Háblame, silencio, cuéntame…

Cuando los sentidos y sentimientos quedan ingrávidos entre quimeras de extrañas metáforas y no se hallan palabras capaces de formar oración alguna apta en expresa lo que se necesita, crece la desazón al ver que, a veces, la vida se comporta de forma extraña, girando a rumbos insólitos, mas la pena se agrava, pues no tiene sentido saber que, como las rosas, los ángeles también mueren.

¡Háblame, silencio, cuéntame 
todo lo que no está dicho!
¡Qué hermoso debe ser aquello que guardas
cuando lo has hecho patrimonio tuyo!
¡Háblame, silencio, cuéntame
o déjame descubrir en tu interior
lo sublime que es tu paz!
Mirarte a los ojos y besar tus labios, 
es lo que quiero,
mirarte y besarte cada mañana cuando despierto.
Que tu aliento calme la sed de ti,
es lo que quiero,
y beber de la fuente de tus deseos,
mirarte y besarte cada mañana cuando despierto.
Pensar que no estoy lejano de tus pensamientos,
es lo que quiero,
que estoy cercano a tus anhelos,
mirarte y besarte cada mañana cuando despierto.
No sé por qué razón, ni explicación alguna, en mi vigilia buscaba inspiración… siempre me embargaba la necesidad de acudir a la deseada cita entre la tinta y el papel.

Primero quise embelesarme en la lisura del verso, mas no encontraba la rima, ni si quiera el ritmo de la prosa.

Decidí dar libertad a los sentimientos y dejarme llevar por lo que me dictara el cielo.
Y comencé… puse puntos suspensivos y abrí el texto con dos puntos y un aparte:

Como se abren las rosas
en las mañanas de abril
se abren tus deseos
y en tu rostro el ángel
que hay en ti.

Frágil es tu corazón
y más tu razón,
pero esa fragilidad
es tu hermosa armonía
y la luz de tu interior.
Luchas, luchas,

tu sentimiento se violenta
y desafía a la mente,
aunque tú lo sabes…
el sentido de la vida
se esconde en tu corazón.

Busca respuestas en los amaneceres,
medita al atardecer y encontrarás la paz
en la hermosura de la noche.

Como confieso al comienzo de este romance, no sé por qué razón ni explicación alguna, en mi vigilia buscaba la inspiración, pues me embargaba la necesidad de acudir a la siempre deseada cita entre la tinta y el papel.

Y lo conseguí: pasé del verso y olvidé la prosa, mas busqué lo que el cielo me dictara y, antes de finalizar la hoja, la rubricaré y le daré destino, pues desde este instante quedará para siempre escrita, mas como testigos y dan fe la tinta y el papel.

¡Que este será el Romance para Cristina!

ORACIÓN DE LA SERENIDAD

Señor, te doy gracias por concederme un instante de serenidad para observarme tal cual soy y aceptarme con mis virtudes y defectos. Concédeme prolongar este momento a cada instante en mi vida. Que de la observación equilibrada pase al sentimiento armónico.

Señor, te ruego que el amor que Tú representas me impulse a la decidida acción de progresar en todos los aspectos de mi vida. Que la salud se manifieste en este estado de armonía, como consecuencia de una búsqueda del equilibrio integral.

Señor, permite que mi cuerpo, mi mente y mi alma se encaminen hacia la perfección.

Señor, condúceme para que, cuando la naturaleza fije el fin de un ciclo sobre esta tierra, esté preparado para dar el próximo paso hacia ti, con la serenidad que en este instante irradio.

Amén,

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