Aquellas vacaciones de Pascua, como todos los años, volví al hogar… Nada extraordinario ni fuera de lo normal: la abuela besuqueándome cada diez minutos, mis hermanos minándome la paciencia y mis padres la moral… las saliditas nocturnas con las amigas, las que quedan solteras, y algún ligue esporádico de los de no volver a ver… ¡gracias a Dios!… Pero está bien, porque, a fin de cuentas, son las personas que quiero y dan color a mi vida… Y ya hasta el verano… si no me surge algo antes…
Sin embargo, esta vez fue diferente y no por algo circunstancial o esporádico, sino por un hecho que tarde o temprano se veía venir: me he hecho mayor… je, je, je… y mis padres ya no me trataban como a una niña, y las conversaciones ya eran serias y trascendentales, y las bromas y los chistes ya no resultaban tan inocentes… y mis guapos hermanitos, grandotes y con voz grave llena de gallos y el rostro repleto de granos, me miran de forma distinta e incluso con un poco de reparo… Y entonces descubrí algo de todos ellos que yo intuía, pero que jamás antes supe ver: también eran unos seres humanos como todos… ¡Increíble!
Ocurrió que les comenté mi colaboración en esta página y que debía buscar una canción y un tema para este mes a lo que, sorprendentemente, mi padre se interesó bastante y comenzó a hablarme de grupos, cantantes, canciones y temas que yo jamás hubiera pensado que él conociera. Entusiasmada ante este milagro, me dejé llevar por la corriente y descubrí que ambos, ¡incluida mi madre!, poseían una sapiencia musical mucho más vasta de la que yo jamás hubiese sospechado… Y aquella tarde supe que él había peinado rastas y ella vestido minifaldas y escondía tatuajes, que se habían conocido entre los vapores de maría en algún macroconcierto y que habían viajado hasta ciudades lejanas sólo por ver en directo a algunos melenudos que hacían furor en su época… e incluso en la nuestra…
Y así, mi padre, tan generoso como siempre, me prestó la idea de este mes: “¿Conoces a Bob Marley?”- Preguntó. “¡Papá, por Dios! ¿Quién no conoce a Bob Marley?” – Respondí con mucha dignidad ofendida. “Tu abuela, por ejemplo.” … Pero debo decir que incluso en este punto tengo mis dudas…
Nació Bob Marley, cuyo nombre real era el de Robert Nesta Marley Booker, en un pequeño pueblo, Nine Mile, que debía su nombre a que solamente ocupaba nueve millas, al Norte de la paradisiaca isla caribeña de Jamaica, a escasos tres kilómetros de la capital, Kingston, un 6 de febrero de 1945. Hijo de una jovencita del lugar, Cedella Booker, quien tenía 17 años cuando quedó embarazada de Bob, prendada por el uniforme de la infantería de marina inglesa que vestía su padre, llamado Norval Marley, uno de los escasos jamaicanos blancos procedente de una familia colonial llegada de Essex, bastante más mayor que ella y al que su hijo prácticamente ni conoció. Este hecho tuvo como resultado el color indefinido que Bob lucía en su piel y que le acarrearía las burlas y desprecios por parte de los negros como de los blancos, porque cuando se es mestizo, no se pertenece del todo a ninguna parte…
Su infancia fue rica en pobreza y miserias, con su madre trabajando de sol a sol para sacarlo adelante en una casa donde no había ni agua ni electricidad. Pero nada de esto le preocupó a Bob quien siempre sintió indiferencia hacia cualquier tipo de discriminación, tanto racial como económica y, cuando le preguntaban, él siempre decía ser negro porque era la única parte de su origen familiar del que había recibido amor.
Y hablando de amor, Cedella se enamoró de otro hombre, el cual tenía otro hijo, Bunny Wailer, el mejor amigo y compañero de Bob con el que, además de compartir una hermana, participaron en un mismo destino dentro de la música.
Bob y Bunny viajaron a la capital para buscarse la vida y allí conocieron a Peter Tosh (Winston Hubert McInthos) con quien formaron el grupo Wailing Wailers (gritos de protesta) y a partir de ese momento ya entra en la historia de la música de la que os hablaré en otro artículo… porque aquí nos vamos a detener solamente en una canción, “Redemption Song”, la cual, como su título indica, es un grito de libertad y un canto a la vida:
“Los viejos piratas, sí, me robaron; fui vendido a los barcos mercantes, minutos después de que me cogieran del pozo sin fondo. Pero mi mano fue hecha fuerte por la mano del Todopoderoso. Avanzamos en esta generación triunfantemente. ¿No me ayudarás a cantar estas canciones de libertad? Pues son todo lo que he tenido siempre: canciones de redención, canciones de redención. Emancipaos de la esclavitud mental; nadie salvo nosotros mismos puede liberar nuestras mentes. No tengáis miedo de la energía atómica, pues ninguno de ellos puede parar el tiempo. ¿Por cuánto más matarán a nuestros profetas, mientras nos quedamos a un lado y miramos? ¡Oh! Algunos dicen que es sólo una parte de eso: tenemos que completar el libro…”
“Redemption Song” apareció en el álbum Uprising, que fue el último de Bob Marley & The Wailers. Bob escribió este tema en 1979 y ya sabía que iba a morir del cáncer que le consumía… Este tema es diferente del resto de los de Bob porque tiene cierto aire folklórico y es una grabación acústica donde destaca la voz del cantante, simplemente acompañada de la guitarra y sin ningún acompañamiento orquestal.
La letra de la canción se basa en los ideales del movimiento rastafari, una corriente surgida en los barrios marginales de Kingston en la década de los años treinta del pasado siglo, este pensamiento se basa en ideales tanto socio-culturales como religiosos y tuvo mucho éxito entre la población negra más desfavorecida, descendiente de los esclavos africanos quienes reivindican, además de sus derechos sociales y políticos, una vuelta, más metafórica que real, al origen, al África de donde procedían y, para ello, crearon un mundo de fantasía donde su principal icono era, ni más ni menos, que el dictador etíope Haile Selassie I, al cual consideraban como una reencarnación de Dios… Pero de esto, vuelvo a repetir, hablaremos más detenidamente en el artículo correspondiente.
Esta canción ha sido catalogada por la revista Rolling Stone como una de las mejores de la música popular de todos los tiempos… afirmación, como siempre, bastante arriesgada…
El caso es que ésta fue un canto de despedida, como el del pájaro espino, basada en la doctrina rastafari de amor, igualdad y comprensión que predicaba el pastor jamaicano Marcus Garvey. Aquí Bob Marley, en sus últimos días, puede exponer sus más profundos sentimientos y por ello lo hace de una manera incluso intimista, como si hablara consigo mismo, como si fuera una mera reflexión, por lo que, a pesar de los temas típicos que todo el mundo encuentra en ella, como la esclavitud, la libertad, etcétera, podemos encontrar algo mucho más profundo, sobre todo cuando dice: “Emancipate yourselves from mental slavery; // none but ourselves can free our mind.” (Emancipaos de la esclavitud mental;/ nadie salvo nosotros mismos puede liberar nuestras mentes). Donde tal vez Bob, en esos momentos, estuviera más allá del bien y del mal, más allá de toda atadura terrenal, más allá de cualquier pasión, porque ya era consciente de su propia muerte inminente y podía pedir esa libertad suprema sin miedos ni ataduras…
Old pirates, yes, they rob I;
Sold I to the merchant ships,
Minutes after they took I
From the bottomless pit.
