Nuevo en la ciudad nueva, de Juan Antonio González Iglesias

Nuevo en la ciudad nueva (Visor, 2024), de Juan Antonio González Iglesias, es un poemario que destila una poética de la renovación y la contemplación, anclada en la tradición clásica, pero proyectada hacia una sensibilidad contemporánea. Compuesto por veinte poemas de veinticinco endecasílabos cada uno, el libro se estructura con una precisión arquitectónica que evoca las columnas dóricas, jónicas y corintias descritas en la crítica de ABC, apuntalando un edificio poético de armonía y equilibrio. Escrito durante tres estancias becadas en Nápoles, el poemario toma como escenario esta ciudad, Neápolis, la «ciudad nueva» de los griegos, que se convierte en un espacio simbólico donde lo antiguo y lo moderno, lo sublime y lo cotidiano, coexisten en un diálogo fecundo.

La obra se articula en torno al «sueño cumplido de ser nuevo», un leitmotiv que impregna cada poema con una sensación de descubrimiento y apertura. González Iglesias, fiel a su signo clásico, explora temas recurrentes en su obra —el amor, la belleza, la naturaleza y el conocimiento espiritual—, pero los renueva a través de la lente napolitana. Nápoles, con su rica herencia grecorromana y su vitalidad caótica, no es solo un escenario, sino un personaje que encarna la coexistencia de «lo sublime y el desorden». Esta dualidad permite al poeta reflexionar sobre la modernidad —con referencias a las «nuevas masculinidades», el gimnasio o los «flechazos digitales»— sin perder de vista la tradición literaria de poetas españoles como Garcilaso o Quevedo, enamorados de esta ciudad.

El poemario se distingue por su capacidad de encontrar lo maravilloso en lo cotidiano. Como señala el Instituto Cervantes, González Iglesias captura «distintos momentos y espacios napolitanos marcados por la percepción de belleza», desde la alta cultura hasta la espontaneidad popular. Esta atención a lo pequeño y lo efímero —un destello, un gesto, un instante— se combina con una perspectiva europea contemporánea que actualiza la tradición clásica, haciendo de cada poema «un relámpago de novedad» dentro de un paradigma estético clásico.

La estructura del libro es un reflejo de su contenido: la regularidad de los veinte poemas, cada uno con quinientos versos en total, sugiere una disciplina formal que contrasta con la libertad temática. Los endecasílabos, «limpios» y con un uso notable de encabalgamientos, dotan a los poemas de un ritmo fluido y musical, reminiscente de la poesía latina que el autor, catedrático de Filología Latina, conoce profundamente. Esta precisión métrica no resta espontaneidad, sino que potencia la sensación de un equilibrio entre lo medido y lo vivido.

El lenguaje de González Iglesias es claro, pero cargado de resonancias. Su poesía, heredera de la tradición latina, se nutre de alusiones a Virgilio —como la cita de las Geórgicas que abre el libro— y a figuras mitológicas como Parténope, la sirena fundadora de Nápoles. Sin embargo, estas referencias no son eruditas ni excluyentes; se integran orgánicamente en una voz poética que celebra la vida contemplativa sin caer en la mera actitud del flâneur. El poeta no solo observa, sino que se implica, encontrando en Nápoles «su ser, fruto de una vida intensa en cuanto contemplativa».

Uno de los mayores logros de Nuevo en la ciudad nueva es su capacidad para tender puentes entre épocas. La obra dialoga con la tradición de poetas españoles que han cantado a Nápoles, pero lo hace desde una perspectiva que incorpora elementos de la cultura contemporánea, como la tecnología o las dinámicas urbanas. Esta tensión entre lo clásico y lo moderno es un sello distintivo de González Iglesias, quien, según Zenda, ha decantado «una poética de lo bello» que tensiona su relación con el mundo clásico con la sensibilidad del ser contemporáneo.

Además, el poemario reflexiona sobre la identidad y la experiencia personal. La mención a la homosexualidad, tratada con naturalidad y profundidad, se articula como un «proyecto» que une cuerpo y alma, soma y psiquis, en un intento de trascender las limitaciones humanas. Esta dimensión personal, unida a la universalidad de los temas tratados, hace que el libro resuene en lectores diversos.

La crítica ha elogiado la originalidad y la potencia de la voz de González Iglesias, considerándolo «una de las más destacables en el confuso panorama de la lírica actual». Su capacidad para renovar la tradición clásica sin perder su esencia lo sitúa como un poeta clave de su generación, como subraya RTVE al calificarlo como «uno de los más importantes» de su tiempo. El libro, además, ha sido objeto de atención en medios como El País y ABC, donde se destaca su conexión con la tradición literaria y su mirada fresca sobre la realidad.

Nuevo en la ciudad nueva es una obra que celebra la posibilidad de comenzar de nuevo, de hallar belleza en el caos y de reconciliar pasado y presente. Juan Antonio González Iglesias construye un poemario que es a la vez un homenaje a Nápoles y una meditación sobre la vida, el amor y la poesía. Con una voz que combina erudición y accesibilidad, rigor formal y espontaneidad, el libro se erige como un testimonio de la vigencia de la poesía para iluminar lo cotidiano y lo eterno. Como señala el propio autor en su trayectoria, su poesía es un acto de amor, y este libro es una prueba luminosa de ello.

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