Redemption song, de Bob Marley

Aquellas vacaciones de Pascua, como todos los años, volví al hogar… Nada extraordinario ni fuera de lo normal: la abuela besuqueándome cada diez minutos, mis hermanos minándome la paciencia y mis padres la moral… las saliditas nocturnas con las amigas, las que quedan solteras, y algún ligue esporádico de los de no volver a ver… ¡gracias a Dios!… Pero está bien, porque, a fin de cuentas, son las personas que quiero y dan color a mi vida… Y ya hasta el verano… si no me surge algo antes…

Sin embargo, esta vez fue diferente y no por algo circunstancial o esporádico, sino por un hecho que tarde o temprano se veía venir: me he hecho mayor… je, je, je… y mis padres ya no me trataban como a una niña, y las conversaciones ya eran serias y trascendentales, y las bromas y los chistes ya no resultaban tan inocentes… y mis guapos hermanitos, grandotes y con voz grave llena de gallos y el rostro repleto de granos, me miran de forma distinta e incluso con un poco de reparo… Y entonces descubrí algo de todos ellos que yo intuía, pero que jamás antes supe ver: también eran unos seres humanos como todos… ¡Increíble!

Ocurrió que les comenté mi colaboración en esta página y que debía buscar una canción y un tema para este mes a lo que, sorprendentemente, mi padre se interesó bastante y comenzó a hablarme de grupos, cantantes, canciones y temas que yo jamás hubiera pensado que él conociera. Entusiasmada ante este milagro, me dejé llevar por la corriente y descubrí que ambos, ¡incluida mi madre!, poseían una sapiencia musical mucho más vasta de la que yo jamás hubiese sospechado… Y aquella tarde supe que él había peinado rastas y ella vestido minifaldas y escondía tatuajes, que se habían conocido entre los vapores de maría en algún macroconcierto y que habían viajado hasta ciudades lejanas sólo por ver en directo a algunos melenudos que hacían furor en su época… e incluso en la nuestra…

Y así, mi padre, tan generoso como siempre, me prestó la idea de este mes: “¿Conoces a Bob Marley?”- Preguntó. “¡Papá, por Dios! ¿Quién no conoce a Bob Marley?” – Respondí con mucha dignidad ofendida. “Tu abuela, por ejemplo.” … Pero debo decir que incluso en este punto tengo mis dudas…

Nació Bob Marley, cuyo nombre real era el de Robert Nesta Marley Booker, en un pequeño pueblo, Nine Mile, que debía su nombre a que solamente ocupaba nueve millas, al Norte de la paradisiaca isla caribeña de Jamaica, a escasos tres kilómetros de la capital, Kingston, un 6 de febrero de 1945. Hijo de una jovencita del lugar, Cedella Booker, quien tenía 17 años cuando quedó embarazada de Bob, prendada por el uniforme de la infantería de marina inglesa que vestía su padre, llamado Norval Marley, uno de los escasos jamaicanos blancos procedente de una familia colonial llegada de Essex, bastante más mayor que ella y al que su hijo prácticamente ni conoció. Este hecho tuvo como resultado el color indefinido que Bob lucía en su piel y que le acarrearía las burlas y desprecios por parte de los negros como de los blancos, porque cuando se es mestizo, no se pertenece del todo a ninguna parte…

Su infancia fue rica en pobreza y miserias, con su madre trabajando de sol a sol para sacarlo adelante en una casa donde no había ni agua ni electricidad. Pero nada de esto le preocupó a Bob quien siempre sintió indiferencia hacia cualquier tipo de discriminación, tanto racial como económica y, cuando le preguntaban, él siempre decía ser negro porque era la única parte de su origen familiar del que había recibido amor.

Y hablando de amor, Cedella se enamoró de otro hombre, el cual tenía otro hijo, Bunny Wailer, el mejor amigo y compañero de Bob con el que, además de compartir una hermana, participaron en un mismo destino dentro de la música.

Bob y Bunny viajaron a la capital para buscarse la vida y allí conocieron a Peter Tosh (Winston Hubert McInthos) con quien formaron el grupo Wailing Wailers (gritos de protesta) y a partir de ese momento ya entra en la historia de la música de la que os hablaré en otro artículo… porque aquí nos vamos a detener solamente en una canción, “Redemption Song”, la cual, como su título indica, es un grito de libertad y un canto a la vida:

“Los viejos piratas, sí, me robaron; fui vendido a los barcos mercantes, minutos después de que me cogieran del pozo sin fondo. Pero mi mano fue hecha fuerte por la mano del Todopoderoso. Avanzamos en esta generación triunfantemente. ¿No me ayudarás a cantar estas canciones de libertad? Pues son todo lo que he tenido siempre: canciones de redención, canciones de redención. Emancipaos de la esclavitud mental; nadie salvo nosotros mismos puede liberar nuestras mentes. No tengáis miedo de la energía atómica, pues ninguno de ellos puede parar el tiempo. ¿Por cuánto más matarán a nuestros profetas, mientras nos quedamos a un lado y miramos? ¡Oh! Algunos dicen que es sólo una parte de eso: tenemos que completar el libro…”

“Redemption Song” apareció en el álbum Uprising, que fue el último de Bob Marley & The Wailers. Bob escribió este tema en 1979 y ya sabía que iba a morir del cáncer que le consumía… Este tema es diferente del resto de los de Bob porque tiene cierto aire folklórico y es una grabación acústica donde destaca la voz del cantante, simplemente acompañada de la guitarra y sin ningún acompañamiento orquestal.

La letra de la canción se basa en los ideales del movimiento rastafari, una corriente surgida en los barrios marginales de Kingston en la década de los años treinta del pasado siglo, este pensamiento se basa en ideales tanto socio-culturales como religiosos y tuvo mucho éxito entre la población negra más desfavorecida, descendiente de los esclavos africanos quienes reivindican, además de sus derechos sociales y políticos, una vuelta, más metafórica que real, al origen, al África de donde procedían y, para ello, crearon un mundo de fantasía donde su principal icono era, ni más ni menos, que el dictador etíope Haile Selassie I, al cual consideraban como una reencarnación de Dios… Pero de esto, vuelvo a repetir, hablaremos más detenidamente en el artículo correspondiente.

