Redemption song, de Bob Marley

Aquellas vacaciones de Pascua, como todos los años, volví al hogar… Nada extraordinario ni fuera de lo normal: la abuela besuqueándome cada diez minutos, mis hermanos minándome la paciencia y mis padres la moral… las saliditas nocturnas con las amigas, las que quedan solteras, y algún ligue esporádico de los de no volver a ver… ¡gracias a Dios!… Pero está bien, porque, a fin de cuentas, son las personas que quiero y dan color a mi vida… Y ya hasta el verano… si no me surge algo antes…

Sin embargo, esta vez fue diferente y no por algo circunstancial o esporádico, sino por un hecho que tarde o temprano se veía venir: me he hecho mayor… je, je, je… y mis padres ya no me trataban como a una niña, y las conversaciones ya eran serias y trascendentales, y las bromas y los chistes ya no resultaban tan inocentes… y mis guapos hermanitos, grandotes y con voz grave llena de gallos y el rostro repleto de granos, me miran de forma distinta e incluso con un poco de reparo… Y entonces descubrí algo de todos ellos que yo intuía, pero que jamás antes supe ver: también eran unos seres humanos como todos… ¡Increíble!

Ocurrió que les comenté mi colaboración en esta página y que debía buscar una canción y un tema para este mes a lo que, sorprendentemente, mi padre se interesó bastante y comenzó a hablarme de grupos, cantantes, canciones y temas que yo jamás hubiera pensado que él conociera. Entusiasmada ante este milagro, me dejé llevar por la corriente y descubrí que ambos, ¡incluida mi madre!, poseían una sapiencia musical mucho más vasta de la que yo jamás hubiese sospechado… Y aquella tarde supe que él había peinado rastas y ella vestido minifaldas y escondía tatuajes, que se habían conocido entre los vapores de maría en algún macroconcierto y que habían viajado hasta ciudades lejanas sólo por ver en directo a algunos melenudos que hacían furor en su época… e incluso en la nuestra…

Y así, mi padre, tan generoso como siempre, me prestó la idea de este mes: “¿Conoces a Bob Marley?”- Preguntó. “¡Papá, por Dios! ¿Quién no conoce a Bob Marley?” – Respondí con mucha dignidad ofendida. “Tu abuela, por ejemplo.” … Pero debo decir que incluso en este punto tengo mis dudas…

Nació Bob Marley, cuyo nombre real era el de Robert Nesta Marley Booker, en un pequeño pueblo, Nine Mile, que debía su nombre a que solamente ocupaba nueve millas, al Norte de la paradisiaca isla caribeña de Jamaica, a escasos tres kilómetros de la capital, Kingston, un 6 de febrero de 1945. Hijo de una jovencita del lugar, Cedella Booker, quien tenía 17 años cuando quedó embarazada de Bob, prendada por el uniforme de la infantería de marina inglesa que vestía su padre, llamado Norval Marley, uno de los escasos jamaicanos blancos procedente de una familia colonial llegada de Essex, bastante más mayor que ella y al que su hijo prácticamente ni conoció. Este hecho tuvo como resultado el color indefinido que Bob lucía en su piel y que le acarrearía las burlas y desprecios por parte de los negros como de los blancos, porque cuando se es mestizo, no se pertenece del todo a ninguna parte…

Su infancia fue rica en pobreza y miserias, con su madre trabajando de sol a sol para sacarlo adelante en una casa donde no había ni agua ni electricidad. Pero nada de esto le preocupó a Bob quien siempre sintió indiferencia hacia cualquier tipo de discriminación, tanto racial como económica y, cuando le preguntaban, él siempre decía ser negro porque era la única parte de su origen familiar del que había recibido amor.

Y hablando de amor, Cedella se enamoró de otro hombre, el cual tenía otro hijo, Bunny Wailer, el mejor amigo y compañero de Bob con el que, además de compartir una hermana, participaron en un mismo destino dentro de la música.

