Salamanca vio nacer y morir (1944-1987) a Aníbal Núñez, un artista polifacético que cultivó la poesía, la pintura y el grabado. Entre sus libros de poemas destacan Fábulas domésticas, Alzado de la ruina y Primavera soluble. Su obra plástica también es muy notable. Tradujo a clásicos y modernos, como Propercio, Catulo y Rimbaud. Su poética se basa en la disociación de realidad y sentido, la apertura de su creación y la disolución de la historia en el lenguaje. Su originalidad y cultura no le valieron el reconocimiento en vida ni la facilidad para publicar. Su obra es hoy más apreciada y analizada por la crítica.