea de plasmar por escrito el miedo de un yo lírico a envejecer. De nuevo tenemos las mismas pruebas para probar una y otra cosa, por tanto, de nuevo podemos leerlo como ficción o como plasmación de los sentimientos del poeta.

Crucemos el Charco hasta Chile para leer al Premio Cervantes de Literatura, Nicanor Parra:

CARTAS A UNA DESCONOCIDA

Cuando pasen los años, cuando pasen 
los años y el aire haya cavado un foso 
entre tu alma y la mía; cuando pasen los años 
y yo sólo sea un hombre que amó, 
un ser que se detuvo un instante frente a tus labios, 
un pobre hombre cansado de andar por los jardines, 
¿dónde estarás tú? ¡Dónde 
estarás, oh, hija de mis besos!

En este breve poema epistolar, si atendemos a su título, el yo lírico se cuestiona dónde estará su amada cuando pasen los años y “el aire haya cavado un foso / entre tu alma y la mía”. Ese “ser que se detuvo un instante frente a tus labios”, puede no ser Nicanor Parra, como podemos pensar si le hacemos caso a nuestra intuición poética (¡maldita engatusadora ¡). Comparemos: el yo lírico tiene las mismas posibilidades de ser Nicanor Parra que Vladimir Nabokov de ser Humbert Humbert, protagonista de Lolita.

Mantengámonos en América Latina, pero viajemos al primer tercio de siglo XX para proponer un poema de uno de los más grandes literatos peruanos, César Vallejo:

EL POETA A SU AMADA 

Amada, en esta noche tú te has crucificado
sobre los dos maderos curvados de mi beso;
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,
y que hay un viernes santo más dulce que ese beso.

En esta noche clara que tanto me has mirado,
la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.
En esta noche de setiembre se ha oficiado
mi segunda caída y el más humano beso.

Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;
se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;
y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.

Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos;
ni volveré a ofenderte.  Y en una sepultura
los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.

Demos un paso más en esta teoría. En este poema el título relaciona de forma directa a poeta y yo lírico: “El poeta a su amada”, ¿Es esto suficiente como para afirmar que esta correspondencia es perfecta? No, rotundamente. En literatura existe la autoficción, un procedimiento que provoca que autor, narrador y protagonista compartan la misma identidad, como por ejemplo ocurre en Soldados de Salamina de Javier Cercas, sin embargo, estas obras no cuentan historias reales de sus autores. La propia palabra lo dice: autoficción, es decir, ficción propia, de y sobre uno mismo. En este sentido, muchos narradores introducen elementos autobiográficos en sus obras que hacen que compartan parte de su identidad con el protagonista y narrador de la novela, sin embargo, la gran mayoría de sucesos que se narran poco o nada tienen que ver con lo que realmente ha sucedido, lo que provoca una enorme cantidad de juegos entre ficción y realidad. Este mismo juego puede estar proponiendo Vallejo con el título haciendo creer que él mismo, el poeta, es el protagonista de lo contado a una amada que también existe o existió. ¿Por qué no pensar esto? Al fin y al cabo, ya sabéis que: las mismas posibilidades tenemos de afirmar esto que de decir que lo narrado es la expresión de una vivencia y unos sentimientos del poeta.

Aguirre, Francisca

La poeta y escritora española Francisca Aguirre Benito nació en Alicante el 27 de octubre de 1930 y falleció en Madrid el 13 de abril de 2019). En 2018, recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas. Hija de una familia de artistas, se formó de manera autodidacta, aprendiendo de sus padres en la infancia y leyendo incansablemente en su adolescencia. Al finalizar la Guerra Civil, tuvo que irse exiliada a Francia con su familia, pero su padre, el pintor Lorenzo Aguirre, fue condenado a muerte por la dictadura franquista y ejecutado a garrote vil en 1942. Ya de regreso a España, en la década de los 50 comenzó a frecuentar las tertulias del Ateneo de Madrid y el Café Gijón, donde se relacionó con escritores y poetas como Luis Rosales, Gerardo Diego, Miguel Delibes, Antonio Buero Vallejo, entre otros. Conociendo en esas reuniones al que sería su esposo a partir de 1963, el poeta Félix Grande. La obra poética de Francisca Aguirre se caracteriza por la denuncia social y política, la reivindicación feminista y la defensa de los derechos humanos. Su primer poemario Ítaca (1972) recibió el premio Leopoldo Panero. Otros títulos destacados son: Los trescientos escalones (1981), La herida absurda (1995), Historia de una anatomía (2001) o Quédate con nosotros (2011).