Bob y Bunny viajaron a la capital para buscarse la vida y allí conocieron a Peter Tosh (Winston Hubert McInthos) con quien formaron el grupo Wailing Wailers (gritos de protesta) y a partir de ese momento ya entra en la historia de la música de la que os hablaré en otro artículo… porque aquí nos vamos a detener solamente en una canción, “Redemption Song”, la cual, como su título indica, es un grito de libertad y un canto a la vida:

“Los viejos piratas, sí, me robaron; fui vendido a los barcos mercantes, minutos después de que me cogieran del pozo sin fondo. Pero mi mano fue hecha fuerte por la mano del Todopoderoso. Avanzamos en esta generación triunfantemente. ¿No me ayudarás a cantar estas canciones de libertad? Pues son todo lo que he tenido siempre: canciones de redención, canciones de redención. Emancipaos de la esclavitud mental; nadie salvo nosotros mismos puede liberar nuestras mentes. No tengáis miedo de la energía atómica, pues ninguno de ellos puede parar el tiempo. ¿Por cuánto más matarán a nuestros profetas, mientras nos quedamos a un lado y miramos? ¡Oh! Algunos dicen que es sólo una parte de eso: tenemos que completar el libro…”

“Redemption Song” apareció en el álbum Uprising, que fue el último de Bob Marley & The Wailers. Bob escribió este tema en 1979 y ya sabía que iba a morir del cáncer que le consumía… Este tema es diferente del resto de los de Bob porque tiene cierto aire folklórico y es una grabación acústica donde destaca la voz del cantante, simplemente acompañada de la guitarra y sin ningún acompañamiento orquestal.

La letra de la canción se basa en los ideales del movimiento rastafari, una corriente surgida en los barrios marginales de Kingston en la década de los años treinta del pasado siglo, este pensamiento se basa en ideales tanto socio-culturales como religiosos y tuvo mucho éxito entre la población negra más desfavorecida, descendiente de los esclavos africanos quienes reivindican, además de sus derechos sociales y políticos, una vuelta, más metafórica que real, al origen, al África de donde procedían y, para ello, crearon un mundo de fantasía donde su principal icono era, ni más ni menos, que el dictador etíope Haile Selassie I, al cual consideraban como una reencarnación de Dios… Pero de esto, vuelvo a repetir, hablaremos más detenidamente en el artículo correspondiente.

Esta canción ha sido catalogada por la revista Rolling Stone como una de las mejores de la música popular de todos los tiempos… afirmación, como siempre, bastante arriesgada…

El caso es que ésta fue un canto de despedida, como el del pájaro espino, basada en la doctrina rastafari de amor, igualdad y comprensión que predicaba el pastor jamaicano Marcus Garvey. Aquí Bob Marley, en sus últimos días, puede exponer sus más profundos sentimientos y por ello lo hace de una manera incluso intimista, como si hablara consigo mismo, como si fuera una mera reflexión, por lo que, a pesar de los temas típicos que todo el mundo encuentra en ella, como la esclavitud, la libertad, etcétera, podemos encontrar algo mucho más profundo, sobre todo cuando dice: “Emancipate yourselves from mental slavery; // none but ourselves can free our mind.” (Emancipaos de la esclavitud mental;/ nadie salvo nosotros mismos puede liberar nuestras mentes). Donde tal vez Bob, en esos momentos, estuviera más allá del bien y del mal, más allá de toda atadura terrenal, más allá de cualquier pasión, porque ya era consciente de su propia muerte inminente y podía pedir esa libertad suprema sin miedos ni ataduras…

Old pirates, yes, they rob I; 
Sold I to the merchant ships, 
Minutes after they took I 
From the bottomless pit. 
But my hand was made strong 
By the ‘and of the Almighty. 
We forward in this generation 
Triumphantly. 
Won’t you help to sing 
These songs of freedom? – 
‘Cause all I ever have: 
Redemption songs; 
Redemption songs.
Emancipate yourselves from mental slavery; 
None but ourselves can free our minds. 
Have no fear for atomic energy, 
‘Cause none of them can stop the time. 
How long shall they kill our prophets, 
While we stand aside and look? Ooh! 
Some say it’s just a part of it: 
We’ve got to fulfil de book.
Won’t you help to sing 
These songs of freedom? – 
‘Cause all I ever have: 
Redemption songs; 
Redemption songs; 
Redemption songs.
Emancipate yourselves from mental slavery; 
None but ourselves can free our mind. 
Wo! Have no fear for atomic energy, 
‘Cause none of them-a can-a stop-a the time. 
How long shall they kill our prophets, 
While we stand aside and look? 
Yes, some say it’s just a part of it: 
We’ve got to fulfill de book. 
Won’t you help to sing 
These songs of freedom? – 
‘Cause all I ever had: 
Redemption songs – 
All I ever had: 
Redemption songs: 
These songs of freedom, 
Songs of freedom.
Entradas creadas 277

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicaciones relacionadas

Comienza escribiendo tu búsqueda y pulsa enter para buscar. Presiona ESC para cancelar.

Volver arriba