Meditaciones.

Amén.

Dicen que las leyes físicas y químicas son las que hacen mover la vida y a su vez el universo, pero, sin duda, detrás de toda la trastienda cósmica y todo el contexto de la propia existencia hay algo que, aunque parezca escondido en alguna dimensión para nosotros inalcanzable… ese misterioso algo está y obra prodigios, por eso:

Cuando la luz del sol rompa la intimidad del alba y el cielo y la tierra se unan en el eterno idilio de la mañana, es que Dios está Ahí.

Cuando el viento recorra con su libertad los cuatro puntos cardinales y mueva las nubes, las olas del mar y las hojas de los árboles, ese murmullo será la voz de Dios que está ahí.

Cuando el mar conquiste con la complicidad de las olas, llevando en sus rizos armonías y esperanzas a la orilla de la playa, será la caricia de Dios que está ahí.

Cuando la prontitud de la tarde se lleve al día por el horizonte por donde muere el día, y la noche deja al descubierto la gran obra de la belleza y misterio del firmamento con toda su gigantesca fuerza, y el constante titilar de estrellas, planetas, galaxias y la inmensidad celeste, será que Dios está ahí.

Cuando en el diario recogimiento del descanso, los pensamientos nos lleven a buscar la intimidad, más los sentimientos afloren haciendo asomar alguna lágrima y los obstáculos jalonen el camino de nuestra vida, es el momento que el corazón necesita la invitación del alma para elevar una oración, y que la Luz no nos deje de alumbras… será que Dios siempre estará ahí.

Amén.

Arriba.

Por las andaduras de la noche me he dejado llevar, como aquel que se deja mecer por las olas del mar; no sé a dónde me van a llevar, ni si quiera a dónde irán a parar, entonces me di cuenta de que la belleza inmensa del universo estrellado, allí, en lo alto, se puede contemplar el pasado, el presente y el futuro.

Y vi cómo ese inmenso tapiz celeste se reflejaba sobre el mar.

Era como estar entre dos universos, era como hacer realidad la máxima alquimista: “lo que está arriba es igual a lo que está debajo”.

Ayúdame

Ayúdame

a buscar a este hombre, dicen que últimamente lo han visto en las largas colas de los hombres y mujeres que buscan trabajo,

en las largas esperas de las familias en busca de comida en los centros sociales,

también en las de aquellos que esperan pacientes en las esperas de los hospitales,

tratando de salvar a aquellos que han caído en la execrable lacra de los mercadillos de drogas,

en las trincheras de los soldados que luchan en las guerras, sin saber por qué lo hacen…

lo han visto con los cientos de niños abandonados, con las mujeres maltratadas y con todos los marginados,

está visto que ÉL no cambia, sigue y sigue, pues en verdad que su gean AMOR los pierde…

Ayúdame

a buscarlo, necesito decirle que lo amor y que confío en ÉL.

Mientras lo encontramos, que Él os bendiga.

Lentamente

Lentamente se marcha esta tarde de otoño
cubierta por un inmenso manto gris pardo,
mientras las jóvenes y diminutas gotas de lluvia
son arrastradas por la gravedad
en busca de su corta existencia,
mientras a través del cristal,
busco inspiración de la musa de turno,
pues tardes como estas quisiera escribir verso alguno…
tarde otoño fría y lívida,
cuántos recuerdos me traes.
Los bellos momentos

Cuando las rosas se abren en las frescas mañanas
de la primavera,
son bellos momentos.

Cuando la tarde deja el día
para refugiarse en el hermoso ocaso
de los atardeceres de marzo,
son bellos momentos.

Cuando una estrella cruza fugaz la noche
para perderse en su infinito,
llevándose en su estela sueños y deseos,
son bellos momentos.

En los días que parece que no entiendes
el porqué de las cosas
y recibes el experto consejo de un anciano,
son bellos momentos.

Cuando la monótona rutina del tiempo
es rota por la risa de un niño,
son bellos momentos.

Cuando tú y yo nos encontramos
en el prólogo del primer beso del día,
y tú me dices: amigo,
y yo te digo: amiga,
son bellos momentos.

Cuando te abaten las circunstancias
y acucian las angustias,
y una voz amiga o anónima
te dice: aquí estoy:
son bellos momentos.

Cuando en un instante sientes
la necesidad de susurrar una oración
y solo puedes decir: gracias, Señor,
son bellos momentos.

Cuando las gotas de lluvia se deslizan
por las hojas de los árboles
hasta su destino final,
y el cielo gana la batalla a la tormenta,
y un arco iris une cielo y tierra,
son bellos momentos.

Cuando una mano estrecha la tuya
y las miradas se encuentran
en el cénit de la sinceridad,
son bellos momentos.

Cuando una sonrisa llega a tiempo,
una caricia en el instante preciso,
unas lágrimas afloran la emoción,
un guiño te motiva,
la caída de las hojas te inspira
u oír la quietud del silencio te alivia,
son bellos momentos.

Cuando contemplar como las olas cruzan
la frontera entre el mar y la playa
para acariciar la orilla
y revolotear por la arena,
son bellos momentos.

Son bellos momentos,
ahora,
en este instante en que escribo,
sin saber lo que la vida nos depara…
Sí, hay un tiempo
y desconocemos el final,
pero debemos vivir todas sus circunstancias,
todos esos bellos momentos que todavía nos quedan.

Escribir esto también ha sido
un bello momento.
Meditación

Cuando la vida se despoja del tiempo,
comienzan a voltear las campanas
en la torre del olvido…
es cuando el alma comienza el ansiado
y prometido viaje a la dimensión eterna,
cuando cruza el umbral de lo real a lo ingrávido,
donde no existen las palabras,
ni los gestos,
ni las cómplices miradas,
solo el alma modifica los sentimientos,
los pensamientos
y los deseos
en hermosas vibraciones viajeras
a través del éter del amor,
mientras nuestro verdadero yo
es absorbido por la infinita luz
de Dios.
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