Esta canción ha sido catalogada por la revista Rolling Stone como una de las mejores de la música popular de todos los tiempos… afirmación, como siempre, bastante arriesgada…

El caso es que ésta fue un canto de despedida, como el del pájaro espino, basada en la doctrina rastafari de amor, igualdad y comprensión que predicaba el pastor jamaicano Marcus Garvey. Aquí Bob Marley, en sus últimos días, puede exponer sus más profundos sentimientos y por ello lo hace de una manera incluso intimista, como si hablara consigo mismo, como si fuera una mera reflexión, por lo que, a pesar de los temas típicos que todo el mundo encuentra en ella, como la esclavitud, la libertad, etcétera, podemos encontrar algo mucho más profundo, sobre todo cuando dice: “Emancipate yourselves from mental slavery; // none but ourselves can free our mind.” (Emancipaos de la esclavitud mental;/ nadie salvo nosotros mismos puede liberar nuestras mentes). Donde tal vez Bob, en esos momentos, estuviera más allá del bien y del mal, más allá de toda atadura terrenal, más allá de cualquier pasión, porque ya era consciente de su propia muerte inminente y podía pedir esa libertad suprema sin miedos ni ataduras…

Old pirates, yes, they rob I; 
Sold I to the merchant ships, 
Minutes after they took I 
From the bottomless pit. 
But my hand was made strong 
By the ‘and of the Almighty. 
We forward in this generation 
Triumphantly. 
Won’t you help to sing 
These songs of freedom? – 
‘Cause all I ever have: 
Redemption songs; 
Redemption songs.
Emancipate yourselves from mental slavery; 
None but ourselves can free our minds. 
Have no fear for atomic energy, 
‘Cause none of them can stop the time. 
How long shall they kill our prophets, 
While we stand aside and look? Ooh! 
Some say it’s just a part of it: 
We’ve got to fulfil de book.
Won’t you help to sing 
These songs of freedom? – 
‘Cause all I ever have: 
Redemption songs; 
Redemption songs; 
Redemption songs.
Emancipate yourselves from mental slavery; 
None but ourselves can free our mind. 
Wo! Have no fear for atomic energy, 
‘Cause none of them-a can-a stop-a the time. 
How long shall they kill our prophets, 
While we stand aside and look? 
Yes, some say it’s just a part of it: 
We’ve got to fulfill de book. 
Won’t you help to sing 
These songs of freedom? – 
‘Cause all I ever had: 
Redemption songs – 
All I ever had: 
Redemption songs: 
These songs of freedom, 
Songs of freedom.

Aguirre, Francisca

La poeta y escritora española Francisca Aguirre Benito nació en Alicante el 27 de octubre de 1930 y falleció en Madrid el 13 de abril de 2019). En 2018, recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas. Hija de una familia de artistas, se formó de manera autodidacta, aprendiendo de sus padres en la infancia y leyendo incansablemente en su adolescencia. Al finalizar la Guerra Civil, tuvo que irse exiliada a Francia con su familia, pero su padre, el pintor Lorenzo Aguirre, fue condenado a muerte por la dictadura franquista y ejecutado a garrote vil en 1942. Ya de regreso a España, en la década de los 50 comenzó a frecuentar las tertulias del Ateneo de Madrid y el Café Gijón, donde se relacionó con escritores y poetas como Luis Rosales, Gerardo Diego, Miguel Delibes, Antonio Buero Vallejo, entre otros. Conociendo en esas reuniones al que sería su esposo a partir de 1963, el poeta Félix Grande. La obra poética de Francisca Aguirre se caracteriza por la denuncia social y política, la reivindicación feminista y la defensa de los derechos humanos. Su primer poemario Ítaca (1972) recibió el premio Leopoldo Panero. Otros títulos destacados son: Los trescientos escalones (1981), La herida absurda (1995), Historia de una anatomía (2001) o Quédate con nosotros (2011).

Antonio machado: paisajista y realista

El mes pasado hablé de la primera parte de la poesía de Antonio Machado en la que vimos que había un enfoque simbolista. El poeta utilizaba símbolos que tienen dos posibles interpretaciones, la literal y la simbólica. Para entender mejor esto pusimos ejemplos como el de tarde, que además de la interpretación de parte final del día podía hacer referencia también al final de la vida. A su vez, hicimos una relación de todo esto con el modernismo, corriente literaria en la que podemos ubicar esta primera parte de la poesía machadiana. Por último, también hicimos referencia a la publicación en 1912 de Campos de Castilla, un nuevo libro en el que la poética de Machado variaba desde ese simbolismo íntimo del que hablábamos el mes pasado a una visión mucho más realista que se materializaba en la descripción del paisaje castellano.     

Como ya hemos apuntado, Campos de Castilla aparece publicado en 1912, cinco años después de la llegada de Machado a Soria, pero será posteriormente ampliado hasta 1917. Por esta razón en muchas ocasiones veremos como fechas de composición de la obra 1907-1917. En relación a la vida de Machado durante estos años, podemos decir que está inmerso en una etapa complicada en 1912, ya que su joven esposa Leonor Izquierdo cae gravemente enferma. Ese mismo año morirá y Machado abandonará Soria, un lugar cargado de recuerdos, para volver a su Andalucía natal, concretamente a Baeza, donde será profesor de Gramática francesa. Por tanto, en la primera edición de este poemario no va a haber referencias a la muerte de su amada, sin embargo, en las ampliaciones realizadas hasta 1917 sí que se van a incluir poemas de lamento, así como poemas dedicados a las tierras andaluzas, a donde vuelve en 1912.

Pasemos ahora a hablar un poco de esa variación temática que se da en la poesía de Machado: Va a producirse un paso desde la poesía de corte íntimo en la que el poeta va a mirar en su interior y va a hablar de sus propias preocupaciones, de esas galerías del alma, en un tono simbólico hasta una nueva poesía de corte realista y objetivo en la que va a predominar la descripción del paisaje castellano sin la utilización de elementos simbolistas. Podemos resumirlo diciendo que va a ser una poesía de abertura hacia el mundo exterior, “contraria” a la poesía intimista predominante en aquella primera etapa. El propio Machado dijo que el contacto con el paisaje castellano empapó su alma de ellos, lo que hizo que tuviera que plasmarlos en sus poemas, creando una poesía realista y descriptiva superando el modernismo.

Vamos a pasar ahora a analizar unos cuantos poemas de Campos de Castilla en los que se pueden ver los rasgos que he nombrado anteriormente.

Primero querría nombrar el primer poema, Retrato, en el que Machado hace una descripción de su vida. No voy a analizar este poema, sino que os remito al siguiente enlace:

El mes pasado hablé de la primera parte de la poesía de Antonio Machado en la que vimos que había un enfoque simbolista. El poeta utilizaba símbolos que tienen dos posibles interpretaciones, la literal y la simbólica. Para entender mejor esto pusimos ejemplos como el de tarde, que además de la interpretación de parte final del día podía hacer referencia también al final de la vida. A su vez, hicimos una relación de todo esto con el modernismo, corriente literaria en la que podemos ubicar esta primera parte de la poesía machadiana. Por último, también hicimos referencia a la publicación en 1912 de Campos de Castilla, un nuevo libro en el que la poética de Machado variaba desde ese simbolismo íntimo del que hablábamos el mes pasado a una visión mucho más realista que se materializaba en la descripción del paisaje castellano.     

Como ya hemos apuntado, Campos de Castilla aparece publicado en 1912, cinco años después de la llegada de Machado a Soria, pero será posteriormente ampliado hasta 1917. Por esta razón en muchas ocasiones veremos como fechas de composición de la obra 1907-1917. En relación a la vida de Machado durante estos años, podemos decir que está inmerso en una etapa complicada en 1912, ya que su joven esposa Leonor Izquierdo cae gravemente enferma. Ese mismo año morirá y Machado abandonará Soria, un lugar cargado de recuerdos, para volver a su Andalucía natal, concretamente a Baeza, donde será profesor de Gramática francesa. Por tanto, en la primera edición de este poemario no va a haber referencias a la muerte de su amada, sin embargo, en las ampliaciones realizadas hasta 1917 sí que se van a incluir poemas de lamento, así como poemas dedicados a las tierras andaluzas, a donde vuelve en 1912.

