Tu risa, de Pablo Neruda

Un artículo de Antonio Cruzans

Quítame el pan si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.
 
No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de plata que te nace.
 
Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mí
todas las puertas de la vida.
 
Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle,
ríe, porque tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.
 
Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.
 
Ríete de la noche,
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete de este torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
porque me moriría.

Pablo Neruda, cuyo nombre real era el de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, nació en la pequeña ciudad de Parral, ubicada en la VII Región del Mule, Chile, un 12 de julio de 1904 y falleció en Santiago, la capital de la nación, el 23 de septiembre de 1973. Está considerado como uno de los mejores poetas del siglo XX, habiendo recibido, entre otros muchos reconocimientos, el Premio Nobel de Literatura en 1971, siendo así mismo muy conocido por su actividad política como miembro del Partido Comunista Chileno, lo que le acarreó no pocos disgustos y problemas además de ejercer de embajador en Francia y haberse aventurado a  presentarse a unas elecciones para presidente de su país. Pero sobre todo, a Neruda se le conoce mundialmente por sus poemas de amor donde el poeta se reconoce en todo su esplendor y donde brilla con una luz propia en algunos momentos cegadora.

“Tu risa” forma parte de su libro “Los versos del capitán”, más concretamente a la primera parte del mismo “El amor”, poemario éste escrito enteramente durante su exilio en la isla italiana de Capri y dedicado a su tercera mujer, Matilde Urrutia, siendo editado en 1952.

La poesía de Neruda se basa en su originalidad en el lenguaje lograda gracias a la relación ágil e inesperada de sustantivos y adjetivos creando de esta forma imágenes sorprendentes de una belleza espontánea e insospechada, como podemos observar en “Tu risa”, donde la sencillez aparente no es casual sino producto de una elaboración concienzuda y deliberada, pero, al mismo tiempo, también se sustenta en su característica sensibilidad, en su actitud hacia el mundo, en su compromiso con la vida y su emoción ante todo lo bello.

El poema está compuesto en versos heptasílabos, siete sílabas, y sin rima definida, de esta forma las ideas se estructuran en frases rápidas, ligeras, como surgidas de pensamientos espontáneos, sinceros, carentes de premeditación.

La primera estrofa consta de tres versos y en ella prevalece el verbo “quitar” en forma imperativa, tanto en forma positiva como negativa, y tres sustantivos en juego de contraposición: “pan” y “aire” frente a “risa”, dejando claro desde el principio que para el poeta es más necesaria la risa de su amada que elementos tan básicos para la vida como son el aire o los alimentos.

La segunda, compuesta de seis versos, solamente tiene una forma verbal principal que coincide con la anterior y aparece en el primer verso estando omitida en el resto. Los elementos que ruega no le sean quitados son todo sinónimos de la risa mediante metáforas de asociación casi inverosímil: la rosa (= risa), la lanza que desgranas (= risa), el agua que estalla en alegría (= risa) y la repentina ola de plata que te nace (= risa)… ¿En qué conexiones misteriosas se agarra el poeta para realizar estas comparaciones de la risa?… Son difíciles por lo subjetivas, pero podemos ponernos en su piel y recrearnos en las diferentes imágenes que nos evocan y tratar de encontrarle las conexiones con la risa de la mujer amada.

La tercera estrofa, de ocho versos, se realiza en una oración compuesta adversativa, pues si en la primera parte habla de la dureza de su lucha cotidiana y de su cansancio existencial, en la segunda se explaya en lo reconfortante que es para él su risa: abre para mí todas las puertas de la vida… Su risa es el reposo del guerrero…

De nuevo se repite la estructura de ocho versos en la cuarta estrofa, donde pide a la amada que ría en los momentos más críticos para él porque de ella conseguirá las fuerzas y las armas para seguir su lucha vital: porque tu risa será para mis manos como una espada fresca… Es el apoyo del hombre, la recompensa y la meta de cada día…

En la quinta estrofa, también de ocho versos, exige que su risa sea el estímulo tanto para el otoño (= madurez), como para la primavera (= juventud) y las comparaciones metafóricas vuelven a aparecer con fuerza: cascada de espuma, flor azul, patria sonora… Neruda siempre tuvo dos patrias, la espacial, Chile, y la espiritual, el amor y es este el caso de la risa de su amada que es para él la alegría, la espiritualidad y el hogar donde refugiarse.

Y concluye el poema con una estrofa de catorce sílabas y le pide que ría, que ría de todo, …de la noche, del día, de la luna, …de las calle torcidas de la isla (Capri), … de este torpe muchacho que te quiere (él mismo), terminando igual que comenzó, rechazando todo lo necesario para la vida porque para el poeta lo único realmente imprescindible para vivir es su risa.

En “Los versos del capitán” Neruda va recorriendo el cuerpo de Matilde, sus diferentes peculiaridades, sus distintas facetas y características personales así como los múltiples estadios del proceso del amor temporal y en constante evolución: el amor, el deseo, las furias, las vidas, las germinaciones… considerando este sentimiento universal como un camino que se debe recorrer etapa por etapa y extrayendo de cada una de ellas los destellos que le acerquen más a la persona amada, en este caso la risa, la alegría, la dicha y la ausencia de sombras o fantasmas que se desvanecen cuando escucha el sonido cristalino que le llena de vida.

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