Nacido en Arañó (Lleida), el 1 de abril de 1918, y fallecido en Barcelona, el 26 de junio de 1990, Manuel de Pedrolo fue un prolífico escritor en lengua catalana y en casi todos los géneros literarios, aunque sobre todo destacó en la novela.
A medio camino entre el conductismo y el existencialismo, desarrolla temas vivenciales utilizando recursos simbolistas, como así ocurre en su novela más valorada, Todas las bestias de carga (Totes les bèsties de càrrega) o en Si son rosas florecerán (Si són roses, floriran).
Su obra ha sido profusamente traducida a múltiples idiomas, sin embargo, durante su vida editorial y pública sufrió el acoso de la censura franquista y de la escasa demanda de literatura en catalán en los años de posguerra, por lo que muchos de sus libros fueron publicados algunos años después de ser escritos.
Fue muy aficionado a crear ciclos novelísticos en los que suelen aparecer los mismos personajes, aunque la mayoría de ellos quedaron inacabados: Tiempo abierto (Temps Obert), con once tomos; La tierra prohibida (La terra prohibida), tres; Los anónimos (Els anònims), tres, o Los apócrifos (Els apòcris), con cuatro.
Así mismo, es destacable su producción en novela policiaca, llegando a dirigir la colección “La Cola de Paja”, de Ediciones 62, y su inestimable aportación a la ciencia ficción, tanto en novelas: Mecanoscrito, Aquesta matinada i potser per sempre o Successimultani, como en cuentos: Un món per a tothom, Violació de límits…
Así mismo destacó en la poesía, aunque en el conjunto de su obra aparezca como un género secundario, por le que, para concluir con esta cita, os proponemos la lectura de uno de sus poemas:
HISTÓRIA ÍNTIMA El cor és ample com els solcs oberts a la diada camperola: de sol a sol. Recordo aventures desertes, vagament germinals i sense roses, que profanaven el poeta: Germa, Pina, la verda Lera Semència, Menta, Didora, Bian, inguariblement horitzontal. I la trobada nocturna, silenciosa, prop dels joncs que vessaven noms: Marta, Berta amb els llavis sucosos de móra, Maria, Joana, Dolors, Eva, sempre disposada a confondre els sexes, i Magda plena de primaveres. Tenia tants cors a la mà que ja no sabia què fer-ne; fet i fet, era excessiu. Però els cors no s'abandonen com qui tanca una porta, i prou, en deixar la cambra dels jocs. Me'ls he endut amb mi cap al futur d'unes dones maridades, d'unes filles que ja baixen al riu amb les mateixes cames que aleshores corrien i, de cop, s'aturaven. El gest és etern i el poeta es renova, amb un altre nom, amb un altre vers, davant la carn repetida.
HISTORIA ÍNTIMA El corazón es ancho como los surcos abiertos a la festividad campesina: de sol a sol. Recuerdo aventuras desiertas, vagamente germinales y sin rosas, que profanaban al poeta: Germa, Pina, la verde Lera Semencia, Menta, Didora, Bian, increiblemente horizontal. Y el encuentro nocturno, silencioso, cerca de los juncos que derramaban nombres: Marta, Berta con los labios jugosos de mora, María, Juana, Dolores, Eva, siempre dispuesta a confundir los sexos, y Magda llena de primaveras. Tenía tantos corazones en la mano que ya no sabía qué hacer; hecho y hecho, era excesivo. Pero los corazones no se abandonan como quien cierra una puerta, y basta, al dejar la cámara de los juegos. Me los he adueñado conmigo hacia el futuro de unas mujeres maridadas, de unas hijas que ya bajan al río con las mismas piernas que entonces corrían y, de repente, se detenían. El gesto es eterno y el poeta se renueva, con otro nombre, con otro verso, ante la carne repetida.
Un artículo de Antonio Cruzans