But my hand was made strong
By the ‘and of the Almighty.
We forward in this generation
Triumphantly.
Won’t you help to sing
These songs of freedom? –
‘Cause all I ever have:
Redemption songs;
Redemption songs.
Emancipate yourselves from mental slavery;
None but ourselves can free our minds.
Have no fear for atomic energy,
‘Cause none of them can stop the time.
How long shall they kill our prophets,
While we stand aside and look? Ooh!
Some say it’s just a part of it:
We’ve got to fulfil de book.
Won’t you help to sing
These songs of freedom? –
‘Cause all I ever have:
Redemption songs;
Redemption songs;
Redemption songs.
Emancipate yourselves from mental slavery;
None but ourselves can free our mind.
Wo! Have no fear for atomic energy,
‘Cause none of them-a can-a stop-a the time.
How long shall they kill our prophets,
While we stand aside and look?
Yes, some say it’s just a part of it:
We’ve got to fulfill de book.
Won’t you help to sing
These songs of freedom? –
‘Cause all I ever had:
Redemption songs –
All I ever had:
Redemption songs:
These songs of freedom,
Songs of freedom.
El 23 de octubre de 1938, el diario bonaerense La Nación recibió un poema de Alfonsina Storni titulado Voy a dormir, que decía así:
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme puestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera,
una constelación, la que te guste,
todas son buenas; bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes,
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides. Gracias... Ah, un encargo,
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...
Dos días después, en la mañana del 25 de octubre, Alfonsina se suicidaba en la playa de La Perla, de Mar del Plata. Tenía 46 años y estaba enferma de cáncer de mama, dejaba un hijo de 27 años y una interesante obra poética y dramática. Este poema fue su despedida…
En realidad, esta fue una muerte anunciada… Ya hacia mediados de 1935 aparecieron editados sus libros Mascarilla y trébol y una Antología poética, donde aparecían sus poemas preferidos, como una recopilación final, definitiva. Curiosamente, envió Mascarilla y trébol a un certamen poético y preguntó al Director de la Comisión General de Cultura “¿Y si uno muere, a quién le pagan el premio?” Otro hecho bastante indicativo fue cuando, en esos últimos días, quiso ir a la casa de su amiga Fifí, en Real de San Carlos, pero aquella se excusó porque tenía invitados, a lo que Alfonsina respondió: “Tenés miedo de que muera en tu casa.” Días después se encontró con la poetisa Abella Caprile a quien le confesó que su neurastenia le estaba dando verdaderos problemas y que sólo pensaba en suicidarse. El 18 de octubre viajo hasta el Mar del Plata, desde allí le escribió dos cartas a su hijo Alejandro que le hicieron a éste levantar sospechas sobre sus intenciones, en las cuales le decía que los dolores en el brazo eran insoportables… El día 20 de octubre, jueves, lo pasó escribiendo, a pesar de su malestar, al sábado siguiente, 22 de octubre, envió los correos… y el martes por la mañana, unos obreros de la Dirección de Puertos encontraron su cuerpo flotando en el agua de la playa… y un zapato olvidado sobre los hierros de la escollera.
Mucho se ha escrito sobre los dos últimos versos de su último poema:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...
Pero ellos han sabido guardar el secreto que encerraban y, a pesar de todas las suposiciones, sólo ella podría desvelar su significado. Esa es la magia del poeta: llevarse a la tumba algo que todo quisieran desvelar… Las palabras de un poeta son puro misterio para el resto de los humanos…
Alfonsina Storni Martignoni nació en Sala Capriasca, una localidad de los cantones de habla italiana de Suiza, un día todavía no determinado entre el 22 y el 29 de mayo de 1892. Cuatro años después, su familia emigró a Argentina para no volver jamás a Europa. Su padre, Alfonso Storni, era un hombre melancólico, extraño y bebedor, como ella dejó reflejado en su poema A mi padre:
Que por días enteros, vagabundo y huraño
no volvía a la casa, y como un ermitaño
se alimentaba de aves, dormía sobre el suelo
y sólo cuando el Zonda, grandes masas ardientes
de arena y de insectos levanta en los calientes
desiertos sanjuaninos, cantaba bajo el cielo.
Este hombre se estableció en Rosario como regente de un bar donde Alfonsina trabajó de camarera durante su adolescencia.
Sin embargo, la imagen que tiene de su madre era muy diferente, pues la veía desde una perspectiva melancólica, llena de tristeza y resignación femenina:
No las grandes verdades yo te pregunto, que
no las contestarías; solamente investigo
si, cuando me gestaste, fue la luna testigo,
por los oscuros patios en flor, paseándose.
Y si, cuando en tu seno de fervores latinos
yo escuchando dormía, un ronco mar sonoro
te adormeció las noches, y miraste, en el oro
del crepúsculo, hundirse los pájaros marinos.
Porque mi alma es toda fantástica, viajera,
y la envuelve una nube de locura ligera
cuando la luna nueva sube al cielo azulino.
Y gusta, si el mar abre sus fuertes pebeteros.
Arrullada en un claro cantar de marineros
mirar las grandes aves que pasan sin destino.
Su madre, Pulina Martignoni, tuvo que abrir una academia de clases particulares en Rosario para mantener a la familia a causa del alcoholismo del padre y del fracaso del restaurante que éste puso en marcha. Alfonsina no tuvo más remedio que encargarse de sus hermanos pequeños y ayudar a la economía familiar lavando platos y trabajando de costurera. En otro fragmento de un poema dice de su madre:
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
de mi casa materna… Ah, bien pudieran ser
a veces, en mi madre apuntaron antojos
de liberarse, pero se le subió a los ojos
una honda amargura, y en la sombra lloró.
Posiblemente de esta época germinara en ella esa rebeldía feminista y ese afán de independencia que le acompañó hasta sus últimos días. Pero es que Alfonsina nació así, rebelde, inconformista, traviesa… Ya desde pequeña tenía problemas por ser bastante mentirosa y se inventaba sucesos que la metían a ella y a su familia en problemas, como incendios, robos o asesinatos imaginados. Hasta una vez invitó a sus compañeras a unas vacaciones en una finca que no existía…
Pero Alfonsina fue creciendo y madurando y su afán de libertad fue haciéndose más grande con ella. Se independizó de la familia y realizó diversos trabajos para mantenerse: fabricante de gorras, repartidora de volantes y, finalmente, actriz en un grupo de teatro, volviendo al final de esta aventura junto a su madre, quien había contraído matrimonio por segunda vez. Posteriormente viajo a Corondas, una ciudad de la provincia de Santa Fe, donde acabó sus estudios como maestra rural, pagándose la estancia con su trabajo de celadora del centro, tenía entonces 17 años… Y en 1911 se trasladó a Buenos Aires, donde tuvo su hijo, de padre desconocido, y donde comenzó su carrera como escritora. Pero el camino no fue fácil y primero tuvo que trabajar como secretaria de publicidad en una empresa importadora de aceite de oliva, donde ella se sentía verdaderamente desdichada:
«[...] estoy encerrada en una oficina; me acuna una canción de teclas; las mamparas de madera se levantan como diques más allá de mi cabeza; barras de hielo refrigeran el aire a mis espaldas; el sol pasa por el techo, pero no puedo verlo; bocanadas de asfalto caliente entran por los vanos y la campanilla del tranvía llama distante. Clavada en mi sillón, al lado de un horrible aparato para imprimir discos, dictando órdenes y correspondencia a la mecanógrafa, escribo mi primer libro de versos, un pésimo libro de versos. ¡Dios te libre, amigo mío, de La inquietud del rosal! Pero lo escribí para no morir».