Pasemos ahora a hablar un poco de esa variación temática que se da en la poesía de Machado: Va a producirse un paso desde la poesía de corte íntimo en la que el poeta va a mirar en su interior y va a hablar de sus propias preocupaciones, de esas galerías del alma, en un tono simbólico hasta una nueva poesía de corte realista y objetivo en la que va a predominar la descripción del paisaje castellano sin la utilización de elementos simbolistas. Podemos resumirlo diciendo que va a ser una poesía de abertura hacia el mundo exterior, “contraria” a la poesía intimista predominante en aquella primera etapa. El propio Machado dijo que el contacto con el paisaje castellano empapó su alma de ellos, lo que hizo que tuviera que plasmarlos en sus poemas, creando una poesía realista y descriptiva superando el modernismo.

Vamos a pasar ahora a analizar unos cuantos poemas de Campos de Castilla en los que se pueden ver los rasgos que he nombrado anteriormente.

Primero querría nombrar el primer poema, Retrato, en el que Machado hace una descripción de su vida. No voy a analizar este poema, sino que os remito al siguiente enlace: Análisis poético: «Retrato», de Antonio Machado | El Olmo (wordpress.com) Ancrugon ha hecho un muy buen análisis de este poema que os ayudará a entenderlo perfectamente. Tan solo decir que este poema es una perfecta carta de presentación del poeta, de ahí que esté colocado en primera posición.

Ancrugon ha hecho un muy buen análisis de este poema que os ayudará a entenderlo perfectamente. Tan solo decir que este poema es una perfecta carta de presentación del poeta, de ahí que esté colocado en primera posición.

ORILLAS DEL DUERO

¡Primavera soriana, primavera
humilde, como el sueño de un bendito,
de un pobre caminante que durmiera
de cansancio en un páramo infinito!
¡Campillo amarillento,
como tosco sayal de campesina,
pradera de velludo polvoriento
donde pace la escuálida merina!
¡Aquellos diminutos pegujales
de tierra dura y fría,
donde apuntan centenos y trigales
que el pan moreno nos darán un día!
Y otra vez roca y roca, pedregales
desnudos y pelados serrijones,
la tierra de las águilas caudales,
malezas y jarales,
hierbas monteses, zarzas y cambrones.
¡Oh tierra ingrata y fuerte, tierra mía!
¡Castilla, tus decrépitas ciudades!
¡La agria melancolía
que puebla tus sombrías soledades!
¡Castilla varonil, adusta tierra;
Castilla del desdén contra la suerte,
Castilla del dolor y de la guerra,
tierra inmortal, Castilla de la muerte!
Era una tarde, cuando el campo huía
del sol, y en el asombro del planeta,
como un globo morado aparecía
la hermosa luna, amada del poeta.
En el cárdeno cielo vïoleta
alguna clara estrella fulguraba.
El aire ensombrecido
oreaba mis sienes y acercaba
el murmullo del agua hasta mi oído.
Entre cerros de plomo y de ceniza
manchados de roídos encanares,
y entre calvas roquedas de caliza,
iba a embestir los ocho tajamares
del puente el padre río,
que surca de Castilla el yermo frío.
¡Oh Duero, tu agua corre
y correrá mientras las nieves blancas
de enero el sol de mayo
haga fluir por hoces y barrancas;
mientras tengan las sierras su turbante
de nieve y de tormenta,
y brille el olifante
del sol, tras de la nube cenicienta!...
¿Y el viejo romancero
fue el sueño de un juglar junto a tu orilla?
¿Acaso como tú y por siempre, Duero,
irá corriendo hacia la mar Castilla?
Ríos Duero al paso por Soria

En este poema el Duero se va a convertir en el protagonista principal de esa solitaria tierra soriana. Va a iniciar el poema haciendo una alusión a la primavera para pasar a describir el paisaje castellano, luego hará un paréntesis en el que nos habla de la historia de Castilla para continuar después describiendo de nuevo el paisaje. Para finalizar, aparece el Duero en un paisaje nocturno con la Luna como espectadora de excepción de cómo el Río hiende la tierra castellana y la lleva hacia el mar. Este poema pertenece a aquellos dedicados al paisaje castellano de la primera parte del poemario.

RECUERDOS

¡Oh Soria! , cuando miro los frescos naranjales
cargados de perfume, y el campo enverdecido,
abiertos los jazmines, maduros los trigales,
azules las montañas y el olivar florido;
Guadalquivir corriendo al mar entre vergeles;
y al sol de abril los huertos colmados de azucenas,
y los enjambres de oro, para libar sus mieles
dispersos en los campos, huir de sus colmenas;
yo sé la encina roja crujiendo en tus hogares,
barriendo el cierzo helado tu campo empedernido;
y en sierras agrias sueño— ¡Urbión, sobre pinares!
¡Moncayo blanco, al cielo aragonés erguido!—.
Y pienso: Primavera, como un escalofrío
irá a cruzar el alto solar del romancero,
ya verdearán de chopos las márgenes del río.
¿Dará sus verdes hojas el olmo aquel del Duero?
Tendrán los campanarios de Soria sus cigüeñas,
y la roqueda parda más de un zarzal en flor;
ya los rebaños blancos, por entre grises peñas,
hacia los altos prados conducirá el pastor.
¡Oh, en el azul, vosotras, viajeras golondrinas
que vais al joven Duero, zagales y merinos,
con rumbo hacia las altas praderas numantinas,
por las cañadas hondas y al sol de los caminos;
hayedos y pinares que cruza el ágil ciervo;
montañas, serrijones, lomazos, parameras,
en donde reina el águila, por donde busca el cuervo
su infecto expoliario; menudas sementeras
cual sayos cenicientos; casetas y majadas
entre desnuda roca; arroyos y hontanares
donde a la tarde beben las yuntas fatigadas;
dispersos huertecillos, humildes abejares! ...
¡Adiós, tierra de Soria; adiós el alto llano
cercado de colinas y crestas miliares,
alcores y roquedas del yermo castellano,
fantasmas de robledos y sombras de encinares!
En la desesperanza y en la melancolía
de tu recuerdo, Soria, mi corazón se abreva.
Tierra de alma, toda, hacia la tierra mía,
por los floridos valles, mi corazón te lleva.

En el tren, abril de 1912

Podemos decir que este es un poema de transición entre dos partes que se diferencian muy bien en el libro. La primera corresponde a todos aquellos poemas escritos durante su estancia en Soria, siendo Orillas del Duero un claro ejemplo de ellos, mientras que la segunda parte está formada por los poemas escritos durante su estancia en Baeza. Este, como podemos ver en la firma al final del poema, está escrito en el tren que lo llevó de Soria a Baeza. Vemos como al inicio aparece descrito el paisaje andaluz hasta el verso 8 para luego pasar a describir el paisaje castellano recordado (Duero, Moncayo, Urbión…). Al final del poema aparece una preciosa despedida a la tierra donde encontró el amor y lo acogió durante estos años, y cuyo recuerdo se lleva en el corazón hacia la tierra que lo vio nacer.

