Un poema de Antonio Colinas

Ahora estarás allí, junto a la plaza 
de mi infancia, la de los sueños ciertos; 
ahora que es invierno y ya no hay 
las acacias de entonces, las músicas de entonces. 
Pero aún podrás ver los mismos cielos 
fríos y de un azul fosforescente 
sobre las mismas cúpulas y torres. 
Y la fuente, con nieve y con escarcha, 
quizá reflejará estrellas hondas 
como tú y distantes 
como yo. 
Son las mismas de entonces, las heladas 
y puras de tu infancia y de mi infancia. 
En ellas reconócete, en ellas 
reconóceme ahora que no estoy. 
Nosotros 
aquí quedamos arrojando el tiempo 
– la plaza y su fuente, la nieve de los astros – 
en la hoguera de tu ausencia.

Antonio Colinas es un poeta español cuya obra poética es considerada una de las más personales y valiosas de la poesía española actual. Su poemario “Libro de la mansedumbre” es uno de los más destacados de su producción, en el que explora temas recurrentes en su obra, como el silencio, la luz, y la interconexión entre el individuo y el mundo natural. Su poesía se caracteriza por su lirismo y su capacidad para evocar imágenes vívidas y emociones profundas, donde a menudo refleja una búsqueda de armonía y equilibrio.

El poema que aquí propongo, pertenece a este libro y se divide en tres partes, cada una con una sensación diferente:

En la primera parte, el hablante parece estar recordando un lugar de su infancia, específicamente una plaza, y los sueños que tenía en aquel entonces. La mención del invierno y la ausencia de las acacias y las músicas de su pasado sugiere un cambio de tiempo y una pérdida de lo que una vez fue familiar y querido. Los versos evocan una sensación de nostalgia y anhelo por el pasado, como se puede ver en la anáfora de “las acacias de entonces, las músicas de entonces”.

En la segunda parte, el hablante parece estar dirigiéndose a alguien que está lejos, quizás tanto física como emocionalmente. Sin embargo, a pesar de esta distancia, hay elementos que los conectan: los “mismos cielos fríos y de un azul fosforescente”, las “mismas cúpulas y torres”, y la fuente que refleja las estrellas. La imagen de la fuente con nieve y escarcha que refleja estrellas “hondas como tú y distantes como yo” es particularmente poderosa. Sugiere una especie de espejo o paralelismo entre el cielo estrellado y las personas a las que se refiere el poema. Aunque están separados, hay una conexión profunda y significativa entre ellos, reflejada en el mundo natural que los rodea. Esta imagen es un ejemplo de símil, una comparación explícita entre dos cosas utilizando “como” o “cual”.

En la tercera parte, el hablante parece estar recordando un tiempo compartido con alguien, posiblemente durante su infancia, y está invitando a esa persona a recordar también. La imagen de “arrojar el tiempo” en “la hoguera de tu ausencia” es particularmente conmovedora. Sugiere una especie de ritual de despedida o de duelo, en el que los recuerdos del pasado se consumen en el fuego de la ausencia de la otra persona. Esta imagen es un ejemplo de metáfora, una comparación implícita entre dos cosas que no son literalmente aplicables. Además, la repetición de la palabra “infancia” y la referencia a “las heladas y puras” sugieren una inocencia perdida y un deseo de volver a un tiempo más simple y puro. Estas palabras forman parte de otra anáfora, una repetición de palabras o frases al comienzo de versos consecutivos: “Son las mismas de entonces, las heladas y puras de tu infancia y de mi infancia”.

Tras todo lo dicho, parece que el poeta, Antonio Colinas, está intentando evocar una sensación de nostalgia y añoranza por el pasado a través de sus versos, invitando al lector a recordar un tiempo y un lugar compartido, y a reflexionar sobre la pérdida y el paso del tiempo. Así mismo, parece estar explorando la idea de la distancia y la separación, así como la conexión persistente que existe a pesar de estas barreras. Por medio de imágenes como la plaza de la infancia, los cielos fríos y azules, y la fuente que refleja las estrellas, el poeta crea una atmósfera de melancolía y belleza, que se ve reforzada por el uso de diversas figuras retóricas, como la anáfora, la metáfora, el símil y el hipérbaton (una alteración del orden lógico o gramatical de las palabras, como en el caso de: “ahora que es invierno y ya no hay las acacias de entonces, las músicas de entonces”).

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