Cuando publica su primer libro, La inquietud del rosal, tenía 24 años y fue ésta una colección de poemas en los que dejaba entrever su condición de mujer joven repleta de deseos y la situación que vivía como madre soltera, aunque jamás tuvo ningún complejo por ello. Este primer libro tuvo muy poco éxito pues la crítica lo acusó de inmoral, costándole incluso el puesto de trabajo, sin embargo, le sirvió para entrar en los círculos literarios y conocer a poetas tan importantes como el nicaragüense Rubén Darío y al uruguayo José Enrique Rodó, comenzando a colaborar en la revista literaria Caras y Caretas. En 1918 publicó su poemario Dulce daño, del cual podemos leer el poema Nocturno:
Es muy dulce el silencio de esta hora;
hay algo en el jardín que tiembla y llora.
Oh, ven, que entre tus manos haré almohada,
para apoyar mi testa desolada.
Te esperaré en nuestro banco
y por gustarte vestiré de blanco.
No esperes, al llegar, que yo me mueva
de la glorieta que nos finge cueva.
Me lo suele impedir el corazón
que a tus pasos se pone en desazón.
Mi corazón está tan castigado
que como un vaso morirá trizado.
Si algún día entre tus brazos se me aquieta,
tú, que tienes instinto de poeta,
Ponme sobre las sienes muchas rosas
con tus mano delgadas y nerviosas.
Las sentiré caer como un suspiro
desde el silencio azul de mi retiro.
¿No sabes que la muerte es la dulzura
jamás gustada en nuestra vida impura?
¡Oh, si fuera el allá silencio eterno
ni sol de enero, ni quietud de invierno!
Estoy cansada de escuchar sonidos;
me molestan y me ofenden tantos ruidos..
El cerebro me pesa como un cuervo
clavado adentro por destino acerbo.
y tengo tal deseo de dormir...
Oh, qué hermoso, qué hermoso no sentir.
¡Oh, dejarse llevar sin voluntad
como una estrella por la inmensidad!
No saber de uno mismo; ser el ave;
llevar las alas sin buscar la clave.
No esperes que se aquiete el corazón;
mátalo tú en un rapto de pasión.
Esta noche, mi bien, y no mañana.
¡Es tan dulce esta hora vesperiana!
Aquí, entre flores pálidas y mustias
que se mueren también por mis angustias.
No tardes esta noche, amado mío...
el cielo se ha nublado; tengo frío...
No tardes esta noche que estoy sola . .
y tiemblo... tiemblo... soy una corola.
Esto es amor, esto es amor:
yo siento en todo átomo vivo un pensamiento.
y soy una y soy mil;
todas las vidas ¡pasan por mí;
me muerden sus heridas.
y no puedo ya más;
en cada gota de mi sangre
hay un grito y una nota.
y me doblo, me doblo bajo el peso
de un beso enorme, de un enorme beso.
En esta época, Alfonsina se introdujo en los mundillos socialistas y colaboró activamente en la ayuda de los niños europeos de los países invadidos por Alemania en la Primera Guerra Mundial, lo que le supuso el reconocimiento de la embajada Belga en Argentina. En 1920 ganó su primer premio literario con Languidez, lo que le llevó hasta Montevideo donde escribió el poema Un cementerio que mira al mar:
Decid, oh muertos, ¿quién os puso un día
así acostados junto al mar sonoro?
¿Comprendía quien fuera que los muertos
se hastían ya del canto de las aves
y nos han puesto muy cerca de las olas
porque sintáis del mar azul, el ronco
bramido que apavora?
Os estáis junto al mar que no se calla
muy quietecitos, con el muerto oído
oyendo cómo crece la marea, y aquel
mar que se mueve a nuestro lado, es la
promesa no cumplida, de una Resurrección.
El viento, en primavera, suavemente,
desde la barca que allá lejos pasa,
os trae risas de mujeres ... Tibio
un beso viene con la risa, filtra
la piedra fría, y se acurruca, sabio,
en vuestra boca y os consuela un poco.
Pero en noches tremendas, cuando aúlla
el viento sobre el mar y allá a lo lejos
los hombres vivos que navegan tiemblan
sobre los cascos débiles, y el cielo
se vuelca sobre el mar en aluviones,
vosotros, los eternos contenidos,
no podéis más, y con esfuerzo enorme
levantáis las cabezas de la tierra.
Y en un lenguaje que ninguno entiende
gritáis: Venid, olas del mar, rodando,
venid de golpe y envolvednos como
nos envolvieron, de pasión movidos,
brazos amantes. Estrujadnos, olas,
movednos de este lecho donde estamos
horizontales, viendo cómo pasan los
mundos por el cielo, noche a noche.
Entrad por nuestros ojos consumidos,
buscad la lengua, la que habló, y movedla,
¡echadnos fuera del sepulcro a golpes!
Y acaso el mar escuche, innumerable,
vuestro llamado, monte por la playa,
¡y os cubra al fin terriblemente hinchado!
Entonces, como obreros que comprenden,
se detendrán las olas y leyendo
las lápidas inscriptas, poco a poco
las moverán a suaves golpes, hasta
que las desplacen, lentas, y os liberten.
¡Oh, qué hondo grito el que daréis, qué
enorme grito de muerto, cuando el mar nos
coja entre sus brazos, y os arroje al seno
del grande abismo que se mueve siempre!
Brazos cansados de guardar la misma
horizontal postura; tibias largas,
calaveras sonrientes: elegantes
fémures corvos, confundidos todos,
danzarán bajo el rayo de la luna
la milagrosa danza de las aguas.
Y algunas desprendidas cabelleras.
Rubias acaso, como el sol que baje
curioso a veros, islas delicadas
formarán sobre el mar y acaso atraigan
a los pequeños pájaros viajeros.
Por aquella época comenzó su relación con el escritor Horacio Quiroga, no muy bien vista por la madre de éste dada la reputación que tenía Alfonsina, pero que duró hasta 1927, cuando él conoció a la que sería su segunda esposa, María Elena Bravo. No se sabe a ciencia cierta cuál fue el grado de esta relación, pero la poetisa le dedicó un sentido poema tras el suicidio de éste donde se presagia su propia muerte:
Morir como tú, Horacio, en tus cabales,
y así como en tus cuentos, no está mal;
un rayo a tiempo y se acabó la feria...
Allá dirán.
Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte
que a las espaldas va.
Bebiste bien, que luego sonreías...
Allá dirán.