CAMINOS

De la ciudad moruna
tras las murallas viejas,
yo contemplo la tarde silenciosa,
a solas con mi sombra y con mi pena.
El río va corriendo,
entre sombrías huertas
y grises olivares,
por los alegres campos de Baeza.
Tienen las vides pámpanos dorados
sobre las rojas cepas.
Guadalquivir, como un alfanje roto
y disperso, reluce y espejea.
Lejos, los montes duermen
envueltos en la niebla,
niebla de otoño, maternal; descansan
las rudas moles de su ser de piedra
en esta tibia tarde de noviembre,
tarde piadosa, cárdena y violeta.
El viento ha sacudido
los mustios olmos de la carretera,
levantando en rosados torbellinos
el polvo de la tierra.
La luna está subiendo
amoratada, jadeante y llena.
Los caminitos blancos
se cruzan y se alejan,
buscando los dispersos caseríos
del valle y de la sierra.
Caminos de los campos...
¡Ay, ya no puedo caminar con ella!

Este pertenece ya a la parte de poemas dedicados a la descripción del paisaje andaluz. Aparece la visión que tiene Machado de Baeza y su paisaje durante el final del día: “La Luna está subiendo”. El inicio de la noche concuerda con la pena y la melancolía que siente el poeta por el paisaje de Numancia y sobre todo por la pérdida de su mujer. Es muy interesante ver como introduce contrastes entre características positivas y negativas: “El río va corriendo / entre las sombrías huertas”. Además, vemos como aparece el Guadalquivir, cuya descripción no tiene nada que ver con la mitificada del Duero, ya que aquel es “un alfanje rojo / y disperso, reluce y espejea” (De nuevo aparece un contraste entre los dos versos de la descripción). En definitiva, vemos como el paisaje andaluz tiene unos ecos negativos contrarios a lo positivo y mitificado que hemos visto en las descripciones del paisaje castellano que hizo años atrás.

Catedral de Baeza
25

Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños...
¿No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.

Aquí nos encontramos ante un poema en los que apare una descripción de Soria imaginada, recordada. Dice que su corazón todavía vaga por las tierras sorianas entre esos paisajes castellanos que rodean al río (Duero) y al Moncayo por donde paseaba de la mano con Leonor. Al final, en una dura estrofa, plasma la soledad que vive en su tierra natal, por donde “voy caminando solo, triste, cansado, pensativo y viejo”.

Al final, he querido incluiros una versión musical de un poema de Machado incluido en este libro titulado La saeta. Casi todos conoceréis el impresionante disco de Serrat Dedicado a Antonio Machado, poeta en el que aparece esta versión musical junto a otras 10 versiones de otros poemas y una canción dedicada al poeta sevillano escrita por el mismo Serrat que se titula En Collioure. A los que no lo conozcáis os lo recomiendo encarecidamente.

Por último os dejo un enlace para que todos los que estéis interesados en leer algo más de Machado. En esta página que depende de Wikipedia están digitalizados todos los textos poéticos de Don Antonio Machado:

http://es.wikisource.org/wiki/Antonio_Machado

Otero, Blas de

Blas de Otero Muñoz (Bilbao, 15 de marzo de 1916 – Majadahonda, 29 de junio de 1979) fue un escritor y poeta español, considerado uno de los máximos exponentes de la poesía social y la poesía intimista de los años cincuenta en España. Su obra refleja su evolución desde una angustia existencial y religiosa, influida por los místicos españoles y el existencialismo francés, hasta un compromiso político y solidario con los problemas de su tiempo, marcado por su militancia en el Partido Comunista y su simpatía por la Revolución Cubana. Algunos de sus libros más destacados son Ángel fieramente humano (1950), Ancia (1958), Pido la paz y la palabra (1955), Que trata de España (1964) y Mientras (1970). También escribió prosa autobiográfica en Historias fingidas y verdaderas (1970). Recibió varios premios literarios, como el Boscán y el Fastenrath. Su poesía se caracteriza por una poderosa energía verbal, una agresiva imaginería, un tono bronco y desgarrado, y una mezcla de formas clásicas y modernas. Su obra ha sido traducida a varios idiomas y ha influido en generaciones posteriores de poetas.

Machado, Antonio

Antonio Machado fue un poeta, dramaturgo y narrador español, nacido en Sevilla en 1875 y fallecido en Colliure, Francia, en 1939. Es considerado uno de los representantes más destacados de la generación del 98, un grupo de escritores que se preocuparon por la situación política, social y cultural de España a finales del siglo XIX y principios del XX. Su obra poética se caracteriza por una evolución desde el modernismo y el simbolismo hacia un intimismo personal y una reflexión filosófica sobre la existencia y la realidad española. Entre sus obras más importantes se encuentran Soledades. Galerías. Otros poemas (1907), Campos de Castilla (1912), Nuevas canciones (1924) y Juan de Mairena (1936). También escribió teatro en colaboración con su hermano Manuel, destacando obras como La Lola se va a los puertos (1929) o La duquesa de Benamejí (1932). Machado fue un hombre comprometido con su tiempo y con la República Española, participando activamente en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura durante la Guerra Civil. Su muerte en el exilio fue un símbolo del drama de la España dividida. Su poesía ha sido reconocida como una de las más influyentes y universales de la literatura española

Poemas de «Hormigas en el centro de un desierto», de Raúl Molina

Los siguientes tres poemas pertenecen al libro Hormigas en el centro de un desierto, que será publicado en los próximos meses por Eolas Ediciones.

La imagen que acompaña a los textos pertenece al documental de Werner Herzog, Encuentros en el fin del mundo. Antes de la lectura, recomendamos visualizar este fragmento:

Las bestias


De nuevo camináis despacio contra el viento,
de nuevo hay una frase en vuestros labios,
                      y dos millones bajo el sol.

Al menos sé que todavía nada existe
que pueda hacer de ti miseria y trampa,
al menos que la muerte nos visita
y nos señala hasta que somos
                pequeños como ancestros
en noches de tormenta,
al menos sé la inmensidad del cielo por la noche
el viento o los aullidos
		cuando rabia la sombra.

Hermana, han ocupado los caminos,
han quemado los bosques
y no hay memoria de tu paso por la tierra.

Mientras bandadas vuelan hacia el este me pregunto,
si ya el cielo translúcido,
		        el pájaro y el ala
		o la distancia entre sus cuerpos,
	si aún hay derrota o mercenarios
que avancen sin control.

Como si nunca irrumpe		 o se dilata
al son de los timbales 		la historia de los otros
como si nunca minas, 		campamentos
	        bajo el silencio de la carne.

Recuérdalo,
	expulsaremos voces,
poseeremos
el grito de los mudos
entre ciudades declarándose la guerra
y los pañuelos negros con tu sangre,

recuérdalo en el límite,
		   al filo de los siglos,
donde los alaridos
                   destruyen
         la imagen de la madre.

