Primo Levi nació el 31 de julio de 1919 en Turín, Italia, en el seno de una familia judía. Estudió en la Universidad de esa ciudad graduándose, en 1941, Summa cum laude en Química, pero dos años después estaba en las montañas del norte, junto con algunos amigos, intentando conectar con el movimiento de resistencia antifascista, siendo capturado por los alemanes y enviado a Auschwitz, donde trabajó como esclavo en la planta que la I.G. Fraben tenía en aquel campo de concentración (denominada Planta Química Buna) para producir caucho sintético. Tras ser liberado por los soviéticos en 1945, Levi regresó a Turín, encontrando trabajo como director general de una fábrica que producía pinturas, esmaltes y resinas sintéticas. Su primer libro, Si esto es un hombre, apareció en 1947 y en él analiza todas las atrocidades vividas en Auschwitz. Sus siguientes novelas también giran alrededor de sus memorias sobre la guerra, La tregua (1963) y Los hundidos y los salvados (1986). Sin embargo, con La tabla periódica (1975), busca las posibles analogías existentes entre los elementos químicos y la esfera de la moral. Levi también escribió otro tipo de novelas, poesía y relatos cortos. El 11 de abril de 1987 murió al caer por el hueco de la escalera desde el tercer piso donde vivía, muerte que todavía suscita una enorme controversia entre quienes piensan que se suicidó y quienes sospechan otra situación.
Ustedes que viven seguros En sus cálidos hogares Ustedes que al volver a casa Encuentran la comida caliente Y rostros amigos Pregúntense si es un hombre El que trabaja en el lodo El que no conoce la paz El que lucha por medio pan El que muere por un sí o un no Pregúntense si es una mujer La que no tiene cabello ni nombre Ni fuerza para recordarlo Y sí la mirada vacía y el regazo frío Como una rana en invierno Piensen que esto ocurrió: Les encomiendo estas palabras. Grábenlas en sus corazones Cuando estén en casa, cuando anden por la calle Cuando se acuesten, cuando se levanten; Repítanselas a sus hijos. Si no, que sus casas se derrumben Y la enfermedad los incapacite Y sus descendientes les den la espalda.
Un artículo de Antonio Cruzans