En 1927 estrena su primera obra de teatro, El amo del mundo, que fue un rotundo fracaso y no aguantó más de tres días en cartel. En los años treinta realiza dos viajes a Europa con su amiga Blanca de la Vega, intentando olvidarse de sus problemas mentales. Al regreso del último de sus viajes se descubre un tumor en el pecho, del cual le operan con éxito y es curada parcialmente, pero a partir de ese momento su ya débil equilibrio psicológico se deterioró más y vivió sus últimos años atemorizada por la idea de la muerte. Se retrae y apenas sale a la calle, hasta el día de su triste final.
Alfonsina es una voz que defiende la libertad artística e individual, sobre todo de la mujer. Activista contra lo supremo masculino, busca el amor y lo vive plenamente, pero reivindicando su feminidad y luchando por la igualdad entre sexos, como en el poema Tú me quieres alba, donde ataca la hipocresía de la virginidad femenina y no la masculina:
Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada
ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.
Tú que hubiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.
Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del Engaño
vestido de rojo
corriste al Estrago.
Tú que el esqueleto
conservas intacto
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡me pretendes alba!
Huye hacia los bosques,
vete a la montaña;
límpiate la boca;
vive en las cabañas;
toca con las manos
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;
duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
con salitre y agua;
habla con los pájaros
y lévate al alba.
Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.
Poema este que ha bebido en las fuentes inspiradoras de Sor Juana Inés de la Cruz con su Hombres necios. Este mismo tema podemos encontrar en Hombre pequeñito:
Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
suelta a tu canario que quiere volar.
Yo soy tu canario, hombre pequeñito,
déjame saltar.
Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes
ni me entenderás.
Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
ábreme la jaula, que quiero escapar;
hombre pequeñito, te amé media hora,
no me pidas más.
Sus versos están carentes de ironía, son una queja, a veces angustiada, sin esperanza, como el que lucha contra algo imposible. Un ejemplo más lo tenemos en La que comprende:
Con la cabeza negra caída hacia adelante
está la mujer bella, la de mediana edad,
postrada de rodillas, y un Cristo agonizante
desde su duro leño la mira con piedad.
En los ojos la carga de una enorme tristeza,
en el seno la carga del hijo por nacer,
al pie del blanco Cristo que está sangrando reza:
-¡Señor, el hijo mío que no nazca mujer!
Su feminismo no es radical puesto que no rechaza al hombre sino que lo quiere como su complemento, como un igual, como el compañero al que amar y con el que compartir. Lo vemos muy claro en Veinte siglos:
Para decirte, amor, que te deseo,
sin los rubores falsos del instinto,
estuve atada como un Prometeo,
pero una tarde me salí del cinto.
Son veinte siglos que movió mi mano
para poder decirte sin rubores.
“Que la luz edifique mis amores”.
Son veinte siglos los que alzó mi mano!
Pasan las flechas sobre mis cabellos,
pasan las flechas, aguzados dardos...
son veinte siglos de terribles fardos!
Sentí su peso al libertarme de ellos.
Y no creas que tenga el brazo fuerte,
mi brazo tiembla debilucho y magro,
pero he llegado entera hasta el milagro:
estoy acompañada por la muerte.
Podríamos dividir su poesía en dos épocas, la primera, romántica, donde los temas van del amor carnal al espiritual, en la que aparece la dimensión erótica y sensual, pero con una gran carga de insatisfacción y reproche contra la imagen del varón, como hemos visto, y que culmina con el libro Poemas de amor que, curiosamente, está escrito en prosa y consiste en una serie de relatos en primera persona y con bastante rasgos autobiográficos, y donde se muestra al amor como algo inalcanzable, efímero y fugaz. De él ella misma dijo: «son frases de estado de amor escritos en pocos días ya hace algún tiempo» y consideraba esta obra «una lágrima de las tantas lágrimas de los ojos humanos».
La segunda etapa comenzaría con Mundo de siete pozos y allí la poetisa muestra un amor más abstracto y reflexivo, apareciendo incluso la ironía. Su estilo es más depurado, utilizando el verso libre y el soneto sin rima, y su contenido es más hermético, lleno de simbolismos y partes oscuras.
Se balancea,
arriba, sobre el cuello,
el mundo de las siete puertas:
la humana cabeza...
Redonda, como dos planetas:
arde en su centro
el núcleo primero.
Ósea la corteza;
sobre ella el limo dérmico
sembrado
del bosque espeso de la cabellera.
Desde el núcleo
en mareas
absolutas y azules,
asciende el agua de la mirada
y abre las suaves puertas
de los ojos como mares en la tierra.
... tan quietas
esas mansas aguas de Dios
que sobre ellas
mariposas e insectos de oro
se balancean.
Y las otras dos puertas:
las antenas acurrucadas
en las catacumbas que inician las orejas;
pozos de sonidos,
caracoles de nácar donde resuena
la palabra expresada
y la no expresa:
tubos colocados a derecha e izquierda
para que el mar no calle nunca.
y el ala mecánica de los mundos
rumorosa sea.
Y la montaña alzada
sobre la línea ecuatorial de la cabeza:
la nariz de batientes de cera
por donde comienza
a callarse el color de vida;
las dos puertas
por donde adelanta
-flores, ramas y frutas-
la serpentina olorosa de la primavera.
Y el cráter de la boca
de bordes ardidos
y paredes calcinadas y resecas;
el cráter que arroja
el azufre de las palabras violentas,
el humo denso que viene
del corazón y su tormenta;
la puerta
en corales labrada suntuosos
por donde engulle, la bestia,
y el ángel canta y sonríe
y el volcán humano desconcierta.
Se balancea,
arriba,
sobre el cuello,
el mundo de los siete pozos:
la humana cabeza.
Y se abren praderas rosadas
en sus valles de seda:
las mejillas musgosas,
Y riela
sobre la comba de la frente,
desierto blanco,
la luz lejana de una muerta...
Aparece el miedo en sus escritos, desde un estado de vejez espiritual incipiente, y asoma el tema de la muerte, como ocurre en Versos otoñales:
Al mirar mis mejillas, que ayer estaban rojas,
he sentido el otoño; sus achaques de viejo
me han llenado de miedo; me ha contado el espejo
que nieva en mis cabellos mientras caen las hojas.
!Que curioso destino! Me ha golpeado a las
puertas en plena primavera para brindarme nieve
y mis manos se hielan bajo la presión leve
de cien rosas azules sobre sus dedos muertas.
Ya me siento invadida totalmente de hielo;
castañean mis dientes mientras el sol, afuera,
pone manchas de oro, tal como en primavera,
y ríe en la ensondada profundidad del cielo.
Y lloro lentamente, con un dolor maldito,
con un dolor que pesa sobre mis fibras todas,
!Oh, la pálida muerte que me ofrece sus bodas
y el borroso misterio cargado de infinito!
!Pero yo me rebelo!...? Cómo esta forma humana
que costó a la materia tantas transformaciones
me mata, pecho adentro, todas las ilusiones
y me brinda la noche casi en plena mañana?
Condicionada por el dolor y el temor a la muerte, Alfonsina vive estos últimos años sumida en una profunda crisis que culminará con su suicidio, algo que ya venía anunciando en sus postreros poemas, como podemos ver en Melancolía:
Oh muerte, Yo te amo, pero te adoro, vida...
Cuando vaya en mi caja para siempre dormida,
haz que por vez postrera
penetre mis pupilas el sol de primavera.