Aún y más allá nos esperan los vientres,
sin nada que decir que no sea una danza
olvidada y nocturna,
	 alrededor de las bestias. 
                                                                               Fuga


existe un punto de fuga, debe existir al menos un punto de fuga, un horizonte y caminar hermano mío, y caminar cuando todo sea humo y la luz esté apagada, un punto de fuga al menos, uno, una razón de ser, una razón de huir y encorajarnos, un inventario de la tierra, una llanura cubierta con asfalto, la destrucción del llanto o los arneses sobre el cuerpo, al menos uno, al menos nueve puntos cardinales y un campo donde el baile aún sea posible. todavía, dices, recuerdo, todavía recuerdo el territorio, el abandono de palabras, el fuego nocturno y la sal cubriendo las colinas: somos un niño que da vueltas sobre el hielo, un niño que da vueltas y más vueltas, vueltas y lanzas en el costado entre ventiscas. existe un punto de fuga, debe existir al menos uno, una pérdida y tres cruces de caminos, cuando miran al cielo tan sólo ven en él clavos y espinas y el mundo es demasiado tenue tras las tapias, demasiado penumbra es este valle, demasiado azul que palidece hacia lo blanco y se detiene, ojos óxido oscuro y se detiene, dedos sobre el tambor y se detiene, como si aquí apenas la escucha y solo entonces movimiento. recuerdo el tacto de las crines, la ondulación del trigo o esta luz que viene hacia nosotros y de nuevo hacia lo blanco, aquí es todo dolor o bosque hacia lo blanco y este viento también como animal herido nos traspasa y entonces mil cristales, un punto de fuga y mil cristales. debe existir al menos la caída o la rabia tras los muros, el grito y siempre el límite del cuerpo dispuesto por azar en la espesura. toda la noche en las cocinas, toda sin posibilidad de establecerse entre la vida, sin deseo ni huella en el camino. ahora sé que la ausencia de tu voz me mimetiza con las rocas, ahora, un punto de fuga y tres o cuatro pasos hacia la servidumbre. recuérdalo aunque ya no lo sientas, recuérdalo cuando nos digan que lo importante está en la cumbre y nunca en cobijarse de los rayos, y nosotros, humildes e ignorantes, aceptemos sin reservas el mandato, un muro y el mandato, tu vida extraviada entre el acero y el mandato. al fin y al cabo todo se ha convertido errante en un andar solitario hacia las fosas, sí, querido hermano, sí, bajo este manto yace la vergüenza de los pueblos que creyeron ser eternos, y nosotros tan solos como siempre, tan inesperadamente solos como siempre creyendo en el enroque, sin saber que es enero y que el valle se ha cubierto de nieve, sin saber que es enero y las maderas se quiebran, sin saber de la fiebre todavía o del canto de cigarras en las tardes. ahora se ha vuelto todo hacia lo blanco y cae granizo entre las notas, ahora y siempre bruma, sin embargo, tres millones atravesando campos hacia la salvación
Ante la tierra

Existe la lluvia, 
       existe la lluvia y la nieve 
y la tormenta existe, dices,
una llanura sin final y un horizonte desplazado, 
un río que todo lo atraviesa y peces muertos en la orilla. 
Existimos en medio del delirio 
		y buscamos refugio 
ante la inminente caída de las bombas. 

                              Simpre nos pareció 
absurdo el nombre que nos dieron, 
nos pareció absurdo el silencio y los millones de insectos 
viajando hacia occidente, 
      absurdo el ruido en los hogares 
y tantas otras vidas.
 
Olvido y destrucción entre la lluvia,
versículos y danzas en la hoguera 
   como el intento de sentir 
que todavía existe un más acá. 
Quince, tan sólo quince ejemplares del libro iluminado, 
tan sólo búsqueda incesante y trazos de marfil, 
		únicamente lengua, 
fondo sin pozo que se descompone 
			y tus silbidos. 

Existe, para sentir el aire, un laberinto abandonado, 
para mirar, la herida abierta del cianuro, 
o un caballo de patas congeladas
perdido en la espesura:
llora y se deja 
caer, 

	caer,

		caer, 
como los viejos ritos de la sangre.

Socorro y nadie, de Mario Benedetti.

Solo un pájaro negro 
sobre el perfil cascado
una línea de sol 
en la reja de herrumbre

Mario Benedetti (1920-2009) fue un destacado escritor uruguayo de la Generación del 45. Su obra abarca diversos géneros literarios, como la poesía, la novela, el cuento, el ensayo, el teatro y la crítica cinematográfica. Entre sus obras más conocidas se encuentran La tregua, Gracias por el fuego, Primavera con una esquina rota y El amor, las mujeres y la vida.

Benedetti trabajó desde los catorce años en diversos oficios y fue periodista y director literario de la revista Marcha. Se casó en 1946 con Luz López Alegre, su compañera de toda la vida. Viajó por Europa y América Latina y se exilió durante la dictadura militar uruguaya entre 1973 y 1983. Fue militante del Frente Amplio, una coalición de izquierda que llegó al poder en 2004.

Su obra ha sido traducida a más de veinte idiomas y ha recibido numerosos premios y reconocimientos, tanto nacionales como internacionales. En su testamento creó la Fundación Mario Benedetti para preservar su obra y apoyar la literatura y los derechos humanos en Uruguay.

Benedetti tiene cuatro etapas poéticas: la primera (1948-1959) busca formas y temas nuevos, con ecos del surrealismo y el existencialismo; la segunda (1960-1973) se compromete con la realidad social y política de Uruguay y América Latina; la tercera (1974-1983) refleja su exilio, su nostalgia, su soledad y su esperanza; y la cuarta (1984-1985) celebra su vuelta a Uruguay y su reencuentro con su país y su gente. Su poesía usa un lenguaje sencillo, directo y coloquial, que se comunica con el lector y expresa sus sentimientos e ideas con claridad y sinceridad. Sus temas son universales: el amor, la muerte, la política, la amistad, la soledad, la esperanza. Es un poeta identificado con su pueblo y activo en las luchas sociales y culturales de su tiempo.

Benedetti publicó en 1965 el libro de poemas Próximo prójimo, que pertenece a su segunda etapa y que incluye un poema con el mismo título. En este poemario, el hablante lírico hace un inventario de los prójimos que han influido en su vida: el hermano, el amigo, los padres, el maestro, el enemigo, la mujer, el admirado, el cándido, el impuro, el muro gris. Se inspira en una cita de Antonio Machado: “En caso de vida o muerte, se debe estar siempre con el más próximo”. Reflexiona sobre la cercanía y la distancia de los otros, sobre la solidaridad y la soledad, sobre el amor y el odio. Esto muestra una de las temáticas más frecuentes de Benedetti: la búsqueda de la identidad a través de las relaciones humanas.