Villena, Fernando de

Fernando de Villena, granadino de nacimiento y vocación, es uno de los poetas más prolíficos y reconocidos de la literatura española contemporánea. Su formación como doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Granada y su pertenencia a la Academia de Buenas Letras de Granada le han otorgado un profundo conocimiento de la lengua y la cultura hispánicas, que se refleja en su obra. Su producción literaria abarca más de treinta libros de poesía, así como obras de narrativa y ensayo, que le han valido numerosos galardones, entre ellos el Premio Andalucía de la Crítica, el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla y el Premio Internacional de Poesía Generación del 27. Su poesía se inspira en la tradición clásica grecolatina y en la cultura mediterránea, pero también en el Siglo de Oro español, especialmente en la figura de Góngora, a quien ha dedicado varios estudios y homenajes. Entre sus poemarios más destacados se encuentran Pensil de rimas celestes, una recreación del universo gongorino; Soledades tercera y cuarta, una continuación imaginaria de las Soledades de Góngora; El libro de la esfinge, una reflexión sobre el enigma de la existencia; El Mediterráneo, un canto al mar que une civilizaciones; y La cripta de la resurrección, una meditación sobre la muerte y la vida eterna. Fernando de Villena es, sin duda, un poeta que combina erudición y belleza, tradición e innovación, en una voz única e inconfundible.

Grande, Félix

Félix Grande fue uno de los grandes poetas españoles del siglo XX, perteneciente a la Generación del 50, que también destacó como narrador y crítico literario. Su vida estuvo marcada por el amor a la poesía, al flamenco y a su familia. Nació en 1937 en Mérida, una ciudad extremeña con un rico patrimonio histórico, pero se crio en Tomelloso, un pueblo manchego famoso por sus cuevas y sus vinos. Allí conoció la dura realidad del campo, donde su abuelo trabajaba como cabrero, y la violencia de la posguerra, donde su padre ejercía como guardia de asalto. Desde muy joven sintió una gran pasión por el flamenco, llegando a ser un virtuoso de la guitarra y acompañó a grandes figuras del cante como Juanito Valderrama o Antonio Mairena. Sin embargo, su vocación literaria le llevó a abandonar los escenarios y dedicarse por completo a la escritura. Se trasladó a Madrid, donde conoció a la que sería su esposa y compañera de vida, la poeta Francisca Aguirre, hija del pintor Lorenzo Aguirre. Juntos tuvieron una hija, Guadalupe Grande, que también se dedicaría a la poesía. Formaron una familia unida por el arte y el compromiso social. Su obra poética se caracteriza por su lenguaje sencillo y directo, su tono coloquial y su capacidad para expresar sentimientos universales. Algunos de sus libros más destacados son Las piedras del cielo, Biografía, La cabellera de la Shoá o Los versos del varón de piedra. Por ellos recibió importantes galardones como el Premio Adonáis, el Premio Casa de las Américas, el Premio Nacional de Poesía o el Premio Nacional de las Letras Españolas. También cultivó la narrativa, con obras como Mestizo, El libro de los abrazos o La balada del abuelo Palancas, donde reflejó sus experiencias personales y su visión crítica de la realidad española. Además, fue un reconocido flamencólogo y escribió ensayos sobre García Lorca, Paco de Lucía y Camarón de la Isla, entre otros.Félix Grande falleció en Madrid en 2014 a causa de un cáncer de páncreas, dejando un legado literario y humano que lo sitúa entre los grandes escritores españoles contemporáneos. Su obra ha sido traducida a varios idiomas y ha sido objeto de numerosos estudios y homenajes.

Azúa, Félix de

Félix de Azúa es mucho más que un escritor español. Es un académico de la lengua, un poeta que se atrevió a romper moldes, un novelista que exploró las facetas más absurdas y humillantes de la condición humana, un ensayista que iluminó las artes y la cultura con su mirada aguda y crítica, un filósofo que cuestionó los dogmas y las certezas, y un profesor que transmitió su pasión por la estética. Su obra abarca diversos géneros y estilos, pero siempre con una voz propia, original y provocadora. Su andadura literaria comenzó con la poesía, en la que se inscribió dentro de la llamada generación de los novísimos, un grupo de jóvenes poetas que renovaron el panorama poético español en los años sesenta y setenta. Sus versos son fríos y herméticos, cargados de símbolos y alusiones culturales, que expresan una visión desolada y nihilista del mundo. Algunas de sus obras poéticas más destacadas son Cepo para nutria (1968), El velo en el rostro de Agamenón (1970), Lengua de cal (1978) y Farra (2009). Pero Félix de Azúa no se conformó con ser solo poeta. También se adentró en el mundo de la narrativa, donde demostró su maestría para crear personajes e historias que reflejan la complejidad, la ironía y el sarcasmo de la realidad contemporánea. Sus novelas son una mezcla de humor, crítica social, reflexión filosófica y experimentación formal. Entre ellas sobresalen Historia de un idiota contada por él mismo (1986), Diario de un hombre humillado (1987), Cambio de bandera (1991) y Autobiografía sin vida (2010). Además, Félix de Azúa es un reconocido ensayista, que ha abordado temas tan variados como el arte, la política, la religión, la ética o la educación. Sus ensayos son eruditos pero accesibles, rigurosos pero amenos, lúcidos pero polémicos. Algunos ejemplos son Diccionario de las artes (2002), La invención de Caín (2011) y La pasión domesticada (2016). Félix de Azúa también ha ejercido una notable influencia en el ámbito periodístico y cultural, como colaborador habitual de los diarios El País y El Periódico de Catalunya, donde ha escrito artículos sobre temas de actualidad con su estilo mordaz e irreverente. Félix de Azúa es, en definitiva, uno de los escritores más relevantes e interesantes del panorama literario español actual. Su obra es una invitación a pensar, a sentir, a reír y a sorprenderse.