Déjame algún momento bajo el calor del cielo,
deja que el sol fecundo se estremezca en mi hielo...
Era tan bueno el astro que en la aurora salía
a decirme: buen día.
No me asusta el descanso, hace bien el reposo,
pero antes que me bese el viajero piadoso
que todas las mañanas,
alegre como un niño, llegaba a mis ventanas.
Sus funerales convocaron a los personajes más importantes de la política y las letras de toda Argentina y antes de cerrar el féretro, su amigo Manuel Ugarte colocó sobre sus manos un ramillete de rosas blancas… Curiosamente, en el espacio de veinte meses, además de ella, también se suicidaron sus amigos y escritores Horacio Quiroga y Leopoldo Lugones… Parece como si la búsqueda de la belleza y la comprensión de la existencia absorbiese la energía vital de aquellos que vivieron para el arte…
¡ADIÓS!
Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren no tornan jamás.
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será!
Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...
¡Las flores tronchadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!
¡Los días que fueron, los días perdidos,
los días inertes ya no volverán!
¡Qué tristes las horas que se desgranaron
bajo el aletazo de la soledad!
¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!
¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...
-de llagas infectas- ¡cúbrete de mal!...
¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón maldito que inquietas mi afán!
¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós mi alegría llena de bondad!
¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que no vuelven más! ...
Cuando en mi decimoquinto cumpleaños mi hermano me regaló uno de los mis primeros discos de vinilo con los que comencé mi colección “vintage”, no podía imaginar que iba a descubrir a un grupo que marcaría bastante mi inclinación musical. Aquellos cuatro tipos treintañeros, de aspecto atractivo y desafiante, que se habían creado una merecida fama de rebeldes pacifistas y defensores de las causas imposibles de los más desfavorecidos durante la década de los ochenta, se habían despedido de su público en su ciudad natal, Dublín, en 1989, tras el gran éxito obtenido con su álbum The Joshua Tree. En cambio ahora volvían con mucha más fuerza, sabiduría y decisión, tras un largo calvario de dos años y duras y complicadas sesiones de grabación, donde la unión estuvo muy cerca de disolverse, pero con su séptimo álbum, Achtung Baby, donde los ritmos eran más palpitantes y las melodías se cargaban de electricidad y se comenzaron a escuchar por las discotecas donde yo dejaba pasar las horas más frenéticas de mi juventud, pero sobre todo una canción por encima de las otras se introdujo en mí para formar parte de la banda sonora de mi vida, me refiero a “One”, la cual, producida por Brian Eno y Daniel Lanois, como el resto del disco y gran parte de los trabajos de la banda, es uno de sus temas más representativos y ha llegado a ser un himno para muchos, quienes ven en esta canción una oda a la amistad.
Como ya habréis deducido los enteradillos en estos recovecos de partituras y pentagramas, me refiero al ya mítico grupo U2, una banda de rock irlandés que fue creada por cuatro chavales de bachillerato allá por el año 1976: El vocalista Paul Hewson, más conocido como “Bono”, el guitarrista David Evans (The Edge), el bajista Adam Clayton y el percusionista y actor Larry Mullen.
“One”, según palabras del mismo Bono, el autor de la letra, “es una canción de amistad y camaradería”, sin embargo, se ha querido encontrar en ella distintas interpretaciones y orígenes, algunas bastante dispares. Por ejemplo, con la aparición de su primer vídeo oficial, el versionado por Anton Crobijn y que fue rodado en Berlín, cuyos beneficios fueron en parte destinados a la lucha contra el SIDA, algunos críticos pensaron que se trataba de las confesiones de un joven gay enfermo de VIH a su padre:
Aunque, leyendo detenidamente la letra, estas afirmaciones parecen querer rizar el rizo y buscar algunas connotaciones, tal vez malintencionadas, que quizá no tenga… Está claro que aparece una voz protagonista que se dirige a otra persona y comienza con una serie de preguntas las cuales nos la descubren como un ser angustiado, que sufre por una relación o por una pérdida, pero ¿podría referirse a sí mismo?:
Is it getting better, or do you feel the same?
Will it make it easier on you, now you got someone to blame?
¿Te sientes mejor, o te sientes igual?
¿Será más fácil para ti, ahora que puedes culpar a alguien?
Este punto es duro, la verdad, pues tal vez se refiera a alguien que tenga un sentimiento de culpabilidad por algo, que no le deja ser feliz, pero no nos aclara nada, ni quién es, ni qué pasa… Sigamos:
You say one love, one life, when it's one need in the night.
Tú dices un amor, una vida, cuando es una necesidad en la noche.
Se afirma que un amor es una vida, pero luego llega una contradicción, ya que sólo es una necesidad en la noche, ¿para quién?… ¿para el que habla?… ¿para el que escucha? ¿En general?…
One love, we get to share it
Leaves you baby if you don't care for it.
Un amor, que llegamos a compartirlo,
te deja si tú no cuidas de él.
En este punto, aunque la cosa parezca más clara, puede inducirnos a diferentes equívocos: ¿de qué tipo de amor habla?… ¿Realmente está hablando con otra persona o es una mera reflexión?…
Did I disappoint you or leave a bad taste in your mouth?
You act like you never had love and you want me to go without.”
¿Te decepcioné o te dejé un mal sabor en la boca?
Actúas como si nunca tuvieras amor y quieres que yo prescinda de ello.
Parece que se van descartando el resto de las posibilidades y se va clarificando el del amor familiar, el de padres e hijos, pues estos versos llevan una gran carga de reproche que es más común en las relaciones filiales. Tengamos en cuenta que Bono perdió a su madre, Rankin Hewson, quien murió a causa de un aneurisma cerebral cuando él sólo tenía catorce años. Desde entonces vivió bajo la tutela de su padre, con el que nunca, al parecer, tuvo una excelente conexión. Fue un joven rebelde y conflictivo, e incluso tuvo que ser cambiado de colegio por lanzarle excremento de perro a una profesora, precisamente la de español, y no acabó sus estudios, como hubiera sido el deseo de su familia, buscando pronto el camino de la música, puesto que a los 16 años formó parte de una banda llamada Feedback, compuesta por Larry Mullen, David Evans (The Edge), Dick Evans y Adam Clayton, de la cual, años después, surgiría U2. Así púes, estas líneas tienen todo el aspecto de una discusión entre padre e hijo, aunque todavía no se pueda descartar por completo cualquier otra hipótesis. Más adelante continúa:
Well, it's too late tonight to drag the past out into the light.
We're one, but we're not the same.
We get to carry each other, carry each other... one.
Bien, es muy tarde esta noche para sacar el pasado a la luz.
Somos uno, pero no somos lo mismo.
Conseguimos llevarnos el uno al otro, llevarnos el uno al otro ... uno.
Aunque ahora parece más claro la relación familiar y que esta canción es como un reproche, como una llamada de atención, como la petición de alguna respuesta, no podemos descartar todavía la hipótesis de la reflexión…
Have you come here for forgiveness?
Have you come to raise the dead?
Have you come here to play Jesus to the lepers in your head?
¿Has venido aquí a por el perdón?
¿Has venido para resucitar a los muertos?