El poema que analizamos en esta ocasión, “Socorro y nadie”, pertenece a este libro. Leámoslo:

SOCORRO Y NADIE
MARIO BENEDETTI
 
Solo un pájaro negro 
sobre el perfil cascado
una línea de sol 
en la reja de herrumbre
azoteas sin rostro
sin miradas
sin nadie
estúpido domingo
voraz 
deshabitado
ahora se borra el sol 
definitivamente
el pájaro se borra 
y es un vuelo sin magia

como última señal 
de vida
la camisa
oreándose en la cuerda
agita enloquecidas
blancas mangas 
que reclaman socorro 
pero abrazan el aire.

El poema expresa la soledad y el vacío de un domingo gris y desolado. El hablante lírico ve desde su ventana algunos elementos que le muestran su aislamiento: un pájaro negro, una línea de sol, una reja de herrumbre, azoteas sin rostro. El tono es melancólico y desesperado, con adjetivos como “cascado”, “voraz”, “deshabitado”, “sin magia”. El verso final sintetiza el sentimiento del poema: la camisa que se seca en la cuerda agita sus mangas como pidiendo ayuda, pero solo abraza el aire. Es una imagen de impotencia y falta de comunicación. El pájaro negro puede simbolizar la tristeza, la muerte, la mala suerte o la soledad del hablante lírico. Contrasta con la línea de sol, que puede simbolizar la esperanza o la vida. Pero ambos elementos se borran al final del poema, lo que indica que no hay salida ni consuelo para el hablante lírico. Otros símbolos son la reja de herrumbre, que puede representar la prisión o la opresión del hablante lírico; las azoteas sin rostro, que pueden representar la indiferencia o la falta de humanidad de la ciudad; y la camisa que se seca en la cuerda, que puede representar la ausencia o la nostalgia de alguien querido. Estos símbolos refuerzan la idea de soledad y desesperación que comunica el poema.

Su estructura formal puede tener varios significados. Por un lado, el poema está compuesto por dos estrofas de diferente número de versos, lo que podría sugerir una cierta asimetría o desequilibrio. Por otro lado, el poema no tiene rima ni métrica fija, lo que podría indicar una cierta libertad o ruptura con las normas tradicionales. La ausencia de signos ortográficos también puede tener varios significados. Por un lado, podría reflejar la rapidez o la urgencia del hablante lírico por expresar sus sentimientos. Por otro lado, podría sugerir una cierta confusión o desorientación del hablante lírico ante la realidad que observa.

En conclusión, el poema “Socorro y nadie” de Mario Benedetti es un lamento desesperado por la soledad y la falta de amor. El hablante, que se siente atrapado en un mundo hostil y vacío, donde nadie lo escucha ni lo comprende, se dirige a un “tú” ausente expresándole el dolor de la pérdida, la nostalgia del pasado y el anhelo de una reconciliación que parece imposible.

Poetisas, por Raúl Molina

Aprovechando que el tema de este mes, “Vivo sin vivir en mí”, es el inicio del verso más famoso de Santa Teresa de Ávila, he decidido hablar de poetisas.

Las mujeres han sido autoras de multitud de obras poéticas a lo largo de la historia, pero una sociedad machista, como la española hasta este siglo pasado, ha tapado muchas de esas obras que no tienen nada que envidiar a las de sus compañeros de profesión.

Sé que es imposible tratar en este breve espacio un número elevado de poetisas, por ello trataré de incluir una muestra representativa de varios periodos sin llegar a profundizar mucho en cada uno de ellos.

Empezaremos con el periodo más importante de la poesía española, los siglos XVI-XVII, es decir, Los Siglos de Oro. Durante estos años la mujer estaba completamente subordinada al hombre, y se dedicaba principalmente al trabajo doméstico. Sin embargo, y al contrario de lo que se cree, las mujeres leían más que los hombres. Es muy importante no entender la lectura de esta época como un hecho individual, que cada uno realizaba tranquilo en su casa, sino que debemos entenderla como un hecho colectivo, lo que se llama lectura en voz alta. La gente se reunía, y la persona que sabía leer lo hacía en voz alta mientras el resto escuchaba. Es en estas lecturas en las que la presencia de mujeres era más habitual que la de hombres.  

Sin embargo, el porcentaje de mujeres escritoras era muy bajo con respecto al de hombres. Estos escribían más obras y no estaba bien visto que las mujeres se dedicaran al arte de escribir. Pero ello no impidió que nos deleitaran con obras de una excelente calidad.

En muchos casos, las escritoras debían disculparse en los prólogos de sus obras por todos los errores que en ella habían cometido por el mero hecho de ser mujer, ya que como hemos apuntado, el de escritor no era considerado un oficio propio para ellas. Con esto quiero que imaginéis hasta qué punto el machismo estaba instaurado en la sociedad española de los siglos XVI-XVII.

Vamos ahora con unas muestras poéticas de importantes escritoras. El primer poema es de Santa Teresa de Ávila (1515-1582), y se titula Mi amado para mí. Sus poemas pertenecen a la corriente mística, que se caracteriza por la utilización de metáforas y alegorías para representar la unión del místico con la divinidad (recordad que esta corriente fue tratada en el primer artículo de Cajón de Sastre).

MI AMADO PARA MÍ
Santa Teresa de Ávila

Ya toda me entregué y di
Y de tal suerte he trocado
Que mi Amado para mi 
Y yo soy para mi Amado.
 
Cuando el dulce Cazador
Me tiró y dejó herida
En los brazos del amor
Mi alma quedó rendida,
Y cobrando nueva vida
De tal manera he trocado
Que mi Amado para mí
Y yo soy para mi Amado. 
 
Hirióme con una flecha
Enherbolada de amor
Y mi alma quedó hecha
Una con su Criador;
Ya yo no quiero otro amor,
Pues a mi Dios me he entregado,
Y mi Amado para mí
Y yo soy para mi Amado.

El segundo poema es de Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), una importantísima poeta mexicana del siglo XVII. En su obra (poética, dramática y narrativa) se tratan temas que van desde lo religioso a lo profano, siendo muy importantes sus poemas amorosos. He escogido un poema titulado Detente sombra, que como podréis comprobar, es complicado de leer y entender por los abundantes recursos estilísticos y artificiosos que convergen en él, algo muy al día en la poesía del período Barroco (siglo XVII).

DETENTE SOMBRA
Sor Juana Inés de la Cruz


Detente, sombra de mi bien esquivo, 
imagen del hechizo que más quiero, 
bella ilusión por quien alegre muero, 
dulce ficción por quien penosa vivo. 

Si al imán de tus gracias, atractivo, 
sirve mi pecho de obediente acero, 
¿para qué me enamoras lisonjero 
si has de burlarme luego fugitivo? 

Mas blasonar no puedes, satisfecho, 
de que triunfa de mí tu tiranía: 
que aunque dejas burlado el lazo estrecho 

que tu forma fantástica ceñía, 
poco importa burlar brazos y pecho 
si te labra prisión mi fantasía.

