Paredes que hablan de poesía

«The sweeper», de Banksy

La ciudad es un libro abierto, un escaparate cultural por el que deambulan millones de personas. Sus calles, un banco, el tronco de los árboles, las paredes de los edificios… pueden ser el soporte para una difusión cultural masiva, directa y gratuita. De esta forma, el museo deja de ser un espacio cerrado, inalterable y erudito que es mirado desde la distancia, porque se saca al lugar común, se abre, se puede alterar y se humaniza. Banksy es el ejemplo prototípico, el que ha llevado estas fórmulas a su máxima expresión, porque su arte nace en la ciudad, es propiedad de la ciudad, se encuentra por la ciudad y se crea para la ciudad.

Acción poética de Chaco

La poesía, que no es ajena a estos nuevos espacios postmodernos de expresión, ha logrado adaptarse a ellos. Los colectivos más importantes en esta línea son las acciones poéticas, que a través de pintadas en las paredes con versos creados por ellos mismos o de poetas reconocidos tratan de difundir la poesía entre los ciudadanos. El germen se encuentra en Tucumán, aunque la verdadera difusión se dio en Monterrey gracias a la figura de Armando Alanís Pulido, quien, tras entrar en contacto en Argentina con las primeras agrupaciones, decidió trasladar su filosofía a Monterrey, creando el grupo más prolífico. Desde aquí, la expansión al resto de América Latina fue casi inmediata gracias, en parte, al impacto en las redes sociales más importantes.

Un rápido vistazo a las páginas de Facebook de las acciones poéticas más relevantes es significativo para descubrir hasta qué punto estas han contribuido en su propagación alrededor del mundo:

Acción Poética de Tucumán (Argentina): 72.713

Acción Poética de Monterrey (México): 173.323

Acción Poética de Colombia: 45.800

Acción Poética de Chile: 24.657

Acción Poética de Tijuana (México): 6.630

Acción Poética de Perú: 2.661

Acción Poética de Chaco (Argentina): 5.237

Acción Poética Salta Capital (Argentina): 6.616

En España existe una Acción Poética bastante menos conocida, además son interesantes las pintadas de Neorrabioso alrededor de Madrid.

Acción poética de Tucumán

Pero ¿por qué pintar poesía en los muros?, ¿por qué no hacerlo con fragmentos de novelas? Armando Alanís Pulido responde: “En México las editoriales que publican poesía hacen tirajes que van de los quinientos a los tres mil ejemplares, y una burda pintada en una de las principales avenidas de la ciudad de Monterrey, puede ser leída por trescientas mil personas diariamente.”  La gran mayoría de editoriales, en su constante búsqueda del máximo beneficio económico, vieron en la novela, principalmente en aquella de lectura sencilla, de aquí te pillo aquí te mato, un filón y la gran mayoría se lanzaron, obnubiladas por una fiebre del oro literario, hacia el lejano y árido oeste del best-seller. La jugada les salió bien y se convirtieron en el barrio rico, mientras que aquellas que permanecieron fieles a las obras más representativas de la “alta cultura”, pese a ser relegadas a los barrios obreros de la periferia, todavía encontraron cierto reconocimiento popular. Por tanto, ¿para qué difundir lo difundido? Es la poesía la que necesita un empujón ambicioso, que no utópico, para salir de los barrios marginales en los que se encuentra a efectos de difusión sin pretender llegar al nivel alcanzado por sus primos hermanos. Esta auténtica poesía urbana promulgada por las acciones poéticas, contribuye a una difusión no mercantilista de la poesía que ayudará, con toda seguridad, a aumentar el número de consumidores. Atención, no se reclama una poesía de best-seller que haga las delicias de los lectores pasivos, hecho que ya se está dando en España, sino que se quiere alcanzar una situación no precaria. No enriquecerse a costa de la poesía, sino poder expandirla como elemento cultural, como disparador de la reflexión personal que ayude al individuo y, por lo tanto, a la sociedad a establecer unos cimientos críticos en que basar su entendimiento y comprensión del mundo. Parafraseando a Bourdieu: dar forma sensible a las consecuencias invisibles de las políticas neoliberales.

Acción poética de Monterrey

Para ello, qué mejor forma que llevar la poesía ante la gente, sacarla de estanterías y bibliotecas para ponerla ante los ojos del respetable. Si Mahoma no va a la montaña… Ello supone una transgresión en el canal de emisión y recepción y una socialización del objeto artístico. A su vez, lo convierte en un hecho participativo, todo el mundo puede crear y promover: la poesía deja de ser labor de una élite olímpica y desciende a la polis. Así, pierde verticalidad y gana horizontalidad: del pueblo para el pueblo, eso sí, sin dejar de reconocer el mérito a los grandes de las letras, de ahí que muchos versos pintados sean obra de poetas reconocidos.

Acción poética de Tijuana

Y es que la ciudad, aparte de ser lugar público en sentido etimológico es, en palabras de Pulido, “un poema de versos tan interminables como sus calles”.

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