¿Has venido aquí para jugar a Jesús con los leprosos en tu imaginación?
Una presencia tras una prolongada ausencia que se intuye, con su vuelta retorna el pasado, pero ¿para qué?… ¿acaso espera que ocurra algún milagro?… Como vemos, cada vez más tiene el aspecto de una discusión familiar, no es tan frecuente este tipo de reproches entre amigo o amantes…Incluso parece alejarse de la reflexión y del monólogo…
Did I ask too much, more than a lot?
You gave me nothing, now it's all I got.
We're one, but we're not the same.
Well, we hurt each other, then we do it again.
¿Te pedí demasiado, más que demasiado?
Tú no me diste nada, ahora es todo lo que tengo.
Somos uno, pero no somos lo mismo.
Bien, nos herimos el uno al otro, una y otra vez.
Creo que las dudas se nos aclaran y se va apareciendo ante nosotros la típica imagen de un padre y un hijo discutiendo sobre el pasado y sobre el presente y defendiendo el derecho particular del futuro, pero, claro, un padre y un hijo que han vivido una situación especial, llena de vacíos, de silencios, de actitudes equívocas, etc., que ahora salen como proyectiles lanzados contra el otro con la intención de derrotar, de humillar, de hacer daño…
You say love is a temple, love a higher law.
Love is a temple, love the higher law.
You ask me to enter, but then you make me crawl
and I can't be holding on to what you got, when all you got is hurt.
Tú dices que el amor es un templo, el amor una ley superior.
El amor un templo, el amor la ley superior.
Me pides que entre, pero luego haces que me arrastre
y yo no puedo agarrarme a lo que tienes, cuando todo lo que tú tienes es dolor.
Y aquí le sale toda la amargura al hijo, todos los reproches que lleva guardados… Pero ahora me surge otra duda: ¿podría estar expresando una duda de fe?… “el amor es un templo, dice, una ley superior, pero cuando me pides que entre, haces que me arrastre” …Duras palabras… “no puedo agarrarme a lo que tienes porque todo lo que tienes es dolor” …
One love, one blood, one life, you got to do what you should.
One life with each other: sisters, brothers.
One life, but we're not the same.
We get to carry each other, carry each other.
One, one.
Un amor, una sangre, una vida, tienes que hacer lo que debes.
Una vida con los otros: hermanas, hermanos.
Tenemos la oportunidad de llevarnos unos a otros, llevarnos unos a otros.
Una vida, pero no somos lo mismo.
Uno, uno.
En cambio, en esta última estrofa aparece de nuevo el tono reflexivo y da la sensación de dirigirse más a un ser superior, a un destino, parece como el lamento de una frustración, la imagen de un vacío… El grito sobre un mundo que no es amable, en el que reina el dolor, la tristeza, la injusticia…
Es realmente una letra confusa y desconcertante, en la que pueden caber diferentes puntos de vista, por supuesto, pero la cual es así premeditada y nunca, ni su autor ni los compañeros, han querido desentrañar su significado.
U2 tocó esta canción por primera vez en vivo el 29 de febrero de 1992 en Florida. Al año siguiente se formó una superbanda especial formada por el grupo R.E.M., y dos componentes de U2, Larry Mullen y Adam Clayton, llamada Automatic Baby quienes interpretaron “One” en un concierto de la MTV ante el presidente de los Estados Unidos Bill Clinton:
Una de las últimas versiones de la canción fue la realizada por U2 junto a Mary J. Blige, que posteriormente fue tocada en los Grammys del 2006, y que apareció en el álbum de esa cantante, The Breakthrough.
Pero quiero cerrar este artículo con una última versión especial, la de Johnny Cash, el famoso cantante country norteamericano, quien a la edad de 69 años la incluyó en su trabajo definitivo, allá por el año 2001, donde parece darnos, en parte, la razón a nuestro anterior comentario, aunque da la sensación de querer ir mucho más lejos…
La poeta y escritora española Francisca Aguirre Benito nació en Alicante el 27 de octubre de 1930 y falleció en Madrid el 13 de abril de 2019). En 2018, recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas. Hija de una familia de artistas, se formó de manera autodidacta, aprendiendo de sus padres en la infancia y leyendo incansablemente en su adolescencia. Al finalizar la Guerra Civil, tuvo que irse exiliada a Francia con su familia, pero su padre, el pintor Lorenzo Aguirre, fue condenado a muerte por la dictadura franquista y ejecutado a garrote vil en 1942. Ya de regreso a España, en la década de los 50 comenzó a frecuentar las tertulias del Ateneo de Madrid y el Café Gijón, donde se relacionó con escritores y poetas como Luis Rosales, Gerardo Diego, Miguel Delibes, Antonio Buero Vallejo, entre otros. Conociendo en esas reuniones al que sería su esposo a partir de 1963, el poeta Félix Grande. La obra poética de Francisca Aguirre se caracteriza por la denuncia social y política, la reivindicación feminista y la defensa de los derechos humanos. Su primer poemario Ítaca (1972) recibió el premio Leopoldo Panero. Otros títulos destacados son: Los trescientos escalones (1981), La herida absurda (1995), Historia de una anatomía (2001) o Quédate con nosotros (2011).
Florbela Espanca es una escritora y poeta portuguesa considerada como una de las precursoras del movimiento feminista en Portugal. Nació el 8 de diciembre de 1894 y murió 36 años después justo el mismo día de su cumpleaños. Su poesía trata del amor, el erotismo, la saudade, el sufrimiento, la soledad y la muerte. Su estilo poético no se encuadra en ningún movimiento literario concreto, aunque algunos críticos la han comparado con Rosalía de Castro. Fue una mujer adelantada a su tiempo, que rompió algunas barreras de la sociedad portuguesa de principios del siglo XX al ser, por ejemplo, una de las primeras en asistir al curso secundario en un liceo masculino, en divorciarse dos veces y en casarse con un hombre de otra raza. Su poesía refleja su rebeldía, su sensualidad, su deseo de libertad y su amor por la vida. Aunque no se consideraba feminista ni militaba en ningún movimiento social, Florbela inspiró a muchas mujeres con su ejemplo y su obra. Su poesía es una expresión de la voz femenina que se atreve a decir lo que siente y lo que piensa, sin miedo al juicio ni a la censura. Sus obras más importantes son: Livro de Mágoas (1919): Su primera obra publicada, donde expresa su dolor por la pérdida de su padre y su primer marido. Es una colección de 88 sonetos que reflejan su angustia existencial y su búsqueda de la felicidad. Livro de Sóror Saudade (1923): Su segunda obra publicada, donde adopta el seudónimo de Sóror Saudade, una monja imaginaria que vive en un convento de clausura. Es una obra más madura y refinada que la anterior, donde explora temas como el erotismo, la religión y la soledad. Charneca em Flor (1931): Su obra maestra, publicada póstumamente. Es una colección de 88 sonetos que muestran su evolución poética y personal. En esta obra, Florbela se libera de las convenciones sociales y literarias y expresa su sensualidad, su rebeldía, su deseo de libertad y su amor por la vida.