Vamos a realizar ahora un salto temporal importante hasta el primer tercio de siglo XX, época conocida como Edad de Plata de la Cultura española. Tras la importantísima Generación del 98 (Valle-Inclán, Unamuno, Benavente, Azorín, los hermano Machado…), aparecería otra importante, la Generación del 14, que en el ámbito poético tendría como figura principal a Juan Ramón Jiménez. Tras esta llegaría el que es, en mi opinión al menos, el mejor grupo poético que han dado las letras hispanas, la Generación del 27. A ella pertenecieron poetas de la talla de Jorge Guillén, Pedro Salinas, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre… además de otros escritores de la talla de Max Aub, e incluso es durante estos años cuando Miguel Hernández inicia su carrera poética. Pero no solo en literatura es una época importante, sino que aparecen numerosos artistas en otras especialidades, como Salvador Dalí en pintura o Luis Buñuel en cine entre muchos otros. Este es el panorama cultural en España, pero América Latina no se queda atrás, ya que es durante estos años cuando comienzan sus andaduras literarias escritores de la talla de Jorge Luis Borges, Vicente Huidobro o Pablo Neruda.

Con todo esto quiero que imaginéis el importante panorama cultural de inicios del siglo XX en las zonas de habla hispana. Como es lógico, entre toda esta marabunta de escritores las mujeres van a ser también importantes, aunque su obra, pese a ser de una calidad excelente, va a ser en la mayoría de los casos menos reconocida. Quiero destacar a dos poetisas de esta época cuyos poemas aparecen recogidos en muchas antologías junto a los de sus compañeros de profesión. Ellas son Concha Méndez (1898-1986) y Ernestina de Champourcín (1905-1999). Deberíamos preguntarnos por qué sus obras no han trascendido cuando realmente se encuentran al mismo nivel que las de sus compañeros.

ANCHO ES EL MAR… 
Concha Méndez

Ancho es el mar; él ha de separamos;
quedarán nuestras almas enlazadas.
Como un último retrato, en nuestros ojos
impresas lucirán nuestras miradas.

El barco en que he de ir está en el puerto;
a éste seguirá otro en que tú vayas.
Te esperarán mis brazos, no se en dónde...
tal vez en algún puerto... en una playa...!
SOLEDADES 
Ernestina de Champourcín

Todas las soledades -grises víboras- muerden
la duda que taladra mis sienes abatidas.
Nadie finge camino en torno de mis plantas
que repliegan, medrosas, su impulso derrotado.

¡Soledad de mi frente1 Un residuo de sueños
la empolva de ceniza.
-¡Qué siniestra bandada de ideas en delirio
entrega al huracán su pálido plumaje!-.

¡Soledad de mis labios! Escondida zozobra
de los besos en flor que no abrasa el estío,
nostalgia de capullo condenado a vivir
su eterna adolescencia.

¡Soledad de mis manos! Inefable tortura
del gesto que se duerme en trance de caricia.
¿Para qué la ansiedad que entreabre mis palmas
si adhieren a su curva inútiles vacíos?

Soledades que cercan con límites de hierro
la expansión luminosa y frágil de mi vida...
¡Rompe tú las amarras que me retienen, muda,
en el hueco sombrío de mi rincón doliente!

Actualmente, en las letras hispanas tenemos un importante elenco de escritoras de reconocido prestigio. Suelen ser más conocidas las novelistas como por ejemplo Ana María Matute o Isabel Allende, pero también nos encontramos en una época positiva a nivel poético. Podemos destacar a Chantal Maillard, Olvido García Vallés, Julia Uceda, Julia Castillo, Almudena Guzmán… Ello augura un importante futuro poético en el que las mujeres van a tener mucho que decir.

NO EXISTE EL INFINITO... 
Chantal Maillard

No existe el infinito:
el infinito es la sorpresa de los límites.
Alguien constata su impotencia
y luego la prolonga más allá de la imagen, en la idea,
y nace el infinito.
El infinito es el dolor
de la razón que asalta nuestro cuerpo.
No existe el infinito, pero sí el instante:
abierto, atemporal, intenso, dilatado, sólido;
en él un gesto se hace eterno.
Un gesto es un trayecto y una trayectoria,
un estuario, un delta de cuerpos que confluyen,
más que trayecto un punto, un estallido,
un gesto no es inicio ni término de nada,
no hay voluntad en el gesto, sino impacto;
un gesto no se hace: acontece.
Y cuando algo acontece no hay escapatoria:
toda mirada tiene lugar en el destello,
toda voz es un signo, toda palabra forma
parte del mismo texto.
DE UN TIEMPO A ESTA PARTE... 
Almudena Guzmán

De un tiempo
a esta parte
estoy prisionera
en un coche
de gritos y hielo
que circula
por carreteras oscuras
y en vertical
como catedrales,
deslumbrada
por las luces largas
de los que vienen
en sentido contrario
que sois todos.

Creación literaria

Como habéis podido comprobar, este mes la sección ha sido un tanto diferente, por lo que en este apartado de creación literaria no os voy a especificar una característica que quiero que tengan vuestros poemas, sino que solo quiero que participéis, que perdáis el miedo a enseñar vuestras creaciones y mandéis poemas de la temática que sea y con las figuras que queráis. Ahí va uno mío:

ARS POETICA 
Raúl Molina

Escribo
en hojas manchadas de café,
en hojas marrones con azúcar.
Fiero, con los nervios a flor de piel.

Escribo
en hojas manchadas de ginebra,
en hojas etílicas e insanas.
Adormilado, pestañeo más de la cuenta.

Escribo
en hojas manchadas de corazón,
en hojas que gritan y son mi consuelo.
Culpable, de todo culpable.

Escribo
en hojas manchadas de lágrimas,
en hojas llenas de sal, de mí.
Triste, agoto los pañuelos.

Escribo
en hojas manchadas de noche,
en hojas con reflejos de Luna.
Cansado, como yo, muere el día.

González, Ángel

Ángel González fue un poeta español de la Generación del 50, que se caracterizó por el uso de la ironía y el escepticismo para criticar la sociedad de posguerra, pero que, así mismo, compartía con ellos ciertas características, como: recuperación del aspecto estético del lenguaje, reflexiones metafísicas y existenciales, interés por la lírica intimista o el hecho de tener como referente a Antonio Machado. Ángel González nació en Oviedo en 1925 y sufrió las consecuencias de la Guerra Civil Española, que le marcó profundamente. Estudió magisterio, derecho y periodismo, y trabajó como funcionario y como profesor de literatura española contemporánea en Estados Unidos. Publicó su primer libro de poemas, Áspero mundo, en 1956, y recibió varios premios literarios, entre ellos el Príncipe de Asturias de las Letras en 1985 y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1996. Fue elegido miembro de la Real Academia Española en 1997. Los temas más importantes sobre los que gira la poesía de Ángel González son:  el amor, la guerra, la naturaleza y la vida. Murió en Madrid en 2008.

Cambiar el mundo

Una de las máximas de la poesía es la utilización de las palabras dependiendo de las resonancias sentimentales y fantásticas que a ellas asocian los poetas. ¿Qué quiere decir esto? Pues quiere decir, ni más ni menos, que los poetas utilizan las palabras, no con el significado de diccionario, sino con un significado sentimental (dependiendo del sentimiento que despiertan en ellos mismos y en los lectores). De esta manera tratan de influir en nosotros cuando leemos un poema trasmitiéndonos su estado de ánimo y sentimientos.

Lo mejor que podemos hacer es ver unos ejemplos simples, y luego aplicarlo en un poema. Imaginad que nos encontramos las siguientes palabras: seda, blanco, murmullo, azul, claridad, prado, nubes. A primera vista, lo que el poeta trataría de transmitirnos sería la serenidad y la tranquilidad en la que se halla sumido.

Sin embargo, si encontráramos las palabras negro, tormenta, grito, túnel, oscuridad, está claro que trata de influir en nosotros con unos sentimientos totalmente diferentes.

Por lo tanto, podemos encontrarnos con numerosísimos significados sentimentales de las palabras, y un mismo vocablo puede tener un significado diferente en cada poeta. Puede ocurrir, por ejemplo, que un poeta haya tenido malas experiencias en su casa, por lo que utilizará esta palabra para expresar sus preocupaciones y temores, mientras que habrá otros que la usen para transmitir confianza y seguridad.

Incluso un mismo vocablo puede tener diferentes significados dentro de la obra poética de un escritor, ya que puede ocurrir que el sentimiento que en él despertaba una palabra haya cambiado con el tiempo. Por ejemplo, volviendo al término casa, si un poeta durante una época de su vida tiene una buena vida familiar, el término adquirirá para él unos significados sentimentales muy distintos a los que adquiere en otros momentos en los que tiene problemas familiares.

Para que todo esto quede claro imaginemos una sencilla alegoría: Un poeta se encuentra ante una hoja en blanco, y delante de él tiene unos botes de cristal tapados que contienen en su interior palabras. En los botes, hay unas etiquetas pegadas en la que señala que significado sentimental tienen para el escritor las palabras que están guardadas dentro. En las pegatinas pone: soledad, muerte, obstinación, violencia, libertad, solidaridad, amor… El poeta abrirá los botes que se ajusten su estado de ánimo y utilizará las palabras con significados sentimentales, lo que le permitirá transmitir su estado de ánimo. No debemos olvidar que también añadirá otras palabras con un significado de diccionario, consiguiendo así un poema con el que será fácil hacer partícipe al lector de sus sentimientos.

Ahora nada mejor que leer un poema (Canto Primero de Blas de Otero), fijarnos en las palabras destacadas y tratar de sacar una conclusión.

CANTO PRIMERO
BLAS DE OTERO

Definitivamente, cantaré para el hombre. 
Algún día, —después—, alguna noche 
me oirán. Hoy van —vamos— sin rumbo, 
sordos de sed, famélicos de oscuro. 

Yo os traigo alba, hermanos. Surto un agua, 
eterna no, parada ante la casa. 
Salid a ver. Venid, bebed. Dejadme 
que os unja de agua y luz, bajo la carne. 

De golpe han muerto veintitrés millones
de cuerpos. Sobre Dios saltan de golpe
-sorda, sola trinchera de la muerte-
Con el alma en la mano, entre los dientes

el ansia. Sin saber por qué, mataban;
muerte son, solo muerte. Entre alambradas
de infinito, sin sangre, son hermanos
nuestros. Vengadlos, sin piedad, ¡Vengadlos!

Solo está el hombre. ¿Es esto lo que os hace 
gemir? Oh si supieseis que es bastante. 
Si supieseis bastaros, ensamblaros. 
Si supierais ser hombres, sólo humanos. 

¿Os da miedo, verdad? Sé que es más cómodo 
esperar que Otro —¿quién?— cualquiera, Otro 
os ayude a ser. Soy. Luego es bastante 
ser, si procuro ser quien soy ¡Quién sabe

si hay más! En cambio, hay menos: sois sentinas 
de hipocresía. ¡Oh sed, salid al día! 
No sigáis siendo bestias disfrazadas 
de ansia de Dios. Con ser hombres os basta.

¿Qué os transmite el poema? Fijaos como nos infunde un sentimiento de revolución, de unión (“Vamos  -sin rumbo-“, “Salid a ver. Venid. Bebed”, “hermanos/ nuestros. Vengadlos, sin piedad ¡Vengadlo!”). Ello lo consigue tanto por el significado normal como por el emotivo de las palabras que utiliza. Mediante estas, el poeta muestra la pretensión de todos los poetas de esta generación, la Generación de la Poesía Social, que no es otra que conseguir cambiar el mundo a través de los versos.

Este poema en concreto es de Blas de Otero, uno de los principales poetas sociales de las letras hispanas. Si nos fijamos en la pretensión de estos poetas desde el punto de vista actual, más de cincuenta años después, podemos pensar que era una locura pretender cambiar la sociedad a través de la poesía cuando apenas vendía unos cuantos miles de libros. Sí, lo era. Era una locura tratar de cambiar una sociedad (la española en concreto) que estaba subordinada al franquismo, que lo había aceptado como propio probablemente por el miedo a la represión que podía sufrir el pueblo de haberse levantado contra el dictador. Una sociedad, que estaba totalmente oxidada.

Fijaos en este fragmento de un poema de Gabriel Celaya titulado La poesía es un arma cargada de futuro. Celaya también es un poeta social, y en sus versos podemos ver las mismas pretensiones que en los de Blas de Otero. (En este link al podéis ver entera, he decidido seleccionar tan solo los versos más representativos: http://www.poesia-inter.net/gcel5500.htm).

Poesía para el pobre, poesía necesaria 
como el pan de cada día, 
como el aire que exigimos trece veces por minuto, 
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan 
decir que somos quien somos, 
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. 
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo 
cultural por los neutrales 
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. 
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse

Volved a leerlo y fijaos ahora en la tonalidad emotiva de las palabras ¿Qué os parece la utilización del nosotros? ¿Y la utilización de la primera persona del singular, el yo? ¿Qué os transmiten esas palabras desde el punto de vista sentimental? ¿Pensáis que estamos faltos de poesía social hoy en día?

En todos los poemas que escribimos se nos cuelan palabras con significados sentimentales. ¿Qué tal exagerarlo? Es decir, fijaos cuando escribáis como usáis los términos de este modo e intentad utilizarlos con más asiduidad. Así conseguiréis una creación más sentimental y en la que lograréis expresar de una forma natural vuestro estado de ánimo. Recordad una cosa, cuando escribís un poema debéis plasmar vuestros sentimientos dentro del papel. No importa si para el resto de la gente resulta oscuro o poco entendible (no pretendemos publicar un poemario), únicamente debe servir de catarsis interior, de purgación de vuestros sentimientos. El papel en blanco es vuestro psicólogo personal. Con esto yo os propongo estos versos en los que hay palabras con significados sentimentales que remiten al hogar:

Mirando el vaivén del fuego
recordé como lo encendías.
Hace tiempo ya de aquello,
pero el olor a carne asada,
a vino, coñac y Celtas
todavía son recientes.
Ahora quiero decirte,
que los geranios han seguido creciendo,
tú ya me entiendes,
y que hemos dejado de encender fuego
y de asar carne,
pero también quiero que sepas, que en silencio
te recordamos
mirando el vaivén del fuego.