Nota: La saudade es una palabra portuguesa que no tiene una traducción exacta a otros idiomas. Es un sentimiento complejo y profundo que expresa el anhelo de algo o alguien que se ama y se extraña, pero que quizás no se pueda volver a tener. La saudade implica tristeza, pero también amor, deseo y alegría nostálgicos. Es un bien que se padece y un mal que se disfruta. Es algo diferente de la morriña, que se refiere a la nostalgia de la tierra natal. La saudade es más trascendental y ambigua, y abarca otros temas como el erotismo, la religión, la soledad y la muerte.
La canción “Gloria” es una versión de la canción original del mismo nombre de la banda irlandesa Them, liderada por Van Morrison. Patti Smith le dio un toque personal y poético a la letra, añadiendo una introducción en la que declara su independencia y rebeldía frente a las normas religiosas y sociales. La canción forma parte de su álbum debut Horses, lanzado en 1975, y es considerada una de las obras maestras del rock and roll.
La letra de la canción está escrita en primera persona, y narra la atracción y el deseo que siente la narradora por una chica llamada Gloria, a la que conoce en una fiesta. La canción tiene un ritmo frenético y apasionado, y combina elementos del blues, el garage rock y el punk. La canción también hace referencia al reloj de la torre, que marca la medianoche, como un símbolo del tiempo y el destino.
La versión original de Van Morrison publicada en el álbum The Angry Young Them en 1964, y también como la cara B del sencillo ‘Baby, Please Don’t Go’, decía así:
Like I tell you about now my baby?
You know she comes around
About five feet four
I felt my head to the ground
She come 'round here
She come 'round 'bout midnight
Make me feel so good
Make me feel alright
And her name is
G... L... O... R... I... A
…
I'am gonna shout it all night
I'am gonna shout it every day
Yea, yea, yeaah
She come around here
Just about midnight
She make me feel so good
I wanna say she make me feel alright
Walking down my street
Come to my room
Knock upon my door
Then she come to my room
Makes me
…
Makes me feel
Baby, baby, baby
…
G-L-O-R-I-A (Gloria)
…
I'm gonna shout all night (Gloria)
I'm gonna shout every day (Gloria)
Ye yye yee (Gloria)
And that's alright
…
Gon' be, gon' be, gon be
Gonna be, gonna be, gonna be
Gonna be alright
Gon' be
El significado de la canción escrita por Van Morrison es el de expresar su pasión y su deseo por una chica llamada Gloria, a la que conoce en una fiesta. La canción es una declaración de amor adolescente, que usa el nombre de Gloria como un estribillo y un juego de palabras con el significado latino de gloria, que es fama o alabanza. La canción también refleja la influencia del blues y del rhythm and blues en el estilo musical de Van Morrison, que se inspiró en artistas como Howlin’ Wolf y John Lee Hooker. La canción tiene una estructura simple, basada en tres acordes, que la hace fácil de tocar y de versionar por otras bandas. La canción se convirtió en un clásico del garaje rock y del rock and roll, y ha sido considerada como una de las mejores canciones de todos los tiempos por varias revistas y medios especializados.
“Gloria” ha tenido muchas versiones a lo largo de los años, tanto en inglés como en otros idiomas. Algunas de las más conocidas son las siguientes:
La versión de The Doors, una banda de rock estadounidense que tocó la canción en varias presentaciones en vivo, con una letra más explícita y sexual que la original. Su versión fue incluida en el álbum Alive, She Cried en 1983, y también tuvo un video musical que fue censurado por su contenido.
Y la versión de Patti Smith, la cantante y poeta estadounidense que hizo una versión de la canción en su álbum debut Horses en 1975. Su versión añadió una introducción poética y personal a la letra, y expresó su rebeldía frente a las normas religiosas y sociales. Su versión es considerada una obra maestra del rock and roll. Veámosla:
Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos
perdida en un caldero de ladrones
tengo un comodín en la manga
impenetrable corazón de piedra
mis pecados son míos
me pertenecen a mí, a mí
la gente me dice “¡ten cuidado!”
pero no me importa
sus palabras son tan sólo
más normas y reglamentos para mí, para mí
Entro en una habitación, y me ves por allí con un aspecto tan imponente
me muevo en este ambiente, donde se puede hacer de todo
pero en esta fiesta únicamente me aburro
hasta que me asomo a la ventana, y veo esa cosa tan dulce y joven
montando en el parquímetro, apoyada en el parquímetro
pero que buena está, que bonita es
y tengo esa loca sensación que luego la voy a hacer mía
la voy a hechizar
aquí viene
bajando por la calle
aquí viene
atravesando mi puerta
aquí viene
subiendo lentamente por mi escalera
aquí viene
avanzando tan fresca por el pasillo
con su precioso vestido rojo
y que buena está, que bonita es
y tengo esa loca sensación que la voy a hacer mía
y entonces alguien llama a mi puerta
está llamando a mi puerta
y miro hacia arriba al gran reloj de la torre
y digo “¡OH dios mío es medianoche!”
y la niña entra por mi puerta
se apoya en el sofá, me susurra y decido lanzarme
y estuvo tan bien, y estuvo tan estupenda
voy a contarle al mundo que ahora es mía
y la dije, cariño, dime tu nombre, y me dijo su nombre
me susurró, y me dijo su nombre
y su nombre es, su nombre es, su nombre es, su nombre es G-L-O-R-I-A
G-L-O-R-I-A Gloria G-L-O-R-I-A Gloria
G-L-O-R-I-A Gloria G-L-O-R-I-A Gloria
Estaba en el estadio
Había veinte mil chicas gritándome sus nombres
Marie y Ruth pero para decirte la verdad
No las oí, No las vi
Dejé que mi mirada se elevara hacia el gran reloj de la torre
y oí esas campanadas doblando en mi corazón
going ding dong ding dong ding dong ding dong.
ding dong ding dong ding dong ding dong
contando las horas, y luego viniste a mi cuarto
y me susurraste y nos lanzamos
y estuviste tan bien, estuviste tan estupenda
y tengo que contarle al mundo que es mía, es mía
es mía, es mía, es mía, es mía
G-L-O-R-I-A Gloria G-L-O-R-I-A Gloria G-L-O-R-I-A Gloria,
G-L-O-R-I-A Gloria
y las campanas de la torre repican “din-dan, din don”
están cantando “Jesús murió por los pecados de alguien, pero no los míos.”
Jesus died for somebody's sins but not mine
Meltin' in a pot of thieves
Wild card up my sleeve
Thick heart of stone
My sins' my own
They belong to me, me
People say "beware!"
But I don't care
The words are just
Rules and regulations to me, me
I-I walk in a room, you know I look so proud
I'm movin' in this here atmosphere, well, anything's allowed
And I go to this here party and I just get bored
Until I look out the window, see a sweet young thing
Humpin' on the parking meter, leanin' on the parking meter
Oh, she looks so good, oh, she looks so fine
And I got this crazy feeling and then I'm gonna ah-ah make her mine
Ooh I'll put my spell on her
Here she comes
Walkin' down the street
Here she comes
Comin' through my door
Here she comes
Crawlin' up my stair
Here she comes
Waltzin' through the hall
In a pretty red dress
And oh, she looks so good, oh, she looks so fine
And I got this crazy feeling that I'm gonna ah-ah make her mine
And then I hear this knockin' on my door
Hear this knockin' on my door
And I look up into the big tower clock
And say, "oh my God here's midnight!"
And my baby is walkin' through the door
Leanin' on my couch she whispers to me and I take the big plunge
And oh, she was so good and oh, she was so fine
And I'm gonna tell the world that I just ah-ah made her mine
And I said darling, tell me your name, she told me her name
She whispered to me, she told me her name
And her name is, and her name is, and her name is, and her name is G-L-O-R-I-A
G-L-O-R-I-A Gloria G-L-O-R-I-A Gloria
…
I was at the stadium
There were twenty thousand girls called their names out to me
Marie and Ruth but to tell you the truth
I didn't hear them I didn't see
I let my eyes rise to the big tower clock
And I heard those bells chimin' in my heart
Going ding dong ding dong ding dong ding dong
Ding dong ding dong ding dong ding dong
Counting the time, then you came to my room
And you whispered to me and we took the big plunge
And oh. you were so good, oh, you were so fine
And I gotta tell the world that I make her mine make her mine
Make her mine make her mine make her mine make her mine
G-L-O-R-I-A Gloria G-L-O-R-I-A Gloria
…
And the tower bells chime, "ding dong" they chime
They're singing, "Jesus died for somebody's sins but not mine."
Gloria G-L-O-R-I-A Gloria G-L-O-R-I-A Gloria G-L-O-R-I-A
…
Enrique Viloria Vera (Caracas, 1950 – Porlamar, Isla de Margarita, 2022) fue un destacado poeta, crítico de arte, editor, abogado y ensayista político venezolano. Su obra abarca más de 130 títulos en diversos géneros literarios, como la poesía, el ensayo, la crítica y las memorias. Su poesía se caracteriza por su lenguaje cuidado, su musicalidad y su profundidad temática. Entre sus reconocimientos se encuentran el Premio Internacional de Poesía Medalla Vicente Gerbasi, que recibió en 2018 por su trayectoria poética, y el Premio Nacional de Cultura de Venezuela, que le fue otorgado en 2020 por su labor como editor. Fue el fundador y director del sello Ediciones Pavilo, que se dedicó a difundir la poesía venezolana e hispanoamericana. Además, fue profesor de varias universidades nacionales e internacionales, director de instituciones públicas como el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas y el Centro Nacional del Libro, y columnista de varios medios de comunicación, como el diario El Nacional y la revista Letralia. Entre sus poemarios más destacados se encuentran: Húmeda hendidura (1992), una obra que explora la sensualidad y el erotismo desde una perspectiva metafórica y simbólica. Entreverado (1997), una colección de poemas que aborda la identidad venezolana y la nostalgia por la tierra natal desde una mirada crítica y reflexiva. Casa blanca (1998), un libro que recrea la infancia del autor en Caracas y su relación con la familia y el entorno urbano. Libro del olvido (1999), una obra que indaga en la memoria personal y colectiva del autor y su país, así como en el sentido de la existencia y la muerte. Poemas imperiales (2004), una antología personal que reúne algunos de los mejores poemas del autor sobre temas como el amor, el arte, la política y la espiritualidad. Poemas salmantinos (2017), un homenaje a la ciudad española de Salamanca, donde el autor vivió durante varios años y donde desarrolló parte de su actividad académica y cultural. Poemas de la ignominia (2019), un libro que denuncia la situación de crisis social, económica y política que vive Venezuela bajo el régimen de Nicolás Maduro. En sus obras, Viloria Vera escribe sobre el sentimiento de estar fuera de Venezuela y sobre la situación sociopolítica del país con un tono crudo y desgarrador. También reflexiona sobre la condición humana, el arte, la cultura y la espiritualidad con una visión amplia e integradora. Su poesía es un testimonio de su compromiso con su país y con su tiempo.
Nacida en Zafra, Badajoz, el 3 de junio de 1954, Dulce Chacón fue una escritora y poetisa española que dedicó su obra a denunciar la represión franquista, especialmente la que sufrieron las mujeres. Su compromiso social se extendió a otras causas, como la defensa de los derechos humanos y el rechazo a la guerra de Irak. Su voz se apagó en Madrid el 3 de diciembre de 2003, pero su legado sigue vivo.
Su primer libro fue el poemario Querrán ponerle nombre, publicado en 1992. A este le siguieron otras obras poéticas, como Las palabras de la piedra (1993), donde recoge testimonios de mujeres encarceladas durante el franquismo, y Contra el desprestigio de la altura (1995), galardonado con el premio Ciudad de Irún. También cultivó la novela y el teatro, con títulos como Algún amor que no mate (1996), una historia de maltrato y supervivencia, Cielos de barro (2000), premio Azorín y adaptada al cine, y La voz dormida (2002), su última y más aclamada novela, que narra la vida de unas presas políticas en la posguerra.
Dulce Chacón fue una autora que supo combinar el compromiso con la belleza poética, creando obras que emocionan y conmueven. Su obra ha sido reconocida con diversos homenajes y premios que llevan su nombre. Su hermana gemela, Inma Chacón, también es escritora y ha continuado su labor literaria.
Blas de Otero Muñoz (Bilbao, 15 de marzo de 1916 – Majadahonda, 29 de junio de 1979) fue un escritor y poeta español, considerado uno de los máximos exponentes de la poesía social y la poesía intimista de los años cincuenta en España. Su obra refleja su evolución desde una angustia existencial y religiosa, influida por los místicos españoles y el existencialismo francés, hasta un compromiso político y solidario con los problemas de su tiempo, marcado por su militancia en el Partido Comunista y su simpatía por la Revolución Cubana. Algunos de sus libros más destacados son Ángel fieramente humano (1950), Ancia (1958), Pido la paz y la palabra (1955), Que trata de España (1964) y Mientras (1970). También escribió prosa autobiográfica en Historias fingidas y verdaderas (1970). Recibió varios premios literarios, como el Boscán y el Fastenrath. Su poesía se caracteriza por una poderosa energía verbal, una agresiva imaginería, un tono bronco y desgarrado, y una mezcla de formas clásicas y modernas. Su obra ha sido traducida a varios idiomas y ha influido en generaciones posteriores de poetas.
Blanca Varela fue una poeta peruana, considerada como una de las voces poéticas más importantes del género en América Latina. Nació en Lima en 1926 y estudió letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde conoció a otros poetas como Sebastián Salazar Bondy, Jorge Eduardo Eielson y Javier Sologuren. En 1949 se casó con el pintor Fernando de Szyszlo y se trasladó a París, donde entró en contacto con el movimiento existencialista y otras vanguardias. Allí conoció al escritor mexicano Octavio Paz, quien la animó a publicar su primer libro de poemas, Ese puerto existe, en 1959. Su obra poética se caracteriza por ser reflexiva y desencantada, alejada del confesionalismo lírico y asumiendo el dolor y la frustración de toda realización humana. Algunos de sus libros más destacados son Luz de día (1963), Valses y otras falsas confesiones (1972), Ejercicios materiales (1993), El libro de barro (1993) y Concierto animal (1999). Recibió varios premios y reconocimientos, como la Medalla Internacional Gabriela Mistral, el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo, el Premio Internacional de Poesía García Lorca, el Premio Ciudad de Granada y el Premio Reina Sofía. Falleció en Lima en 2009.